Capítulo 22.

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Los toques enfurecidos en su puerta son lo suficientemente escandalosos como para despertar a Lando y a Daniel, quienes se retan con la mirada para delegar al encargado de abrir la puerta y enfrentar lo que se encuentre detrás, siendo Daniel el perdedor que se levanta pesadamente mientras recibe los ánimos de Lando.

Apenas destraba la puerta es empujado por el torbellino que significa Yuki, detrás de él George y Lola en brazos de Pierre, que se disculpa con su amigo por el trato de su esposo, riendo por la habitual escena.

Yuki está enfocado en llegar a lado de Norris que iba entrando en la sala derribándolo en el proceso.

—¡No has comido nada! ¡Mira estos brazos tan delgados! —reclama enojado, agitando el débil cuerpo de Lando quien se limita a reír con suavidad, —¡No te rías, estúpido! —le suelta para golpearle la nuca.

—Daniel tampoco se ve bien, Yuki —anuncia George después de evaluar a su amigo, que también recibe la atención de Yuki.

Mientras tanto Pierre se dirige al comedor, acomodando la comida que habían preparado y guardado con antelación conociendo a sus amigos.

Los habían citado para comer, como era habitual cuando se reunían, en el restaurante de los Gasly para actualizarse sobre los últimos acontecimientos, pero Daniel y Lando no tenían los ánimos suficientes como para siquiera levantarse de la cama.

Después de todo, eran los únicos en ese departamento.

Las vacaciones de primavera casi acababan y querían permanecer ahí, cuidando y procurando las heridas de su corazón antes de tener que levantarse para volver a enfrentar su presente.

Y Yuki odia que lo dejen plantado, o eso dice para ocultar detrás de su "molestia" e "indignación" la genuina preocupación que siente por ellos, mientras sirve a rebosar los platos de los novios que, a pesar de las sonrisas, se ven demacrados, tristes y desanimados.

Se sientan a comer tratando de ocupar la mente de sus amigos en pláticas más animadas, permitiéndoles un poco de calma, pues era obvio que necesitaban hablar de ello, independientemente de la inmensa curiosidad que siente George, está preocupado también.

—Después de que Checo y Max me dejaran todo su trabajo no he visto el final, nos hace falta un contador con urgencia —se queja George con Pierre, sacando risas de Daniel.

—Será difícil encontrar un contador tan bueno como Max —asegura Daniel a lo que el resto asiente en acuerdo.

George suspira apoyando su cabeza entre sus manos, claramente frustrado.

—Yo también renuncio —anuncia George con diversión esperando la reacción de Yuki.

Siendo tal como la imaginaba.

—Ni se te ocurra, idiota —murmura con los dientes apretados en tono amenazante, conteniéndose de levantar la voz por Lola que, pegada a su pecho, se alimentaba tranquilamente. —Es muy difícil conseguir un abogado de confianza y, sólo porque Checo te recomendó, tuve que conformarme contigo —confiesa seriamente, aguantándose la risa por la indignación en el rostro de George.

Que se desvanece por una sonrisa al escuchar las risas de los novios que observaban divertidos el intercambio, mejorando sus ánimos.

—Pero yo acepté pensando que sería mesero —se queja, —lo divertido está ahí.

—Mueve la oficina al primer piso —propone Lando sarcástico.

—O trabaja directamente entre los comensales —le sigue Daniel.

—No es mala idea —analiza, antes de mirar a sus jefes, —¿Yuki podemos...?

—No —le interrumpe Yuki, —te distraes mucho.

El veredictoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora