Capitulo 4

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CARLA

Cada vez que me levanto de la cama me estoy sintiendo muy mal, es difícil de aceptar el hecho de que decidí casarme con mi amigo, con Samuel. No lo hice porque lo quiero, al menos no lo quiero como una mujer debe querer a su marido, sino como un amigo.

A quien realmente sigo queriendo es a Christian, joder.

Es jodidamente raro estar durmiendo en la misma cama con Samuel, siempre me recuerda a que soy una mala persona, la que prácticamente cometió el peor error de casarme con un hombre que puede tener a cualquier otra mujer, pero me quiere a mí.

-Buenos días – susurra Samuel con su voz ronca

Me abraza con su mano, así acercándose más a mí.

Podía sentir calor debajo de las sabanas, pero eso no me hace sentir menos culpa por lo que estaba haciendo, por estar viviendo una mentira.

-Es hora de levantarnos, ¿no? – dije al levantarme de la cama rápidamente

-Carla, yo ya te dije aquel día cuando me propusiste casarnos, ¿lo recuerdas? ¿Recuerdas como te dije que no hay ningún problema y que nosotros tenemos todo el tiempo del mundo para conocernos de esa manera?

Claro que lo recuerdo.

-Es decir, en plan de estar juntos, ¿no? – dije

-Tampoco somos vírgenes, pero lo presiento, no soy idiota, ya sé que entre tú y yo existe una pequeña barrera que nos separa cada vez que me acerco a ti.

Tenía razón, pero yo no podía hacer desaparecer esa barrera.

Esa barrera tenía su hombre y apellido... Christian, su propio hermano.

-No hay ninguna barrera, te lo juro – dije desesperadamente

Perder a Samuel significaría perder a mi mejor amigo de toda la vida y eso no podía dejar suceder.

-Mejor hablemos de otras cosas – decía el

Como siempre, estamos evitando el tema y no sé hasta cuando, pero realmente por primera vez tengo miedo de perder a mi amigo.

SAMUEL

Ya no soportaba la fantasma de mi hermano que seguía cayendo sobre mí, ya es suficiente. Toda la vida tenía que estar soportando el hecho de que mi hermano sea mejor que yo en todo y ademas de que Carla estuviera aun sintiendo algo por él.

-¿En qué piensas tanto? – pregunto mi padre

-Trabajo y en que hacemos todo bien con el contrato.

Mentira.

Mis problemas tienen nombre y apellido, quizás me case con la mujer y el amor de mi vida, pero aun busco la confirmación de que Carla sea solo mía.

-Creo que me iré a casa, decidí que hoy voy a trabajar desde casa, con tu permiso.

-¿Y eso?

-Me gustaría pasar el resto del día con mi esposa, estoy perdiendo mucho tiempo aquí.

-Piensas bien.

Nada es más importante que Carla y la relación que deseo construir con ella.

Cuando llegue a casa la encontré en la cocina, estaba preparando un pastel supongo para cumpleaños de su abuela.

-Hola, preciosa – dije

Decidí dar un paso adelante, no voy a darme por vencido, si sigo pensando que ella realmente este fascinada por Christian, entonces lo mínimo que puedo hacer es tratar a conquistarla.

La abrace por detrás, dándole un beso en el cuello.

-Me asustaste – decía

Da vuelta viéndome sonreír mientras le entregaba las flores.

-Te quería sorprender, decidí trabajar desde casa.

-¿Por qué?

-Te extraño, llámame imbécil o idiota, pero no puedo imaginar ni un solo día sin ti a mi lado.

Me mira con esos ojos verdes llenos de confusión o incluso culpa.

No quería darle tiempo para pensar o reaccionar, solamente me acerque más y la bese profundamente en los labios.

Este será el comienzo de mi primer día de un Samuel decidido a conquistarla, de enamorarla incluso.

Amarte duele - CARMUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora