El plan
—Aprecio un montón que tengas tantas ganas de ayudarme, Yuka, en serio. Pero esto es... Demasiado.
Mi mejor amiga niega con la cabeza.
—Al contrario, tía. Las claves para conseguir una relación falsa perfecta son la planificación y la atención a los detalles.
—Pero... —intento poner otra pega, pero ella me hace un gesto con la mano para que cierre la boca y desbloquea su móvil para teclear a toda velocidad un mensaje de WhatsApp.
—Wes ya viene para acá —me informa.
Me hundo un poco en mi silla, resignada. E indignada por cómo se ha referido a él por el apodo que supongo que utilizan sus amigos en lugar de su nombre completo.
Desde que anoche le conté que Foster había aceptado fingir ser mi novio, Yuka se ha vuelto loca.
Estuvo cerca de media hora parloteando por teléfono sobre lo mucho mejor que es Wesley comparado con cualquier tío que hubiera podido encontrar en Tinder y no sé cómo, consiguió el número del chico y creó un chat grupal en el que estamos los tres para obligarnos a quedar en la cafetería hoy después de comer.
De modo que aquí estoy, sentada en la mesa de siempre con mi mejor amiga, esperando a que aparezca el retrasado (en todos los sentidos) de mi vecino.
Estaba empezando a pensar que ni siquiera iba a dignarse a venir, con la esperanza de que, como a mí, la obsesión de Yuka por por echarnos una mano le haya parecido excesiva. Pero acaba de confirmarle a ella que está de camino y, en efecto, apenas un par de minutos después lo vemos entrar por la puerta de cafetería y venir a tomar asiento con nosotras como si esto fuera lo que hace todos los días.
Si le sorprende que mi mejor amiga haya inundado la mesa de papeles y hasta se haya traído el portátil para enseñarnos la presentación en PowerPoint que ha hecho, no lo demuestra.
—Sí que os lo estáis tomando en serio —es todo lo que comenta al respecto.
Despego los labios para replicar que por supuesto que sí, que, aunque resulte de lo más inusual, esto no es ningún juego. Pero Yuka se me adelanta.
—Es súper importante que la familia de Sierra se crea que estáis juntos, así que, sí. Nos lo estamos tomando muy en serio.
Asiento, suscribiendo sus palabras.
—¿Puedo preguntar por qué? —inquiere, dirigiéndose a ella.
—No —me apresuro a contestar yo—. Mis motivos para hacer esto no son asunto tuyo. Tú solo tienes que preocuparte de que salga bien.
Sus ojos oscuros me echan una mirada cargada de curiosidad, pero no le da tiempo a responderme.
—Y ahí es donde entro yo —interviene Yuka—. Tenemos que prepararnos a conciencia para que el día de la boda a nadie le quepa duda de que sois una pareja estable, feliz y enamorada. Tenemos dos meses hasta que Mia y Preston se casen para construir la mejor de las mentiras. Os he preparado una carpeta con información del otro para cada uno —añade, tendiéndonoslas—. Y aquí está el plan, punto por punto, que debemos seguir para que nadie descubra la verdad —continúa, pasando la primera diapositiva de su presentación.
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Dime que me odias
RomanceDesde que hace cuatro años se mudó a Alaska, Sierra vive aislada para mantener a raya la culpa y los remordimientos, pero la boda de Mia amenaza con hacer estallar su burbuja de control y secretos. Desesperada, Sierra decide seguir los consejos de...