CAPÍTULO 38

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Capítulo 38: Rojos

La muerte es una cosa en extremo curiosa

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La muerte es una cosa en extremo curiosa. Para algunos es luz, para otros es oscuridad. Para algunos es descanso y para otros tortura. No hay mucho que decir al respecto y a su vez hay tantas cosas que hablar de ella.

¿Qué hacemos cuando nuestro camino está marcado por la muerte? ¿Cómo aceptamos que alguien que amamos ya partió?

Había en antaño civilizaciones que enterraban a sus seres queridos vivos. Cuando la muerte era superficial, cuando se trataba de un desmayo intenso. ¿Qué se hace realmente con la culpa?

¿Vivimos realmente aceptando toda la vida que la muerte es el único camino?

Supongo que es algo que se descubre cuando se conoce realmente el significado de morir.

***

─Pontianak ─una voz masculina hablaba de fondo─. Está abriendo los ojos.

Mierda, mi cabeza daba muchas vueltas. Respiré hondo, y sentí como si lo hiciera por primera vez. Olí el ambiente, muy masculino por cierto, y fue como oler por primera vez.

Abrí los ojos y vi el techo negro con toques rojos, con una luz ténue iluminando mi rostro. Bajé la mirada y fue ahí cuando sentí que estaba viendo por primera vez.

Sus ojos se conectaron con los míos y me pareció una eternidad. El tiempo se detuvo, fue como si esa mirada conectara nuestras almas.

No era amor a primera vista, ambos lo habíamos cultivado hacía un tiempo, pero verlo de nuevo fue una explosión de emociones, fue como vivir de nuevo. Eso estaba haciendo. Estaba viviendo de nuevo.

Estaba viva.

Caí en cuenta de ello y de un rápido movimiento me senté en la cama, la cual reconocí era de Nak. Tan suave como la recordaba.

Sentí como el mareo me atacaba y cerré con fuerza los ojos.

─Hey, no te muevas ─Nak llegó a mi lado, y se sentó en la cama.

Lo miré nuevamente. Estaba distinto, o yo estaba siendo paranoica. Su piel, aunque grisácea por el cansancio, me parecía en extremo lisa, casi como porcelana. Sus ojos estaban iluminados y acuosos.

Me acarició el rostro con su mano, y fue el toque más suave que sentí jamás.

No aguanté y me abracé a su cuerpo, ansiosa. Estaba viva. Estaba viva y a salvo con él. Mi vampyr.

Me separé de Nak y le estampé un beso torpe en los labios. Lo extrañé tanto, lo añoré en demasía. Por fin podía tocarlo, sentirlo.

Miré hacia el final de la cama y vi a Ekimmu. Solo nos miraba serio, aunque podía vislumbrar una media sonrisa asomándose.

No me importó nada, me bajé de la cama temblorosa y fui hacia él. Me miraba sorprendido. Sin decirle nada me lancé a sus brazos y lo abracé con fuerza.

Cuidado con lo que deseas [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora