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Todo lo que ocurriera dentro de esa fiesta estaba muy bien pensado, las habitaciones habían sido acondicionadas para las "circunstancias" necesarias.

Una de las puertas era abierta y azotada a la vez por Chaeyoung.

-¿Que tengo que hacer para que las mujeres no se fijen en ti?- Mina era sorprendida por el empujón que la tiraba a la orilla de la cama.

-Que tienen ellas que no tenga yo? Es porque soy virgen cierto?- El rostro enrojecido de Chae reflejaba la frustración y el resentimiento.

Obviamente estaba celosa, no soportaba a Minju, y sumándole que la vio tan feliz con Lisa le provocaba ganas de golpearla.

Pero para Mina, era divertido verla de esa manera, hasta puede que le halla resultado tierna por su ataque de celos.

-Respóndeme- le golpeó el hombro al ver como se reía en su cara.

-No tienes que hacer nada porque ya soy toda tuya, mi amor...- la jalo de la cintura para que pudieran estar más juntas.

-¿Tomaste alcohol, o por que de pronto estas así?- un fuerte agarre a su cintura y a la vez un tacto tan ligero le provocaban escalofríos por toda la piel.

-Porque te necesito, extraño todo de ti, te quiero como no te imaginas- Por más que quisiera hacerse la indiferente, Mina siempre lograba desarmarla, y eso era lo que más le fascinaba de ella.

-Por que no me dijiste la verdad?- paso las manos por detrás de su nuca y le jalo el cabello para que la mirara.

-Sabía que su presencia te pondría nerviosa e ibas a sobrepensar la situación, eso era algo que no quería. Solo buscaba evitarte un mal momento-

Hay veces que la mente debe tomar una decisión, en donde se busque el bienestar, pero también hay ocasiones donde el corazón se interpone y todo se vuelve más confuso.

¿Era verdad todo lo que decía?
¿Confiaría en ella nuevamente?
¿Qué tanto podía afectar a su relación?

Esas eran las preguntas que se haría para después.

Se sentó en las piernas de Mina para besarla con tanta desesperación, como si hubieran estado separadas por décadas. Las carisias le hacían cerrar los ojos de placer y durante esos segundos tan cortos pero tan largos la mente de ambas se aclaró.

Pensamientos de Mina

Cada vez que la veo, mi mundo se transforma en un escenario donde ella es la estrella que lo ilumina todo. Su presencia tiene una calidad casi hipnótica; cada movimiento suyo, desde la forma en que inclina la cabeza al escucharme hasta el gesto sutil de sus manos al hablar, me envuelve en un aura de fascinación. Me pierdo en el brillo de sus ojos, aquellos que parecen contener un universo entero de secretos y promesas, un océano profundo donde deseo nadar sin fin.

Cuando me habla, su voz es un suave murmullo que acaricia mis sentidos, cada palabra pronunciada con una cadencia que se clava en mi piel como una caricia invisible. La manera en que sus labios se curvan al sonreír me hace imaginar el sabor dulce y cálido de sus besos, un deseo que crece con cada instante que pasa a su lado.

Cada risa que escapa de ella es como una melodía que resuena en mi pecho, un canto de sirena que me atrae con su encanto irresistible.

La forma en que se mueve, con una elegancia natural y una gracia que parece desafiar la gravedad, me tiene cautivada. Es imposible no admirar cada detalle, desde la textura sedosa de su cabello hasta la manera en que su piel brilla bajo la luz, un reflejo de su esencia radiante.

Todo en ella es una mezcla perfecta de ternura y misterio, una combinación que enciende mi imaginación y despierta un anhelo profundo de conocer cada rincón de su ser.

Así, en cada instante compartido, me encuentro atrapada en un hechizo del que no quiero escapar, deseando que el tiempo se detenga para prolongar el placer de su compañía, donde cada mirada, cada gesto, cada palabra es una promesa de un deseo que solo crece con la certeza de que, en su presencia, he encontrado una belleza y una conexión que va más allá de lo físico, alcanzando lo sublime.

Pensamientos de Chaeyoung
Cuando pienso en ella, cada rincón de mi ser se ilumina con un amor tan profundo que parece trascender el tiempo y el espacio.

Cada detalle de su presencia me cautiva: el suave toque de su piel, que parece ser la textura más delicada que he conocido, me envuelve en una caricia eterna que deseo explorar sin fin. Su voz, un susurro cargado de ternura, tiene el poder de calmar mis inquietudes y encender mi pasión con la misma facilidad.

La forma en la que actúa, con cautela y una sensualidad discreta, es como una danza que solo mis sentidos pueden apreciar en toda su plenitud. Cada gesto suyo, desde la curva de sus labios cuando sonríe hasta la mirada intensa que me dedica, me hace sentir un amor tan intenso que se convierte en un fuego suave y constante dentro de mí.

En su presencia, cada momento se llena de una belleza delicada, un reflejo de un amor que es tan puro como apasionado.

El simple hecho de estar a su lado transforma lo cotidiano en algo inhumado; cada risa compartida, cada toque fugaz, cada instante con ella es un testimonio de un amor que se manifiesta en cada pequeño gesto, en cada mirada cargada de significado, en cada palabra susurrada con un afecto que no puedo describir completamente, pero que siento en cada fibra de mi ser.

Si el destino quiso las quiso juntas fue por una razón, y si sus pensamientos ya estaban conectados, era el momento de unir sus cuerpos.

Las manos de Mina recorrían la espalda de Chae, bajando suavemente el cierre del vestido, revelando una piel suave y caliente.

Rodeo su cuerpo y con todas sus fuerzas la cargo para acostarla sobre la cama. Chae se acomodó sintiendo la suavidad de la sabana bajo ella y el peso de Mina sobre ella.

Sus labios se unían otra vez, como si trataran de mezclarse con fuerza, sus lenguas se entrelazaron e interpretaron una enérgica danza ritual, alimentadas por el deseo.

Dentro de esa habitación podía sentirse la sensualidad y el erotismo, se olvidaron de todos los problemas de la vida y se entregaron en cuerpo y alma.

Los besos de Mina comenzaban a bajar, mordiendo y lamiendo todo a su paso, explorando el cuello de su novia provocando un endurecimiento dentro de sus pantalones y el estremecimiento por placer.

Su mano derecha le acariciaba su pecho a través del sostén mientras que la izquierda bajaba por la cintura en busca del tesoro oculto entre sus piernas.

La respiración de ambas era como si acabaran de participar en una carrera de larga distancia.

La ropa iba desapareciendo con cada movimiento, Chae agarró la hebilla del cinturón, intentado desabrocharlo, y Mina, al ver que no lograba descifrar el mecanismo, se deshizo ella mismo del impedimento, aliviando así la presión que crecía bajo sus pantalones.

Obviamente ninguna de las dos iba preparada para la ocasión, pero en una de las mesas de noche se encontraba un tazón de preservativos.

-Que casualidad que esté esto por aquí- ambas rieron por la suerte que tenían, todo pasaba tan rápido y tan lento al mismo tiempo.

-Quieres que te ayude con eso?- Chae rompía uno de los empaques y aunque quería parecer segura no tenía idea de lo que hacía.

Las tímidas burlas y la inexperiencia se juntaban, causando que fuera un momento divertido sin dejar de lado la excitación.

Cuando por fin pudo ponerle el condón sintió como unos dedos bajaban su ropa interior.

-Quiero que al estar contigo se sienta como si fuera mi primera vez- se acercó a ella y con mucho cuidado fue moviéndose hacía adelante.

-Arde...- Quedo boquiabierta en cuanto sintió algo duro entrando en ella. Era diferente a cuando se masturbaba.

-Confía en mí- con calma y semilenta Mina se percataba de un liquido en su pierna, miro sin querer y notó un poco de sangre.

Oficialmente, su novia dejaba de ser virgen.

Un leve empujón hacía adentro hizo que Chae abriera más las piernas. Y si se lo preguntaba, si, Mina contaba con un buen tamaño.

Fueron segundos eternos donde no se quitaron la mirada, fue ahí cuando ambas lograron una conexión a través de sus cuerpos, a partir de ahora se pertenecían la una a la otra.

Un nuevo capítulo en sus vidas comenzaba

-¿Suave o duro...?- tomó sus manos y las colocó hacia arriba. Pegándola con fuerza al cabezal de la cama.

-Quiero que me rompas- Chae se sentía tan deseosa de tener algo entre sus piernas que no medía sus palabras.

Empezaban las embestidas, entrando y saliendo cada vez con más ganas. Ambas saboreaban las sensaciones que se perciben cuando estas en las nubes de la excitación, acompañadas de placeres carnales que te erizan hasta el último centímetro de piel.

Mina se sostenía a como podía, quería ir lento para no lastimarla, pero el sentir una especie de succión y el crujido de la cama por tanta  fuerzas imprimida la estaban enloqueciendo.  

Pero esa posición no era suficiente para ninguna de las dos.

Se recostó sobre la cama para poner a su novia sobre ella, el tenerla sentada generaba más presión, provocando que quisiera penetrarla aún más.

Contemplaba con deseo la desnudez de su novia y la sonrisa en el rostro de Chae describía lo que pasaba por su cabeza en ese momento, solo se concentraba en aguantar, era algo fantástico, la manera en la que su novia movía la cadera, era simplemente delicioso.

El cosquilleo en su estómago era el reflejo del placer en su cuerpo, implorando al cielo tener más espacio para tenerla adentro por completo.

Mina no aguantaba seguir viendo los suculentos pechos sobre ella moviéndose con impunidad. En un abrir y cerrar de ojos, ya los tenia lamiendo sin contemplaciones, mordiendo los pezones hasta dejarlos irritados.

Sus dedos obraban su magia: apenas los controlaba, actuaban por instinto, acariciando las partes más sensibles, dejando marcadas sus manos en las piernas de su novia, quien solo gemía como si hubiese llegado a un cielo estrellado.

Estaban tan unidas que parecían una misma. Todo estaba donde debía estar.

Chae se movía con el ímpetu de un animal salvaje, abriéndose más y más, subiendo y bajando con la ayuda de Mina, que con gusto prestaba sus manos para impulsar sus sedoso trasero.

Un último beso lleno de lujuria antes que los gemidos resonaran por toda la habitación y dieran paso a intensos temblores de satisfacción.

Los jadeos se convertían en siseos de placer cuando sus cuerpos al fin alcanzaron el orgasmos.

El liquido caliente que salía de ambas las dejaba mojadas, pegajosas, rendidas y apenas capaces de moverse.

Chae aún presa de las convulsiones agitaban sus pechos sobre el rostro de Mina, quien no dudó en aprovechar la situación para llenarse de nuevo la boca.

-No sabes cuanto había deseado esto...- Se abrazaba al cuello de Mina para seguir besándole con las pocas energías que les restaban.

-Ponte de espaldas...- Sin importar lo que había terminado hace segundos, algo en ella volvía a endurecerse. 






Necesitaban un capitulo solo para ellas 

Loser & Lover     °Michaeng°    (G!P) ☢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora