Capítulo 23.

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Doriane alternaba su mirar entre su reloj de muñeca y la ventana, la exasperación abordando su pequeño cuerpo de cuatro años.

Pero cuando vio llegar los Mercedes Benz GLS corrió a ellos, escuchando de fondo los gritos de su madre sobre tener cuidado y las risas de su padre, su mente estaba enfocada en las personas que entraban al jardín de su hogar.

—¡Atrápame, dada! —gritó antes de lanzarse a los brazos que la esperaban pacientemente.

Carlos estrechó el cuerpecito de Doriane y les hizo dar vueltas entre risas escandalosas antes de dejarla en el suelo y verla correr para abrazar al resto de pasajeros. Cuando terminó de abrazar a Charles, su esposo, y al pequeño Oscar de cinco meses se acercó a ellos para cargar a su bebé, encaminándolos al interior de la casa de los Hamilton.

Atentos a la alegre plática que mantenía Doriane con sus padres mientras era cargada en los hombros de Daniel, en ocasiones haciendo reír al pequeño Nyck de dos años en los brazos de Lando.

Entraron al jardín trasero de los Hamilton donde les esperaba una fiesta infantil en honor al cuarto cumpleaños de la princesa de la familia, en el lugar ya se encontraban Fernando y Lance cuidando los pasos de Nikola, quien apenas había aprendido a caminar.

Ambos platicando con los Hülkenberg recibiendo consejos de paternidad que Lance anotaba diligentemente. Además de Yuki, que ayudaba en el banquete junto a los padres de la cumpleañera mientras Pierre corría detrás de su hija que se negaba a usar nuevamente el extravagante peinado que le hizo.

George también se encontraba ahí junto a su pareja, hablando animadamente con Alex y Lili sobre la pronta llegada de Edo.

Cuando Doriane bajó de los hombros de Daniel agarró la mano de Lia y la llevó a jugar en los brincolines, seguidas del resto de infantes como Nerea, Nyck, Lola, Noemi, Laura y Agnes.

Los niños brincaban y jugaban felices, las risas, gritos y pláticas resonaban en el lugar.

Doriane estaba tomando un pequeño descanso tomando agua que le ofreció su madre, cuando los vio entrar al jardín.

Max y Sergio habían llegado.

—¡Checo, Max! —gritó antes de correr hacia los brazos de Max.

Pero en cuanto vio a Mick cambió su dirección abrazando su pierna.

—¡Mickey!

—¡Feliz cumpleaños, princesa! —dijo Mick alzándola en brazos.

—¡Feliz cumpleaños, Dori! —exclamó una voz más infantil en los brazos de Sergio que le extendía una bolsa de regalo.

Mick se acercó a ellos permitiendo que Doriane agarrara la bolsa.

—Gracias, Pato —contestó con una gran sonrisa, —¿quieres subir al brincolín?

Pato asintió entusiasmado aplaudiendo feliz, Doriane pidió a Mick que la bajara y Sergio imitó su acción dejando a su hijo de dos años en el piso, que en cuanto se supo libre corrió tomado de la mano de Doriane rumbo a los juegos, siendo cuidado por la cumpleañera.

Al llegar a su destino fueron recibidos por Lia, que esperaba pacientemente al regreso de Doriane, como había acostumbrado a hacer.

Mientras tanto Nico se ha acercado a sus recientes invitados con una gran sonrisa acompañado de Lewis, quien no se separaba de su lado por nada del mundo con un instinto protector que Nico amaba, aunque a veces le exasperaba.

—Me alegra ver que por fin llegaron —exclama después de abrazar y saludar a todos.

—Aunque un poco tarde —recalca Hamilton viendo divertido a Sergio.

El veredictoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora