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En la noche, las dos mayores de la casa preparaban la cena, mientras que las menores estaban en el cuarto de la australiana conversando.

─ ¿Y qué tal les fue? ─Lisa miraba a su contemporánea doblar la ropa, sentada en la cama cerca de ella. Quería comprobar si su plan había dado resultado, o si todo fue en vano.

─ Bien.

─ ¿Sólo bien?

─ Ajá. ─Rosé contestó sin mirarla, pérdida en sus pensamientos.

─ Ya veo. ─formuló Lisa no muy convencida de la atención de su amiga en la conversación─. ¿Puedo comerme tu cena de hoy?

─ Claro. 

─ ¿Y la de mañana?

─ Ajá.

Definitivamente le estaba respondiendo en automático.

─ ¡Chaeyoung, no me estás escuchando!

Rosé la miró molesta por el grito. ─ Si lo estoy.

─ A ver, ¿qué dije? ─La tailandesa entrecerró los ojos, retando a su amiga a repetir lo que había dicho. Chaeyoung abrió y cerró la boca, pero no logró articular palabra alguna, nada se le venía a la mente─. ¿Qué tanto piensas?

─ En nada. ─Retomó nerviosa lo que estaba haciendo, pero sus manos temblaban levemente.

─ ¿Entonces por qué estás desdoblando la ropa que ya tenías doblada?

Park se detuvo y miró sus manos. La camisa que tenía en ellas, efectivamente, ya estaba desdoblada. ─ Ush. ─Soltó la prenda con frustración y se sentó junto a la tailandesa, soltando un suspiro pesado.

─ Estás más distraída de lo normal. ¿Qué pasa? ─insistió Lisa─. Vamos, dime. Tal vez te puedo ayudar.

─ Es que... ─Rosé agachó tímida la cabeza─ creo que aún le gusto a Jennie.

Mientras regresaban a casa, había estado reflexionando sobre las palabras de la castaña en el estacionamiento. Y después de mucho pensarlo, realmente demasiado, llegó a la conclusión de que posiblemente la pequeña coreana aún guardaba sentimientos por ella.

─ ¡Felicidades! Has ganado el premio de la última persona en darse cuenta de eso. ─expresó Lisa, aplaudiendo con entusiasmo haciendo que su contraria la mirara con sorpresa.

─ ¿Lo sabías?

─ Hasta el lechero lo sabe.

─ ¿Cuál lechero?

─ Exacto. Es tan obvio como el hecho de que no tenemos lechero.

─ Ah... ─Rosé volvió a perderse en sus pensamientos.

Si era tan obvio, ¿entonces por qué Jennie actuaba tan dulce con Sooyoung? ¿Por qué había dejado que la besará tan cerca de los labios? ¿En serio solo eran amigas o estaban ocultando su relación como con ella? Pero, principalmente, ¿por qué se estaba cuestionando eso tan siquiera? Después de todo, ella misma había decidido que no quería nada más que una relación fraternal con Jennie.

Lisa se inclinó hacia su compañera como si fueran a compartir un secreto. ─ ¿Y tú sientes algo? ─indagó con cautela.

─ ¿Por el lechero? ─preguntó Chaeyoung confundida.

La tailandesa se golpeó la frente con la palma de la mano. ─ Por Jennie.

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Mientras tanto, en la cocina, una joven de cabello castaño cortaba vegetales con una gran sonrisa en su rostro. Parecía que nada ni nadie podría borrarla. Cualquiera que la viera pensaría que había ganado la lotería.

Última OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora