veinticuatro

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Jeon pasa la mano por su entrecejo con cansancio, eran las once de la noche y anhelaba dormir, pero estaba un amigo de JiMin, y suyo, en casa, por lo que le era imposible poder descansar, sin contar que habían botellas de cerveza encima de la mesa, y eso solo empeoraba las cosas, además de que la conversación tenía pinta de ir para rato. Ese día, cuando llegó del convento, el amigo de ellos, Jay, ya estaba en la mesa junto a su hermano y cuñada, hablando de algo a lo que JungKook no le prestó mucha atención y pasó directo a darse una ducha, su cuerpo apestaba a excitación (aunque solo era una paranoia suya) además de que sus músculos dolían, no quería aceptarlo, pero posiblemente se debía porque hace ya tanto tiempo que no mantenía nada sexual que a la primera su cuerpo terminaba exhausto, es más, tuvo que hacer un esfuerzo enorme para no quedarse dormido en el comedor junto a las hermanas que parloteaban más que unos loros.

Sus mejillas se volvían a sonrojar cuando recordaba lo que pasó con Esperanza dentro de aquel confesionario, como rieron juntos y la forma en la que se besaron al final, casi que con dulzura, y eso hizo latir su corazón con demasiada fuerza, no solo por la emoción, sino también por el miedo a caer nuevamente ante una mujer. Y si, la situación era muy distinta de Jisoo a Kaia, la segunda no podía salir del convento, por ende no iba a traicionarlo ni serle infiel, a menos que se haga lesbiana de un día para otro, pero al instante dejó de pensar en eso, no solo porque sentía culpa al compararlas, sino también porque parecía un adolescente imaginando todo un futuro con alguien que solo compartieron un par de besos y...bueno, eso, ella hizo un poco de trabajo bucal. Dios, hasta le costaba decir que había recibido una mamada después de tantos años, casi lo sentía como si hubiera sido su primera vez.

Claramente no pensaba decirle a nadie lo que ocurrió, no solo porque se pondría en duda su título de Obispo, sino también porque le daba vergüenza admitir que había caído ante los encantos de una chica, porque él mismo sabe que si Kaia hubiera confesado aquello, JungKook la echaba del confesionario y fin, pero él decidió seguir sus instintos, y lo que su calentura le decía, y pues...terminaron en eso. Ni siquiera sabía cómo iba a poder verla el próximo día, no pensó en eso mientras ella mantenía la boca ocupada, simplemente disfruto y su último pensamiento racional fue "la vida es solo una y no puedo perder esta oportunidad". No estaba enamorado de Kaia, que quizá era otra cosa que también lo hacía sentirse culpable, porque recibió un acto sexual, y se besaron, cuando era algo que sucedía entre parejas. A ver, que sea Obispo no significaba que sea tonto, sabía que muchas personas que no eran pareja mantenían relaciones sexuales, incluso siendo desconocidos, y no estaba mal, pero él, perteneciendo a una religión, y ella que también pertenecía a la misma, sabían que esas cosas que ellos hicieron sucedían después del matrimonio, y JungKook estaba más que seguro que ninguno planeaba casarse.

Por lo menos él no.

Nunca lidió con sentimientos de otra persona, siempre fue él el rechazado, por muy triste que suene, pero la verdad era que ninguno de los dos lados estaba bueno; rechazar o ser el rechazado. Se sentiría muy culpable si no pudiera sentir algo más allá de una amistad por Kaia, y que ella esté enamorada, porque ambos sabían lo mucho que arriesgaban al estar haciendo esto, y romper su celibato para que al final no lleguen a nada...además de ser cruel, era una pérdida de tiempo. JungKook sabía que debían detenerse, cuando reúna el valor se lo diría, porque no podían seguir manteniendo un contacto íntimo cuando no eran pareja, y tampoco iba a obligarse a sentir algo por ella simplemente para seguir teniendo sexo. Sin contar que él no podía darle nada siendo pareja, Jeon no es alguien machista, pero como esposo, no permitiría que su mujer trabaje, a menos que ya la conozca en un trabajo estable como era el caso de Jisoo, aunque de por sí con ella era diferente porque antes no pertenecía a una religión que, hablando con la verdad, tenía un poco de machismo. Él ahora no tenía un trabajo que le dé mucho dinero como para poder sacar a Esperanza del convento y darle todo lo que se merece, por lo que, aunque tuviera demasiadas ganas de ello, tampoco tenía los recursos, y antes de llevarla a que viva con JiMin y Lila, prefería que vivan juntos en el convento, escondiéndose de todos.

Dear Lord| jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora