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26. Cazar

| Alexander |

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| Alexander |

Nos movemos como uno aprovechando la oscuridad de la noche; nuestro pelaje nos ayuda a ser más imperceptibles. Estamos muy cerca del centro de la manada. Tuvimos un golpe de suerte y dos de los Alfas decidieron irse a lados opuestos esta noche; solo hay uno en la casa. A diferencia de lo que pensaban mis acompañantes, esta noche se trata de averiguar qué esconden y por qué es tan importante en vez de seguir buscando a la loba.

Mi lobo está de acuerdo conmigo; sería una buena ventaja. Queremos encontrar a esa loba de cabellos rizados, pero también debemos conseguir una garantía en caso de que algo salga mal. No voy a dejar a mis guerreros; pase lo que pase, me los llevo conmigo.

Nos tardamos una hora más de lo acordado. Tienen buena vigilancia; lástima que hay traidores y tenemos magia de nuestro lado. No pueden olernos; podemos estar a un metro de distancia de ellos y nunca se darían cuenta.

Cuatro de mis acompañantes se separan, un par me sigue hasta cierta distancia. Luego se quedan atrás apenas visualizamos la casa. Es fácil evadir la seguridad cuando sabes dónde están. Por alguna razón, mis ojos van hacia una ventana en específico; no tengo los planos de la casa, no estoy seguro si esa ventana le pertenece a una habitación.

Justo cuando voy a quitar mi mirada, capto un movimiento, pero no es el Alfa Arman o algún guerrero; es la silueta de una joven y pequeña mujer. Aunque apenas puedo ver sus cejas y por pequeños instantes partes de sus ojos, al parecer busca algo para subirse ya que logro verla mejor.

Mi lobo se mueve inquieto en mi interior, arañando y gruñendo. Desea salir, desea acercarse a ella. Lamentablemente, no puedo captar su olor; la casa lo impide, me imagino que algún hechizo.

Solo me quedo embelesado viendo cómo sus rizos se mueven. El color de sus ojos es único; no es un simple marrón claro, tiene tonalidades amarillentas, como tonos miel. Agradezco mi excelente visión. Aunque ella no puede verme desde mi posición, sus ojos buscan algo. Un rato después se cansan y deciden mirar la Luna.

La desesperación me invade junto a mi lobo. Necesito saberlo, exijo sentir el olor de esa musa. Gruño cuando veo que su interés empieza a perderse; debo hacer algo o ella se terminará yendo. Aprovecho el cambio de guardia; tengo una escasa ventana de menos de un minuto.

Salgo de mi escondite para ser visto por ella. Me tenso cuando se hace pequeña; no era la reacción que esperaba, pero no me voy a rendir. Con mi pata finjo levantar algo para que ella sepa lo que deseo que haga. Sus pequeñas manos se mueven dudosas, pero al final termina abriendo la ventana. Su olor me azota y desestabiliza cada uno de mis sentidos: champagne, madera e incluso puedo sentir el sabor de los arándanos en mi hocico. Lamo mis colmillos y nariz; es delicioso.

— Ella es nuestra mate — confirma Bodolf. Un pequeño ronroneo se me escapa y ella saca su mano.

El impulso de ir tras ella es inmenso, pero no lo hago. Me oculto con todo el dolor del mundo; necesito pensar bien mi siguiente movimiento. No es la hermana de ellos, y hasta donde sé ni siquiera es parte de esta manada. Está en su casa siendo ocultada por ellos; no quiero que sea real la idea que justifica todo eso.

Zinerva: Legado de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora