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| Anakin |

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| Anakin |

Entro en la casa de Arman notando que no hay nadie en la cocina ni en la sala, lo cual me parece raro. Me dejo llevar por mi olfato, quedando en frente de la puerta de la habitación de nuestra mate. Por desgracia, estuve ocupado arreglando un poco el desastre que hizo Anakin con la búsqueda de nuestra compañera, además de entrevistar a unos posibles candidatos para que sean los doctores de nuestra mate. Debemos elegirlos con cuidado. Es mejor tenerlos y no necesitarlos que necesitarlos y no tenerlos. Cuando se presente la ocasión en que necesitemos a un doctor especializado en una área, ya debemos haberlo elegido con anticipación. Así evitaremos posibles traiciones e incompetencias. Abro la puerta con cuidado, preparado por si ella intenta escapar, pero el que no estaba preparado era yo al encontrarme con tal escena.

Ella está dormida en su forma humana, su larga melena cubre su rostro y cuello, su espalda está desnuda y descubierta. Por suerte, la manta cubre su cadera para abajo. Mi hermano Antosha está arrodillado justo en frente de la cama viéndola dormir. Trago grueso por el delicioso olor, toda su habitación ya está impregnada de su olor, ella bajó la guardia y ya no oculta su aroma como antes.

«Canela, madera y una pizca de frutos rojos».

Un aroma deliciosamente inusual y que ninguna otra criatura en el planeta podrá emanar. Ese olor es la confirmación de que ella es nuestra mate, la hembra previamente elegida para nosotros.

—Cierra la puerta, no está dormida, finge para que bajemos la guardia —dice Arman a través de nuestro enlace mental.

Lo busco con la mirada y lo encuentro apoyando su espalda contra la pared, en una esquina de la habitación lejos de la cama donde está nuestra mate.

Con cuidado cierro la puerta. No me acerco a la cama, más bien me voy hacia donde está Arman.

—¿Cómo lograron hacer que volviera a su forma humana? —Ya tenía varios días así. Hasta donde sé, nunca había cambiado a su forma humana desde que la encontramos.

—Nosotros no hicimos nada. Ella sola bajó la guardia, aunque algo me dice que fue su loba. La parte humana de ella es más tímida, pero a pesar de eso es la dominante. Su loba se rige a lo que ella dice... esa es mi conclusión. Tal vez no sea correcta —responde sin apartar su mirada de ella.

—Se ve muy frágil. No entiendo cómo ha sobrevivido tanto tiempo como Roger —digo y lo miro esperando una explicación. Él siempre tiene una respuesta a todo.

—No soy Dios, pero no la subestimes. Ya nos ha demostrado lo veloz que es. Ninguno de nosotros podremos igualar esa velocidad cuando ya no esté desnutrida —me asegura.

Siento una presión en mi pecho de solo imaginar que eso suceda. No vamos a dejar de alimentarla por miedo a que huya. Estaría feliz de que hoy mismo se recupere. Lo que no me gusta es que si ella se va en unos pocos meses volvería a su estado actual... si es que sobrevive.

Zinerva: Legado de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora