cuatro

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JungKook sabía que la pregunta de Esperanza no se refería solo por curiosidad de Novicia, sino porque de manera indirecta le estaba preguntando hace cuánto no tenía pareja, o más atrevida aun, hace cuánto no tenía sexo, y era casi deprimente decir que apenas recordaba cómo se sentía aquello. No la culparía si sus intenciones detrás de la pregunta eran saber aquello, estaba bien, por lo menos no lo preguntó de la forma descarada en la que se lo hubiera esperado, tenía la intuición de que la chica frente suyo se había esforzado demasiado, y había estado rato buscando las palabras correctas para no decirlo de una forma tan desvergonzada. Aunque, viéndola a los ojos, podía darse cuenta que sería del estilo de chicas que directamente preguntan "¿y hace cuánto no follas?", pero asumía que por estar en un convento, y frente a un Sacerdote, no lo preguntaría de tal forma. Presentía que Kaia era una chica divertida, que debajo de esa ropa se escondía una chica para nada inocente, y se culpó a sí mismo por pensar de esa forma de ella, no solo por juzgarla por su apariencia, sino también por dudar de su pureza. Para ser Novicia no era necesario ser virgen, pero de igual manera, los ojos de Esperanza hablaban mucho por ella.

Y no decían precisamente cosas dulces.

⎯ Terminé con mi última novia hace tiempo ya, si te refieres a eso.⎯ contestó tenso.

Antes de estudiar para ser Obispo, había estado en pareja durante cuatro años, un tiempo bastante largo, y era sorprendente para todos porque JungKook había tenido solo una novia a los quince años, y después conoció a Jisoo, a quien, hasta el día de hoy, consideraba el amor de su vida aún si lo había arruinado todo. Su relación comenzó cuando se cruzaban recurrentemente en el comedor de la facultad, a ese en el que veías miles de estudiantes con cara de dormido y bebiendo café para intentar despertarse un poco, ella era una estudiante de enfermería, muy dedicada a su carrera y apasionada por la misma, quizá eso era una de las tantas cosas por las que JungKook se enamoró de ella, porque ambos tenían como prioridad sus sueños, y en ese caso no habría problemas para cuando el otro debía estudiar. Ella era ese estilo de chica distinta a lo que él se esperaba para enamorarse, tan extrovertida, divertida, le gustaba llamar la atención, y tan charlatana que se preguntaba seguido si no le dolía la lengua por hablar tanto. JungKook hizo con ella lo que no pudo hacer con los demás; abrirse emocionalmente y contar sus miedos, sus pensamientos, y prácticamente exponerse para que ella supiera todas sus debilidades. Pero en eso consistía una relación, ¿no? Saber lo que le duele al otro y ayudarlo en eso para que deje de doler.

Toda la familia de JungKook estaban encantados con ella, su madre amaba salir con Jisoo de compras y juntarse a tomar café, era como la hija que no tuvo. Hasta JiMin se llevaba tan bien con ella que le enseñó a jugar videojuegos, que planeaban fiestas sorpresas para los cumpleaños de JungKook a pesar de que él las odiaba, y, en resumen, era la chica perfecta para él. Fueron cuatro años en los que, por supuesto, tuvieron sus altos y bajos, más que nada cuando comenzaron a vivir juntos y se dieron cuenta de que se habían criado de maneras muy distintas; Jisoo era la menor de la familia y nunca le habían dicho que debía mantener el orden en la casa, por lo que no sabía pasar un trapo, lavar los platos o cocinar, y JungKook tendía a poner música a todo volumen sin darse cuenta de la hora, a hablar fuerte mientras hacía llamadas o mandaba audios, y prácticamente hacer mucho ruido cuando su novia dormía, las pocas horas que podía dormir. Habían logrado resolver sus conflictos, la relación continuó, manteniendo intacto el enorme amor que se tenían y lo muy enamorados que estaban, hasta que llegó el día en el que JungKook reunió el valor de pedirle matrimonio, después de pensarlo mucho, de consultarlo con sus padres y con los de ella, finalmente se lo propuso.

Y fue el mejor día de ambos.

Habían planeado que, después de la propuesta, estarían al rededor de un año organizando la boda, querían planear cada detalle con tiempo, y además de eso, tener un mes de vacaciones antes del evento para poder relajarse y no estar estresados ese día. Los preparativos iban a la perfección; el vestido, las damas de honor, las invitaciones, hasta estaban en contacto con una inmobiliaria para comprar la casa inmediatamente después de casarse legalmente, el departamento ya no serviría para ellos dos, querían agrandar la familia después de terminar sus estudios. Tenían todo planeado, eran una pareja de cuentos de hadas, y JungKook se tranquilizó mucho con eso, pensando que para él existiría el "felices para siempre". Y es que, ¿cómo no pensarlo? Todo iba bien entre ellos, Jisoo era una mujer tan divina, de esas que hasta el animal más mala onda se acercaba a ella porque sentía sus buenas vibras, jamás se esperó que su cuento de hadas se vendría abajo por una noche. Por una sola noche en la que se suponía que ambos se divertirían por separado, manteniendo la fidelidad, como hicieron durante esos cuatro años.

Dear Lord| jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora