CAPÍTULO 17

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Capítulo 17: El laberinto del minotauro

Por supuesto que esa noche no dormí, y tampoco las siguientes

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Por supuesto que esa noche no dormí, y tampoco las siguientes.

Mi paranoia se extendió, y cada noche revisaba las ventanas una y otra vez para asegurarme de que no era posible abrirlas desde fuera.

Para mi desgracia, ese no fue el único papel que recibí. Durante una semana, cada noche, había un nuevo mensaje pegado en uno de los vidrios de mi ventana, todos con la caligrafía inconfundible de Rowena Brekker, mi madre.

Todos me indicaban más o menos lo mismo:

"Siempre te estoy vigilando"

"Te veo de cerca"

"Tan cerca y tan lejos"

Parecían más las frases de un acosador nocturno hacia una futura víctima, que un mensaje de una madre a su hija, y eso me hizo convencerme de que no había manera de que mi mamá estuviera viva.

Ella jamás haría algo como eso para asustarme, así que de seguro se trataba de una maldita broma o amenaza.

Cuando salía a la universidad vigilaba bien el entorno que me rodeaba, cerciorándome de que no había nadie acechando, de que nadie me secuestraría.

Mi relación se había estrechado mucho más con Demothi, quien a diferencia de Rinna se mostraba mucho más comprensivo sobre mi estado de somnolencia, además de que no hacía preguntas.

A Rinna no podía contarle que estaba recibiendo notitas de mi madre muerta, mucho menos contarle que mi sangre probablemente podía convertir humanos en vampyr.

Las clases con Bibi habían sido un poco más amenas, aunque seguía siendo un poco incómodo. Al resto de su aquelarre no lo había visto, al parecer ella asistía sola a dar clases, y luego se iba.

─Definitivamente hablaré con Penny para que te dé algo para el sueño ─dijo Rinna mirándome con su ceja arqueada.

Me senté a duras penas en la mesa que habíamos elegido en la cafetería.

─Nada que un buen café no arregle ─respondió optimista Demothi.

No respondí y recosté mi pesada cabeza sobre la mesa. Me punzaba el cráneo y sentía que en cualquier momento vomitaría. Sentía el cuerpo helado, demasiado débil.

No supe en qué momento me dormí, pero comencé a soñar al instante.

En el sueño veía un largo pasillo iluminado con luces rojas. Al final del pasillo, una mujer estaba de pie y me gritaba algo, pero la distancia no me permitía escuchar muy bien qué cosa era. Comencé a caminar hacia la mujer, y mi adrenalina se hizo presente haciéndome correr hacia ella, de forma desesperada.

Cuando por fin la alcancé, noté que su rostro estaba amoratado y medio mordido, los ojos desorbitados. Su cuello también presentaba mordidas, las que era obvio eran de vampyr. Me aparté un poco de ella y reconocí su rostro: mi mamá.

Cuidado con lo que deseas [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora