Historias de Terror contadas a Medianoche - [FluffyNight]

24. Adiós

Su porte era elegante, su cabello largo y claro que llegaba hasta la mitad de su espalda; flequillo y ojos café oscuro, desde su juventud destacó por su belleza casi innata. Se sentía bien consigo misma, segura de lo que hacía y esa confianza era transmitida a todos a su alrededor... Cuando, ¿Cuando fue que su vida se jodió?

Ah, cierto, cuando se encontró con él... Un malviviente que decía intentar “Conquistarla”, ¿Acaso ella era un país o un objeto para conquistar? No, el era un idiota, fumaba, bebía alcohol, incluso aunque fueran menores de edad. ¿Donde se supone que estaban las autoridades cuando se necesitaban? Ah, cierto, bebiendo con ellos. Siempre le evito, pero el nunca acepto un no, y regresaba con la idea de lograr algo.

Un día fue invitada a una fiesta, fue la primera vez que aceptó una invitación así «¡Oh querida mía como te arrepentirías!» beber, probar alcohol y darse cuenta de su poca tolerancia fue el primer escalón, el segundo y tercero que ese idiota se aprovechará de aquello, terminando en un habitación con él.

¿Le gustaba? ¡No! Nunca le interesaría ese idiota, trato de resistir, de evitar a toda costa ser marcada o señalada como alguien impura... Pero no lo logró.

Levantarse al lado de ese estúpido fue la peor experiencia de su vida pero el tener pequeños recuerdos de la noche anterior dolían más... ¿Que había hecho?, le miró recostado junto a ella, de verdad, de todas las situaciones ¿Por que eso?, nunca sintió amor, ni siquiera por alguien de su mismo sexo y aún así ahí estaba ese idiota. Adolorida se levantó y huyó, huyó lo más lejos que podía, mientras que en su mente las preguntas se amontonaban una tras otra «¿Por lo hiciste? ¿Por que te dejaste? ¡Ella no se dejó, estaba inconsciente, ni si quiera sintió placer!» Lloraba con amarga tristeza, su primera vez... Fue horrible, y esperaba de verdad no repetirlo nunca más.

Con el pasar de las semanas el sentirse mareada y con náuseas era raro, y cuando fue al médico el último clavo en su ataud fue sellado con un «Estas embarazada». ¿Embarazada? ¿Ella? Como era eso posible... Recordó con remordimiento y tristeza lo que le había pasado y lloró, se escondió, evitó de todas las maneras posibles en pensar en el bebé que se gestaba dentro de ella, lo abandonaría, lo tiraría, cualquier cosa, menos tenerle ella; y con ello llego el punto en el que ya no se podía ocultar su vientre había crecido mucho para su edad siendo una clara señal de lo que le estaba pasando. Ya ni siquiera sabía que hacer o pensar su familia le abandonó y más bien le hicieron casarse con él «¿Por que? No lo amo, ni lo quiero, para que casarme con él...»

Estaba jodida, jodida de verdad, no le veían bien en ese lugar, una madre soltera a su edad, los comentarios de las personas fuera de lugar eran terribles y calaban en su mente “Deberias de haberte cuidado más” “Eso te pasa por andar de ofrecida” llorar era su nueva rutina, al menos tuvo el poder de elegir vivir sola, pero no quería, no quería tener al bebé, no quería pero debía. Así que pensó que en cuanto tuviera a esa criatura, la abandonaría, que él le criará.

Eso pensó, el parto fue un proceso largo y solitario; por no decir que solo ella y los médicos estaban en este. Cuando terminó y escucho un suave quejido, seguido de un llanto suave se ablandó... Una niña, peliblanca, sus pequeños ojitos que se mantenían cerrados con fuerza de vez en cuando se apretaban un poco como si buscará parpadear aún sin haber abierto sus ojos al mundo; era su hija, su niña.

Ella probablemente nunca amo a algo o alguien sin embargo al ver a su primogénita, por primera vez supo que la frase “Amor a primera vista” era real y la pequeña que se quejaba en sus brazos era la prueba. Descansó y durmió y cuando se levantó no estaba, su bebé no estaba, preguntó por esta y no tardaron en presentarle a la pequeña ahora más relajada quien respiraba suavemente; no quería abandonarla pero también tenía miedo ¿Sería buena madre? Miró como la pequeña poco a poco abría los ojos, quedando encantada al momento por su color miel, era suya, no podía dejarla ni lo haría, se encargaría de dar lo mejor para ser una buena madre para ella, su segunda oportunidad de tener una vida.