Saga: Petrovic
Libro: 3
En un mundo donde el destino y la magia se entrelazan, Zinerva una lobita café sin manada, se ve envuelta en la profecía que predice una guerra descomunal liderada por cuatro Alfas Puros. Su simple atracción hacia estos cuatr...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
| Anakin |
Camino entre el bosque, ocultando mi olor. No deseo que nadie me vea ni avise de mi llegada. Al parecer vieron a mi bisabuela entrar en la manada, y quiero verla. Tenemos más de veinte años sin saber nada de ella. Esa mujer es así, misteriosa, pero muy agradable. Es una anciana tan adorable como peligrosa.
Mis hermanos no sienten tanto apego hacia ella. Entiendo a Arman, ya que no está relacionado biológicamente con ella, pero Antosha sí. Nunca entenderé por qué soy el único que siente un tipo de apego emocional hacia ella, nada insano. Tal vez sea solo curiosidad.
Al llegar a la casa de mis padres, siento el olor de mi padre Marcio y el característico aroma de la magia de ella. No es un aroma fuerte ni desagradable para mí. Están a unas once yardas, más o menos, entre los árboles del patio trasero de la casa.
—¿No vas a decirme qué haces aquí? —inquiere mi padre. Parece molesto.
—¿Acaso tu abuela no puede visitar a sus nietos favoritos?
—No quieras venir a engañarme. Sé que estás aquí por algo. Garald te sigue odiando. Da un paso en falso y te arrancará la cabeza—. Yo me escondo, no entiendo qué sucede.
—Ese lobito es inofensivo, pero tú sabes que nunca te haría daño, no importa si me crees o no.
—No te atrevas a meterte con nuestras crías, porque esta vez el que quedará sin magia serás tú. Y ruega para que no quedes sin cabeza también—. Sin más, él se va enfurecido al interior de la casa.
Yo me pego contra la corteza del árbol, no comprendo nada de lo que acaba de suceder. Ni siquiera sabía que a nuestro padre Garald no le agrada mi bisabuela. Asomo mi cabeza, pero ella ya no está ahí.
Me mantengo un rato tratando de entender lo que acabo de escuchar. No creo que ella sea capaz de hacernos daño, pero tampoco dudo que mi padre actúe así sin razón. Hay algo que no nos contaron y necesito averiguar qué es.
Gruño frustrado. Es nuestra manada; deberíamos saber cada cosa que pasa en ella. Empiezo a caminar de regreso, esta vez decido pasar por medio de las cabañas. Es bueno que nuestra manada nos vea. Las miradas, reverencias y conversaciones mentales no se hacen esperar. Al ser su Alfa, puedo acceder a sus conversaciones, pero nunca lo hago. Tienen derecho a chismear y murmurar todo lo que deseen sin ser castigados. No queremos crear una dictadura.
Paso al lado de la escultura o monumento, como todos lo llaman, que creó mi madre. Por alguna razón, me da por mirar las fechas. Fue poco antes de nuestro nacimiento. Por lo que sé, hubo una gran masacre. Ese día, casi nos ganan un grupo bien organizado de cazadores. Lograron someter a mis padres, pero mi madre les salvó el trasero junto a mi abuelo y tío.
Dejo de mirar ya que capto el olor empalagoso de un ser muy conocido para mí. Volteo mi rostro y me esfuerzo por no poner una cara de disgusto al ver cómo Charlotte viene hacia mí.