veintiséis

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—"... Y hay que destacar también la aparición de Enzo Vogrincic y Domaris Gaztambide en la alfombra roja del festival. Los actores de "La Sociedad de la Nieve", que dan vida a Numa Turcatti y Mónica Sorní, cuya historia de amor dentro de la tragedia ha removido los corazones de todo el mundo, parecían compartir una química especial bajo los focos. ¿Será que los sentimientos han traspasado las fronteras de la gran pantalla o es solo una prueba más del exquisito trabajo que han hecho Bayona y el equipo de casting a la hora de elegir a sus actores?"

Enzo y yo nos observamos mientras se hacía el silencio al otro lado del teléfono.

—Primera aparición, nene —volvió a hablar Flo—. Y ya hay chismes. ¿Qué dijimos?

—Y, ¿qué querés, Flo? —se quejó Enzo—. No iba a negarle la palabra, viste. Mantuve la distancia.

—Una garompa que mantuviste las distancias. ¿Viste los videos? No parás de mirarla, y no es solo eso, es cómo la mirás, Enzo.

—Ya, bueno, si querés ahora me tapo la cara cuando esté ella.

Me tapé la boca para no reírme. El teléfono estaba en altavoz y se suponía que yo no debía de estar escuchando aquella conversación, pero Enzo había insistido en que me quedara.

—Enzo —le recriminó.

—No puedo evitarlo. La miro sin querer, se me van los ojos. Por más que me re ponga, no lo puedo controlar.

—Intentalo más fuerte, Enzo.

Después de eso colgó.

—La concha de la lora...

—Bueno, por lo menos dicen que hemos conseguido remover los corazones de la gente con la historia de Numa y Mónica. Yo me quedo con eso.

—Qué boludez esto. ¿Posta se piensan que porque no nos chapemos no va a ser re claro que nos queremos? ¿Desde cuándo el amor se cuantifica en besos?

Me tumbé contra su pecho, abrazándole por el costado. Comenzó a juguetear con mi pelo, tumbados en el sofá de su habitación del hotel. En unas horas habíamos quedado con Mati, Malena, Agustín y Vico, la novia de Agus, para pasear y cenar por Venecia. En un par de días nos marchábamos de vuelta a España.

—Igualmente lo de anoche fue increíble. Aún no me puedo creer que esto sea real.

—Fue demasiado —asintió Enzo—. ¿Qué te dijo Mónica?

Sonreí al recordar el abrazo que compartimos cuando terminó la proyección de la película, ambas desechas en un mar de lágrimas.

—Me dijo gracias. Y que la había hecho muy feliz.

—Qué lindo todo.

Nos bañamos juntos en su habitación y después comenzamos a vestirnos para ir a cenar. Desde hacía unos meses varias marcas de ropa habían empezado a mandarme distintas prendas, zapatos y accesorios, haciéndome la persona más feliz del mundo, pero también la más indecisa. Observé tres opciones de vestidos veraniegos tendidos en la cama, con una expresión pensativa, ataviada únicamente con la ropa interior y un moño desordenado. Enzo me observaba sentado en una butaca que había al lado de la cama, ya completamente vestido con un pantalón ancho con pliegues negro y un polo de punto canalé azul marino de Loewe. Se había convertido en el niño bonito de la marca, lo que a mí me tenía enamorada porque le quedaba todo como anillo al dedo. Me fijé en cómo me observaba con una mirada felina en el rostro.

—No sé qué ponerme.

—No te apures. Pensalo bien. Tomate todo el tiempo que precises —comentó, observándome descaradamente.

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⏰ Última actualización: Apr 16, 2024 ⏰

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hielo y sal | enzo vogrincicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora