2. Los Duendes

25 7 8
                                    

Estaba cansado, su pasatiempo favorito (atormentar gente) se vió interrumpido por un enano y ahora estaba aquí de nuevo, recibiendo un sermón.

-Sabia que podría ocurrir algo así pero guardaba esperanza de que no sucediera, ¿Nightmare que pasó?

-El me atacó- señaló al peliblanco a su lado el cual se mantenía callado desde que llegaron a la oficina.

La señorita soltó un suspiro para mirar al otro joven que se encontraba callado mirándole fijamente -Ccino... ¿Podrías decirme que pasó, pequeño?

El mencionado mantuvo su boca cerrada por un momento antes de hablar -... Yo lo ataque.

Ante esta respuesta Nightmare fue quien estaba sorprendido, aunque no lo mostrará mucho el sus acciones, en su pensar creyó que el muchacho era un soplon y que a la primera oportunidad diría todo lo que sabía. No esperaba que le diera la razón ya que si bien era la verdad que la pelea la había empezado el, aún así había otra razón de lo sucedido. Pero él no hablaría, no era estúpido.

-Ccino... Bien, si eso sucedió entonces, ambos, estan castigados por estos días...- la señorita comenzó a rebuscar entre algunos papeles mientras se colocaba unos lentes -Apartir de hoy hasta... La siguiente semana, deberán de limpiar su salón antes de irse, ¿De acuerdo?

-Esta bien, Señorita Toriel- expresó Ccino mientras agachaba un poco su cabeza con un aire ansioso.

-Yo no hice nada, fuí a quien atacaron ¿Porque debería limpiar?- expresó el pelinegro de manera algo altanera.

-Joven Nightmare, usted también atacó a su compañero y sin embargo le estoy dando el mismo castigo.

Ante esto el pelinegro suspiró con un pequeño tic en su ojo para después resignarse -Bien...

-Bueno, chicos, vuelvan a sus clases y esperó verlos luego, ¿Sí?

Odiaba esta estupidez, odiaba tener que estar en ese pueblo, odiaba al idiota que se había atrevido a darle un golpe y ahora estaba con ese mismo idiota limpiando el salón. No pasó mucho tiempo para encontrarse en la situación en donde estaba acorralando al jóven peliblanco contra la pared le tomaba el cuello de la camisa -Tú idiota, debería de molerte a golpes de en este preciso instante.

Mientras tanto Ccino se mantenía taciturno ante la amenaza simplemente mirándole sin mucho interés y sin apartar sus ojos color café miel de los azules de Nightmare -No necesito más problemas, pero te advertire algo idiota, no te metas en mis asuntos, ¿Entendiste?- le soltó mientras se daba la vuelta y se estaba por marchar de no ser por la suave voz que resonó detrás suyo.

-Debemos limpiar e irnos, eso es todo ¿No?- Dijo Ccino de manera calma mientras procedía a limpiar algunas mesas y el pizarrón.

-Tú... Idiota, ¿Si quiera escuchaste lo que te dije?

-Sí, pero... ¿De que me sirve hacerte caso?

Ahora estaba enojado, este enano no le bastaba con lo problemas que le había dado, ¿Se atrevía a desobedecerle y hacer lo que se le diera la gana?. Suspiró, para tomar algo de autocontrol, no podía actuar como idiota, tenía algo de curiosidad por el estúpido frente a él y eso es porqué decidió ocultar una parte de la verdad y no delatarlo con la directora cuando fácilmente tuvo la oportunidad.

Comenzó a barrer el salón, la verdad es que no les llevó tanto tiempo, durante el tiempo que estuvieron juntos se podía sentir la tensión, al menos por parte de Nightmare que se dedicaba a mirar al peliblanco de reojo e inspeccionar que no hiciera algo estúpido.

Y ahí se encontraban ahora, era tarde, el sol casi se había puesto, a su lado estaba Ccino quien parecía no querer moverse, bien, no es como si le importaba, por él se podría ir al diablo, pero aún tenía curiosidad, y en su mente no dejaba de golpear una pregunta.

Historias de Terror contadas a Medianoche - [FluffyNight]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora