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—Ya me hablaras? O seguirás enojada? — Joy se estacionaba frente a la escuela, por motivos de trabajo su padre no podía ir a dejar a sus hijos como de costumbre, así que la mayor de los Son tenía que cumplir con dicha tarea.

—Te hablaré cuando dejes de incomodar a Mina— Chaeyoung tomaba su mochila y azotaba la puerta del auto. En parte sentía culpa, su novia acudía a ella por ayuda pero gracias a su hermana solo consiguió pasar un mal rato.

Para su mala suerte las primeras horas no tenían clases juntas, tendría que buscarla hasta la hora del almuerzo o eso creía.

(En clase de literatura)
-Te dije que conseguiríamos una invitación- Tzuyu miraba la información que llegaba a su teléfono.

-Guarden silencio de una buena vez- el profesor Broke trataba de controlar la emoción de los alumnos pero nada daba resultado.

Todo gracias a que Emily envió la invitación de su fiesta a toda la escuela así que, digamos que este año la fiesta no sería del todo exclusiva.

—Tal vez sea como las fiestas de Freddy Mercuri y hayan enanos sirviendo champaña, deberías ayudarlos Dahyun— dio unos golpecitos en la cabeza de su amiga a manera de burla.

—YA BASTA— el profesor saco una regla y golpeo el escritorio.

—VUELVO A ESCUCHAR UN SOLO RUIDO Y REPRUEBO A TODOS— comenzó a escribir en el pizarrón lo que parecía ser la actividad de clases.

—ESTA ACTIVIDAD LA HARÁN CON SU COMPAÑERO DE MESA, Y LO QUIERO PARA LA PRÓXIMA CLASE—

—Pero señor Broke, la próxima clase es mañana y, la actividad parece algo complicada de hacer— uno de los estudiantes del fondo daba su opinión, pero no sirvió de nada.

En esa misma clase se encontraban Momo y Sana, ya que solían sentarse juntas.

Momo se concentraba en su libro para ignorarla, fue ahí cuando Sana decidió hablarle.

—Sé que ya no somos muy cercanas pero pensé que podríamos hacer la tarea en mi casa, no es buena idea quedarnos solas aquí—

Dado que el señor Broke andaba de un pésimo humor como para cambiarlas de mesa; al final de clases pasarían un largo rato trabajando juntas.

(...)
—Profesora Im, me permite a Mina por favor— la entrenadora Park sacaba de clases a su jugadora consentida.

En pocos días sería el primer partido del equipo y las fotos para la publicidad tenían que quedar perfectas. Lisa ya esperaba en el campo con el set listo cuando las vio llegar.

La entrenadora fue llamada a la dirección y les dejo solas para que terminaran rápido, pero los planes de Lisa eran lo contrario, quería tener a Mina todo el tiempo posible aunque fuese por unas simples fotos.

—¿Y esa pulsera? — preguntaba disimuladamente mientras "revisaba las fotos" Tenia curiosidad de saber quién era la persona por la que Mina la dejo.

—Démonos prisa, me siento cansada— evadió la pregunta.

En cierta forma no mintió cuando dijo eso, pero no era un cansancio físico, sino mental. El hecho de que Yujin estuviese en su casa le provocaba malestar, de solo mirarla le recordaba el infierno que vivió en Japón.

(...)
Una de las clases de Chaeyoung era cancelada, quedaba poco para la hora del almuerzo, pero en vez de ir a la cafetería decidió buscar a su novia.

No tardó en encontrarla, solo que lo que vio le molesto muchísimo.

—¿Acaso crees que ella es un animal de circo? Ya basta de tantas fotos—

El sol estaba más intenso que de costumbre, Mina lucia agotada por estar bajo del sol sin protección alguna; Chae la tomo del brazo y se la llevó sin darle explicaciones a Lisa.

La metió al baño y aseguró la puerta para que nadie más entrara.

—Es increíble que estés haciendo esto solo para cumplir los caprichos de la entrenadora— abrió su mochila buscando su estuche de maquillaje.

—Increíble es ver a mi novia con un ataque de celos—Mina la miro a través del espejo, le parecía divertido como Chaeyoung trataba de ocultar sus arranques de celos cuando Lisa estaba cerca.

Sacó su bloqueador y comenzó a darle suaves masaje al rostro rojo de su novia, tenía tantas ganas de decirle que parecía un tomate pero era mejor fingir seriedad.

—¿Ya te había dicho que tienes los ojos más hermoso que he visto? —Mina le sacaba una sonrisa. Y es que era cierto, amaba ver lo perfecta que era su novia.

Tomó a Chae por la cintura y la acerco lo suficiente como para robarle un beso.

Si no fuese porque la puerta estaba cerrada alguien hubiese visto las mordidas que Mina dejaba en los labios de su novia, necesitaba besarla cada vez más.

—Creo que más tarde deberíamos continuar lo que dejamos en tu habitación—Chae le dejo una mordida en la nariz y tomó su mochila para irse.

Ya en la hora del almuerzo no había quien no hablara sobre la fiesta. Aunque no solo se llevaba los reflectores, sino que el gran grupo de amigos se iba disolviendo.

En una mesa Félix y Jay almorzaban lejos, ya desde semanas atrás especulaban que la amistad entre ellos y el resto se terminó. Ahora no solo ellos estaban en su propio mundo, Jackson también se mantenía al margen de sus amigos.

—Saben algo de Bobby? — Mark abría la lata de soda, aunque era cercano a Yeonjun y Lucas no se sentía del todo a gusto, quizás por el ego y la competencia entre sí.

Días atrás Bobby decidió ir a casa de Jay con la esperanza de mendigar dinero. Obviamente no lo consiguió.
Sus jefes se enteraron de lo ocurrido y no habían muchas opciones para él; o pagaba sus deudas o lo matarían junto a su familia.

Hasta el momento tomo la mejor decisión...Desaparecer.

(...)
—¿COMO QUE SANA Y KARINA ESTÁN AQUÍ? — Mina se admiraba por lo que sus amigas le contaban.

—Lo más seguro es que hayan sobornado a la directora, tengo entendido que sus padres son amigos del señor Choi, el padre de Yeonjun—Elliot sabía la influencia que aquel hombre tenía sobre la escuela.

—Eso es una porquería, ¿entonces ellas pueden matar a alguien y la directora no hará nada? — la indignación de Mina pudo continuar si no fuese por los gritos escuchaban.

Los maestros corrían, habían estudiantes llorando y otras en shock.

Lisa sacaba su cámara y fotografiaba el momento de locura, todos querían saber lo que pasaba.

En las afuera de la cafetería cerca del campo de futbol una figura yace en el suelo, su cuerpo sacudido por las violentas convulsiones, cada músculo contrayéndose con ferocidad mientras sus manos se agarran frenéticamente a la tierra. Su boca abierta emitía gemidos ahogados mientras la espuma brotaba con lentitud y sus ojos rodaban hacia atrás mostrándose de color blanco.

Los testigos alrededor de él observaban con horror impotente, sin saber cómo ayudar en medio del caos y la angustia. En pocos segundos los maestros supieron como contralar la situación, mientras unos tranquilizaban al resto de alumnos otros daban los primeros auxilios.

La ambulancia llegaba, los paramédicos tomaban los signos vitales pero algo llamo su atención.

—Deben despejar la zona— avisaron a los maestros lo que ocurría con el cuerpo y no tardaron en llevarlo al hospital.

La directora ordenaba a su secretaria comunicarse con los padres del alumno. Por el momento era mejor que ninguno de los estudiantes supiera la realidad. Las clases fueron suspendidas, y se ordenó que todos se fueran lo antes posible.

La molestia podía verse en el rostro de los profesores, no por la pérdida de clases, sino porque ellos conocían la situación dentro de la institución.

—No podemos perder tiempo, vayan por sus uniformes, iremos al centro deportivo de la ciudad— la entrenadora Park daba órdenes a sus jugadoras.

Mina caminaban con el resto de sus amigos hacía la salida de la escuela. Chae iría con ella a su entrenamiento para no dejarla sola y bueno, para tener tiempo a solas.

Momo se despedía de ellas, se quedaría a esperar por Sana para ir a su casa. Elliot la acompañaría para que no se quedase sola. Por su parte Dahyun y Tzuyu irían a desayunar por allí.

(...)
En el hospital, el aire está impregnado de un constante murmullo de conversaciones y el zumbido de la maquinaría médica.

En la sala de espera, familias ansiosas aguardan noticias mientras los médicos y enfermeras se apresuran de un lado a otro. El aroma a desinfectante se mezcla con el olor a café de la máquina expendedora en la esquina.

Una mujer entra corriendo desesperadamente yendo justo hacía la recepción.

—MI HIJO, ¿DONDE ESTÁ? — los enfermeros le ponían al tanto de la situación llevándola a la habitación.

El crujido de su corazón rompiéndose de tan dolorosa imagen. Cables y agujas envolvían el cuerpo, el sonido lento y poco constante de los monitores cardíacos se mezclaba con sus sollozos desgarradores.

Agarró la mano fría de su hijo, sintiendo el abrazo de la muerte acercándose cada vez más. Cada segundo que pasaba parecía una eternidad, mientras rogaba a cualquier entidad divina por un rayo de esperanza que pudiera devolver la vida de su amado hijo.

—Señora, salga un momento por favor— La mujer era llamada al pasillo.

—Soy el detective Mcgee y ella la agente Grealish del departamento de asuntos infantiles del estado de Georgia—

—Estamos aquí porque creemos que el estado de salud de su hijo no es un accidente—

(Minutos antes en Phillip-Town)
Los detectives llegaban de imprevisto a las instalaciones de la escuela. Pedían una reunión urgente con la directora quien no estaba muy feliz de verlos y debía ir al hospital.

—Directora Pride, necesitamos su permiso para instalar cámaras. Hemos notado cierto comportamiento entre sus alumnos y queremos estar al tanto de lo que sucede entre la sociedad estudiantil—

—Esa solicitud llevara tiempo, no puedo tomar decisiones a la ligera sin consultarlo con los padres— la mujer tomaba una postura firme, su puesto de trabajo es más complicado de lo que piensan.

Sin mencionar el estrés que le provoca estar bajo las ordenes de Choi Siwon.

—Seremos aún más claro. La autopsia de Daniell Connors mostró restos de psicoestimulantes en su sistema nervioso y digestivo— el detective tiraba la carpeta sobre el escritorio.

—Estamos hablando de que Daniell consumió drogas antes de su suicidio, y eso fue justo lo que ocurrió hoy con el joven Kim Seonwoo, no solo se trata de acoso, sino de tráfico de narcoticos—

(...)
—ULTIMA VUELTA SEÑORITAS— el fuerte sonido del silbato provocaba dolor de cabeza en más de una persona.

Chaeyoung reía desde las bancas al ver el rostro malhumorado de su novia y el de las demás jugadoras. Agradecía no estar en ese club deportivo, le temblaban las piernas solo con ver el trabajo físico que implementaba la entrenadora.

El entrenamiento terminaba, Mina llegaba exhausta a la banca, su novia la recibía con una botella de agua y una sonrisa que dejaba ver sus hoyuelos. Las jugadoras tomaban sus mochilas y dejaban sola a la pareja.

—Vamos— Mina tomaba la Chae llevándola hacía un parque cercano.

El sol comenzaba a ponerse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos cálidos mientras los árboles del parque susurraban al compás del viento.

Se sentaron juntas en una banca bajo la sombra de un frondoso árbol, compartiendo risas y miradas cómplices mientras el mundo seguía su curso a su alrededor.

—Este momento contigo es todo lo que necesito— susurró Mina mientras entrelazaba sus dedos con los de su novia.

El aroma de las flores llenaba el aire; Chae apoyaba su cabeza en el hombro de Mina, sintiendo el latido de su corazón en sintonía con el suyo.

Se quedaron allí, en ese pequeño rincón de paz, compartiendo sueños y planes para el futuro, sabiendo que mientras estuvieran juntas, podrían enfrentar cualquier desafío que la vida les presentara.

El tiempo parecía detenerse en ese instante, y en medio de la serenidad del parque, encontraron la verdadera felicidad en el simple hecho de estar una al lado de la otra.

—Te quiero como no imaginas— Chae tomaba la iniciativa y dejaba besos en todo el rostro de su novia.

—Amor estoy sudada, espera—Mina entre risas trataba de alejarla de una manera dulce.

—No me interesa, ven aquí— era una imagen tan dulce de ver, y alguien se dio cuenta de ellas.

Mientras estaban inmersas en su mundo lleno de besos y risas, una anciana sentada en un banco cercano las observaba con una sonrisa cómplice.

Sus arrugados ojos brillaban con nostalgia al recordar su propia juventud y los momentos románticos que compartió con su ser amado.
Con un suspiro de alegría, la mujer dejó que una lágrima de emoción recorriera su mejilla mientras veía cómo el amor florecía una vez más en el parque, recordándole la belleza eterna de la conexión humana.

Sin perturbar su íntimo momento, la anciana decidió guardar silencio y dejar que Mina y Chae disfrutaran de su dulce romance en paz.

(Casa de los Minatozaki)
Momo tenía una hora en casa de Sana, cuando la vieron llegar se alegraron tanto. Era muy querida por los señores Minatozaki ya que la vieron crecer desde pequeña.

Ya en la habitación se dispusieron a trabajar en la tarea. Tenían que tomar una novela de la literatura clásica y rescribirla en una versión corta y con un estilo más moderno.

—Creo que podríamos hacer una parodia de Romeo y Julieta, algo así como que en vez de morir envenenados sea porque comieron algo caducado— Momo sacaba los libros de su mochila para tomar referencias.

Dos horas después la historia estaba terminada.

—Espera— Sana detenía a Momo antes de que saliera de su habitación.

—Nos falta algo?— pregunto revisando si llevaba todos sus cuadernos.

—No no, solo que creí que almorzaríamos juntas, podemos comer aquí en la habitación si quieres—

Aceptar la propuesta era como aceptar la antigua amistad que tenían, pero bueno, con la mente agotada y el estómago vacío Momo decidió quedarse. Bajaron a la cocina y tomaron unos burritos preparados por la señora Minatozaki, al volver a la habitación acomodaron la cama para almorzar.

Sana cambiaba de canal para encontrar algo agradable de ver, hasta que se decidió por una película donde aparecía Megan Fox

—¿Se supone que ella es un demonio que se come a los hombres con los que se acuesta? — preguntó Momo con medio burrito en la boca. En ese instante, una escena subida de todo le sorprendía al grado de no poder masticar.

—Lo siento, no creí que tendría escenas lésbicas— Sana tomó el control y cambió de canal.

—Tranquila, no es como si fuese algo del otro mundo, además son amigas—Momo le quitaba el control y ponía nuevamente la película.

—Eso es normal? — Sana dejaba la comida en su mesita de noche.

—Una persona es normal aunque sienta atracción por su mismo género—le respondió concentraba en la televisión.

—No me refería a eso, sino que, es normal besarse entre amigas? —Sana la miraba de pies a cabeza con una media sonrisa.

—Pues... —


—Si es tan normal como dices, ¿por qué tú y yo no nos hemos besado?—

—Te recuerdo que eres algo homofóbica? — Momo bajaba de la cama para buscar sus zapatos y dejar la comida.

Sana se puso de rodillas en la cama y gateo hacía donde ella estaba sin quitarle los ojos de encima.

—Y eso que tiene que ver? Es normal entre amigas, no?— la jalo del brazo y la atrajo hacía ella.

—Dudo mucho que no quieras besarme ahora mismo—le acaricio la mejilla con la punta de la lengua.

Solamente una persona había hecho dudar a Momo sobre su sexualidad, y esa, era Sana. Aunque nunca le dijo por miedo a las burlas ahora la tenía lamiendo su mejilla.

La tomo muy despacio por el cuello y se acercó para morderle los labios.

—Solo harás eso? Eres una cobarde—Sana la tomó por los cabellos y comenzó a besarla con una sensualidad que solo ella era capaz de crear.

Sin darse cuenta Momo ya estaba contra la cama con sana besándole el cuello y tocándole las piernas.

¿De verdad estaba pasando esto?

Fuera momentáneo o no, ambas lo estaban disfrutando, esa pequeña burbuja de excitación era suficiente para que se olvidaran del desastre que suelen vivir.

Momo tenía las manos muy temblorosas y era incapaz de quitar la blusa de Sana de una manera decente. Sus ojos fueron directos a la piel blanca y suave que tenía frente a ella, parecía hipnotizada por la delicada y única prenda que quedaba.

—Apuesto que tu noviecito no logra calentarte como yo, cierto?— Sana la besaba ahora con la fuerza suficiente para dejarle los labios rojos e hinchados.

—Tus piernas siempre me han encantado— le dijo pellizcando las piernas de su amiga. Momo ni siquiera respondía, ni siquiera sabía lo que pasaba.

Quizás,
Solo quizás,
Algo más hubiese pasado si la madre de Sana no hubiese dicho que Lucas había llegado.

La mente de Momo regresó en sí y recordó por qué se había alejado de Sana. Por el nivel de manipulación que podía caber en ella. De seguro todo era una trampa para que Lucas pudiera estar cerca de ella.

Se la quitó de encima y bajo de la cama para arreglar su ropa,

—Te prometo que no sé lo que él hace aquí—quiso tomarla del brazo pero Momo se alejó, la mirada tan triste le hizo entender que había cruzado la linea una maldita vez más.

—Por favor, aléjate de mí—cerró la puerta sin siquiera mirarla y salió de la casa limpiándose las lágrimas.

(Casa de los Myoui)
Mina regresaba agotada después del entrenamiento, pero con una felicidad que podía notarse a distancia. Fue directo a su habitación para darse un largo baño y salió para ayudar con la cena.

Su madre le indicaba como acomodar la mesa, le pareció extraño poner platos de mas pero no le dio importancia, ya sabía que uno de ellos era para Yujin.

Todos se sentaron a la mesa y dieron las gracias por los alimentos. Estaban por servir los alimentos cuando llamaron al timbre de la puerta; Olivia y Yujin se levantaban de la mesa para atender.

El mundo de Mina se vino abajo cuando vio a la persona que ocuparía el lugar restante de la mesa. Ahí estaba ella.

Minju.

Loser & Lover     °Michaeng°    (G!P) ☢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora