Kaveh y acostumbrarse a la rutina en la Corte de Fontaine no eran dos cosas que fueran juntas en una sola oración. A pesar de ser naciones vecinas, la vida citadina era mucho más ajetreada que en su ciudad natal; y dudaba poder adaptarse a un ambiente tan agitado y con tanta prisa, por lo que se encontraba muy agradecido de tener un boleto de avión listo para regresar a Sumeru en dos semanas más.
Aunque de que estaba al lado de su madre desde hacía un mes ya, extrañaba su hogar en sobremedida. Sus amigos llamaban y dejaban mensajes en su celular como locos, incluso, para su sorpresa, había recibido varios textos de Scaramouche.
El único nombre que no aparecía entre sus notificaciones era el único que le interesaba leer, pero sabía que era mejor mantener la distancia. Por deseo de ambos, la despedida no tuvo dramatismo y se despidieron apenas con un beso en la mejilla y un abrazo corto. No podía negar que le falta de cercanía esos días había hecho que le temblaran las piernas en el abrazo, pero se habían jurado consideración y espacio.
Espacio que ya no deseaba y consideración que bien podía mandar a tomar por culo, pero una promesa era una promesa. Estar en Fontaine le había ayudado a ganar ambición, a querer ganarse a como diera lugar el corazón del hombre que lo volvía loco sin siquiera intentarlo; pero se reservaba sus intentos hasta que pudiera volver a casa.
— Hijo, te llegó una carta — sonrió Faranak. Aunque quiso husmear y averiguar el origen o el contenido, se limitó a entregarla a su hijo.
— ¿A mí? — comentó extrañado Kaveh y levantó el sobre rojo, examinándolo —. Es raro. Nadie sabe que estoy en esta dirección, solo Tighnari y Albedo.
— No sé, mi amor — la mujer se sacudió las manos y se dirigió a la sala de estar, que parecía más bien un taller artístico —. Estaré trabajando en la fachada, mientras tú puedes averiguar qué es eso.
— Mm, no me tardo — negó, yendo a la habitación donde se estaba quedando —. Tengo ganas de seguir en el proyecto, aún me parece impresionante que el señor Neuvillette haya puesto un proyecto tan importante en nuestras manos.
— No estes tan impresionado, mi niño — Faranak ató su cabello y se estiró con cuidado para pasar las siguientes horas perfeccionando el trabajo —. He sido arquitecta desde hace veintiséis años, algo he de haber aprendido. Y no es por presumir, pero soy muy buena, y mi hijo también.
Kaveh sonrió y se adentró a la habitación, dispuesto a averiguar el contenido de la carta.
"A mi querido rubio (sorprendentemente natural)"
El chico largó una risa de incredulidad y revisó la fecha, 4 de enero. El calendario marcaba 31 del mismo mes, por lo que haciendo cuentas, fue escrita tres días después de partir de Sumeru y demoró veintisiete en llegarle.
"Me juré a mí mismo no enviarte mensajes o llamarte, ni tratar de saber de ti por nuestros amigos. Lástima que tenga falta de compromiso conmigo mismo y que haya encontrado un hueco en mi lógica; pues nunca me prohibí escribirte una carta.
Ahora, no sé si termine por enviarla. Aunque han pasado apenas tres días de que te fuiste, la casa se siente como si estuviera abandonada desde que se construyó.
Ayer visité un bar con Dehya y Candace y sucedió que me encontré con nuestros amigos celestiales que conocimos en Liyue. Venti es una persona algo persuasiva, y cuando se enteró que pasamos la luna de miel en su nación, insistió en ver el desenlace de todo esto. Cuando uno está borracho, hasta las tonterías que dice ese imbécil suenan bastante coherentes. Y no, no es que haya estado usando su parte racional, simplemente se me fue la mano con el trago.
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De Anillos y Promesas | Haikaveh
FanfictionKaveh ha estado prometido al hijo de los mejores amigos de sus padres, Alhaitham, desde que nació. En profundo desacuerdo con el arreglo y con una relación clandestina que proteger, contrae matrimonio. Parece que lo que pensó que era el final de sus...