⎯ P-padre...
El cuerpo de Esperanza estaba tieso mientras JungKook intentaba reprimir sus carcajadas, ver el pequeño baile que ella había hecho sin ser consiente de su presencia le había divertido mucho, parecía una niña pequeña cuando su madre le daba el permiso para salir a jugar, y ahora que ella esté balanceándose en sus pies mientras escondía algo detrás de su espalda le seguía causando gracia, parecía como si fuera su padre, uno literal. Sonrió desde su lugar, y Kaia sentía que se derretía al ver que sus piernas estaban abiertas, con el codo sobre su rodilla y jugando con sus dedos en su labio inferior, Dios, sentía que la estaba tentando, o invitando a hacer algo, ¿sería muy mal educado tener sexo en el despacho de la Madre Superiora?
Obvio sí, Kaia.⎯ su mente se regañó a sí misma.
Observó la sonrisa de JungKook, una juguetona y divertida, de esas que saben que estás escondiendo algo pero solo te esta dando el tiempo para que seas tú quien lo confiese. Kaia suspiró, no iba a mostrarle que tenía un teléfono, no sabía si Jeon podía ser alguien malo como para quitárselo, aunque teniendo en cuenta que él es una figura de autoridad en el convento, y no sabe la verdadera razón por la cual ella está ahí, le daría el mismo trato que a las otras Monjas y Novicias, por ende le quitaría un aparato que ellas tienen prohibido utilizar. Y ella no sabía si le gustaba o desagradaba que JungKook le diera el mismo trato que a las demás, porque por un lado pensó que podían llegar a ser amigos, porque era más que obvio que entre ellos no surgiría nada romántico, pero por el otro lado pensaba que si él le daba el mismo trato que a sus hermanas podría pasar más desapercibida como Novicia y nadie sospecharía de ella. Quizá tendría tanta buena suerte que hasta Beatrice deja de molestarla.
⎯ Hola Esperanza.⎯ saluda sonriente. Kaia tragó saliva ante eso, no sabía si tomarlo como un gesto atractivo o como el mismo que hacía su madre cuando ella llegaba borracha a la madrugada e intentaba disimular que no bebió ni una gota de alcohol. Claramente su madre siempre se daba cuenta de que estaba tan borracha que ni recordaba su nombre completo.⎯ ¿Qué tienes ahí?⎯ preguntó levantando sus perfectas cejas.
⎯ Yo...eh...⎯ dudó mientras pensaba, no sabía qué excusa decir, pues tenía que ser algo lo suficientemente íntimo como para que él no le pidiera verlo. Rascó su nariz con nervios y terminó mintiendo con lo primero que se le vino a la cabeza.⎯ tampones.⎯ sonríe de forma inocente, JungKook casi estaba traspasando su figura con su mirada, y ojalá sea porque sintiera deseo por ella, pero la realidad era que quería ver lo que escondía. Kaia dejó de balancearse en sus pies y continuó hablando.⎯ Lamentablemente a pesar de elegir el camino de Dios sigo siendo mujer y sigo menstruando.
Esperó a que Jeon se sintiera incómodo, que se refleje una mueca de asco en su rostro al pensar que ella estaba en esos días sensibles del mes, pero solo asintió de forma comprensiva y Kaia pudo respirar con tranquilidad. Siguió analizando su expresión facial, y se sintió ridícula por pensar que lo hacía todavía más atractivo que no muestre asco ante algo tan normal como la menstruación, definitivamente la vara masculina estaba por el subsuelo, con solo eso Kaia ya lo tenía en un altar, aunque desde antes se había ganado el puesto allí, por su belleza y educación. Notó que su estómago se revolvía, y quiso creer que era porque tenía hambre, pero una vocecita en el fondo de su cabeza se estaba burlando de ella, ese zoológico en su panza no se debía a hambre, por lo menos no de comida.
⎯ Si te duele algo puedes hacérselo saber a alguna de las hermanas.
⎯ Claro. Gracias por el consejo, Padre.
Se marchó de ahí después de hacer una corta reverencia, y obvio, esconder el teléfono para que JungKook no pudiera verlo. Suspiró mientras se sentía una idiota, no podía gustar de él, era casi tan prohibido como el hermano de su mejor amiga, esas leyes no escritas que nadie debe romper, bueno, Kaia la estaba rompiendo. No estaba perdidamente enamorada de Jeon, no lo conoce mucho, pero tenía ese presentimiento de que si lo conoce un poco más, que si él es capaz de abrirse y contar algunas cosas de su vida o mostrar su personalidad, terminaría cayendo a un abismo en el que no puede estar. Debía ordenar sus prioridades, y JungKook no era una de ellas, escapar y que unos prestamistas no cobren cuentas con ella era su única prioridad ahora, enamorarse de un Sacerdote definitivamente era mínimo al lado del conflicto en el que estaba envuelta. Aunque...enamorarse de él significaba ser echada del convento, arruinarle la carrera de Obispo a JungKook, y quedar a la deriva en la calle, hasta que la secuestren los prestamistas y ya no se sepa nada más de Kaia Edén.
ESTÁS LEYENDO
Dear Lord| jjk
FanfictieKaia tuvo que escapar de su pueblo después de que unos prestamistas quisieran cobrar cuentas con ella, gracias a su madre fallecida que les pidió dinero hasta el hartazgo. Tenía que crear una nueva identidad, esconderse donde pudiera, y la amiga de...