Parte 35

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Newt.

Al día siguiente, todo iba transcurriendo normal. Charlotte y yo habíamos despertado justo después de que se asomara la puesta de sol y comenzamos a caminar por la carretera como 4 horas, sin descanso alguno. Más adelante, a nuestra vista, se pudo observar un tienda que parecía abandonada. Más bien era como un mini supermercado por el letrero algo borroso y destruido tirado en el piso que decía "minimarket Julie"

Se suponía que todo iba bien.

Iba.

Pero los síntomas de la llamarada comenzaron a afectarme una vez más. Camine a paso lento cuando todo a mi alrededor se volvió irreal y me empecé a marear cada vez más y más. Trate de mantener la compostura firme frente a Charlotte, quien iba unos pasos más adelante que yo.

—¿Estas bien?—pregunto ella, girándose hacia mi con cara de preocupación. No sabia que cara tenia yo en esos momentos, pero por su expresión, no era una muy buena.

—si, estoy bien—mentí—. Caminemos hacia la tienda para buscar comida.

Charlotte asintió y siguio caminando. De vez en cuando se giraba para comprobar como seguía.

Con cada paso que daba. Los mareos, las náuseas, y la disociación: empeoraban. Agregando que más síntomas aparecían.

Al mirarme la mano, me di cuenta que temblaba.

«Oh no...no no no»

Este era otro episodio de los peores.

Seguimos caminando hasta que llegamos a la tienda y nos adentramos. Latas de comida y bebida estaban desparramadas en el piso, al igual que bolsas de comida chatarra como papas fritas.

Un pitido en el oído, seguido de el jodido dolor punzante detrás de los ojos, me ataco nuevamente. Este dolor detrás de mis ojos avanzo hacia mi nuca y otra vez hacia delante, como un péndulo. Cerré los ojos con fuerza, como si pudiera reprimir el dolor.

Alguien me toco el brazo. Charlotte.

—¿Newt? ¿Qué pasa?—pregunto ella.

No dije nada en un buen rato. Todo empeoraba y no sabia como controlarlo. Ni siquiera sabia como no preocupar a Charlotte, quien ya estaba lo bastante preocupada por culpa mia.

«soy un maldito desastre»

Mantuve los ojos cerrados. Hablar me demandaba un esfuerzo descomunal, por lo que las palabras que brotaron de mi boca se sintieron como un susurro ahogado.

—solo necesito sentarme.

Pude sentir las manos temblorosas de Charlotte posarlas alrededor de mi cintura. Dimos uno, dos, tres, cuatro pasos antes de decirle que me iba a sentar en el piso haciéndolo con ayuda de ella, quien temblaba más que yo. Y aunque estuviera con los ojos cerrados, podía sentir y escuchar sus latidos del corazón latiendo muy rápido, sus ojos llorosos y su expresión con mucha preocupación. Seguido de el sonido de alguien destapando una botella.

Abrí un poco los ojos pero la claridad que entraba por las ventanas rotas y algunas trizadas, hacia que empeorara el dolor y los síntomas. Bebi toda el agua sin respirar. Luego inhale y exhale varias veces para compensarlo. La ira, esa neblina que me había consumido en el salón de bolos, estaba empezando a atravesar mis tejidos y huesos una vez más. Mi vista se empezó a nublar otra vez, pero no cerré los ojos. No tenia ningún motivo para estar furioso. Ninguno.

La neblina, y los mareos hacia difícil mantenerme consciente. Tenia que mantenerme despierto o al menos intentarlo. Tenia que hacerlo por Char, quien ya había vivido muchas cosas atroces, y no quería sumarme a esa lista. Pero tarde o temprano: si estaría en la lista de cosas traumáticas vividas por Charlotte.

No te vayas de mi ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora