Capítulo 8

115 11 0
                                    

CARLA

Aunque bebí un poco de vino creo que sabía perfectamente lo que hacía, estaba casi desnuda sobre las piernas de Samuel y besándole apasionadamente en los labios.

-Espera – dice él, deteniéndome

-¿Qué pasa?

-No puedo, no así cuando estás así, un poco tomada – decía

Se levanta del sofá, parece que quiere volverme loca porque un día dice que quiere dar este paso en nuestro matrimonio y ahora todo lo contrario.

-Bueno, no te entiendo la verdad – dije molesta

Él me mira incrédulo, cada vez que me mira así frunce el ceño de esa manera.

-Hace unos días querías y ahora no quieres hacerlo – dije

-Quiero hacerlo cuando tu estés consciente de lo que estás haciendo o por lo menos estar consciente de que quieres estar conmigo, ¿no?

¿A qué viene esto?

-¿Qué quieres decir con eso?

-Lo que oyes.

-Me case contigo, ¿o no?

Es evidente que algo le está pasando, sigue con mal humor y no me gusta para nada.

-¿Por qué te casaste conmigo? – cuestiona

Dios.

-Ni siquiera pienso responder a esta pregunta, Samuel.

Antes de poder irme, él me toma por la mano.

-¿Es por despecho o por lástima? Digo, ¿Cuál de las dos es peor?

No puedo creer que esto está pasando, no podemos estar peleándonos así.

-Me casé contigo porque tú eres tú, a tu pesar y es lo que siempre me gusto de ti.

SAMUEL

Igual los dos nos pasamos un poco anoche, dije cosas sin pensar y dejé que las dudas se apoderan de mí.

-¿Cómo estás? – pregunte

-Me duele un poco la cabeza.

Le di una pastilla para cabeza y un vaso de agua.

-Espero que esto te ayude.

-Gracias.

Tenía que salir de inmediato porque mi papá me llamo a la empresa, suponía que era algo importante.

-¿A dónde vas tú? – cuestiona ella

-A la empresa, el imbécil de Christian de nuevo metió la pata, supongo, es que esa es la novedad... mi papá le dio mi vieja oficina – dije irónicamente

-Quizás esta es la oportunidad de aprender a llevarte bien con tu hermano.

-No estarás hablando en serio, ¿verdad?

Pero su cara sí era seria, más que nunca.

-Todos merecen una segunda oportunidad y es tu hermano, será tu hermano toda la vida.

-Ya, por lo visto aquí, todos se ponen del lado de Christian y no del mío, pero está bien... no pasa nada.

-No, ¿Qué estás diciendo?

-Primero mi papá y ahora tu también, es como si yo fuera la oveja negra de la familia, pero bueno... nunca se sabe, quizás si lo soy tomando en cuenta todos los secretos que está guardando mi familia.

Ella me mira preocupada, pero quizás yo tenía razón y mis esfuerzos no valen absolutamente nada.

-No me gusta que estás hablando así, si algo te agobia me tienes que contar.

-Hablemos cuando llego a casa, ¿sí?

Le doy un beso corto en la mejilla y salí, pero cuando llegue me encontré con mi papá y Christian conversando en su oficina tranquilamente.

-Hola – dije

-Samuel, ven, siéntate por favor – dijo mi papá

Christian me saluda con la mirada, ahora prefiere jugar el papel de buen hermano, pero no le sale bien.

-Mira este informe, has cometido un error – decía papa

-¿Error? ¿Yo?

-Bueno, Christian lo había notado – responde

Claro.

Esto es increíble.

-Dámelo y ya, lo hago de nuevo.

-No es necesario, Christian ya lo hizo, solo quería decirte que tengas cuidado y revisas todo bien, ¿sí?

Estaba sintiendo la rabia de nuevo, no soportaba esto, es como si de noche a la mañana todo mundo se puso en mi contra.

Amarte duele - CARMUELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora