Capítulo 4.

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Lando salió de la habitación y entró a la cocina por agua, era de madrugada y aún se podía observar la luna, por lo que salió al balcón para admirar la vista que ofrecía la ciudad del amor, cerró los ojos disfrutando del viento y suspiró, se quedó un rato ahí, pensando en todo y en nada.

Hasta que sintió una manta sobre sus hombros sobresaltándolo, aunque se tranquilizó al ver quién era y murmuró un agradecimiento.

-Ve a dormir, te puedes resfriar si te quedas aquí -le dijo Carlos recargándose a su lado en el balcón.

-Un rato más y me voy a dormir -Carlos lo miró dudoso.

-¿Lo prometes?

-Lo prometo.

-Bien -y siguieron disfrutando de la vista, sin embargo, Lando inquieto, volteaba comprobando que la puerta corrediza estuviera cerrada, aun siendo así murmuró sus palabras no queriendo que Daniel los escuchara.

-¿Crees que tengo alguna oportunidad con Daniel? -murmuró inseguro.

Carlos volteó a verlo raro, como si lo que acababa de preguntar fuera un complicado ejercicio de matemáticas. Escuchar a Lando hablando del tema era nuevo, nunca lo había mencionado y que de repente admita, disimuladamente, su enamoramiento por Daniel, en definitiva, era raro.

Pero como buen amigo tenía que decir algo que demostrara su apoyo y comprensión:

-Aww, a Muppet le gusta Daniel -dijo con voz chillona, consiguiendo que Norris volteara a verlo furioso y con las mejillas rojas, antes de que le respondiera, habló: -ni lo niegues o bromees, es muy tarde para eso.

-No era eso, idiota, simplemente no lo grites -murmuró con la vergüenza y el coraje mezclados en su tono. -Y sí, estoy enamorado de Daniel, ¿contento?

-Demasiado -asintió con suficiencia, Norris lo maldijo -pero volviendo a tu pregunta inicial, ¿no estaban saliendo ya? Creí que simplemente no necesitaban anunciarlo.

-Es complicado, creo...

-Bueno, la noche aún no acaba y tengo mucho tiempo libre, déjame entender a mi mejor amigo enamorado -lo abrazó por los hombros riendo, provocando una sonrisa en Lando.

-Idiota...

Así empezó a contar todo lo que sentía, su pequeña historia de amor, esa noche recargado en la barandilla a lado de su mejor amigo pudo sacar lo que aguardaba en su corazón.

-Y hoy el idiota le dijo a la cajera de la tienda que el próximo año iríamos a comprar ropa para el hermano de Ariel -agregó.

-¿Hermano?

Asintió y continuó, hablando rápido: -Sí, un hijo de Daniel y mío, me temblaron las piernas cuando lo oí, dioses, y, por si fuera poco, me besó, aunque fue en la cabeza, y me abrazó -cubrió su cara con sus manos ahogando un grito -mi corazón no soportó, y menos sabiendo que es una de sus bromas.

-¿Ya lo había hecho antes?

-¡No! Me agarró desprevenido, ¿sabes? ¡estúpido, Daniel! -agarró aire para continuar -y antes de ir a dormir, lo que me tenía muy emocionado, me estaba cambiando cuando entró sin avisar y me vio el trasero... ¡¿lo peor de todo?! ¡lo elogió! ¡por su culpa quiero echarle más ganas a la rutina!

Carlos contempló las palabras de Lando, no era correcto meterse de lleno en ese terreno, menos como consejero con su nula experiencia en el amor, todo lo que sabe es por las series que ha visto, aunque cree haber leído un manga BL similar a la situación de su amigo, debería buscarla y orientarse, sí, también repetir "Kimi no todoke" no hará daño, es importante abastecerse de conocimientos románticos.

El veredictoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora