Capítulo 15.

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Max estaba preparando el desayuno cuando siente unos fornidos brazos alrededor de su cintura acercándolo al cuerpo detrás suyo mientras Sergio apoya su cabeza en la espalda de Max.

Emilian se recarga disfrutando del calor que exuda el cuerpo de Sergio detrás suyo, con la música que se reproduce de fondo y las risas de Ariel, que está en su sillita jugando con su gusano de colores.

Su primera mañana como esposos.

Y no la cambiaría por nada más, se siente bien, completo y feliz.

"Te miro y más, y más y más te quiero mirar" —tararea Max en un español más fluido, —"Te amo y sabrás, puro sentimiento y no hay nada más".

"Y sueño llegar, a tu alma tocar," —le sigue Sergio, balanceando sus cuerpos al compás de la música "amor más que amor es el nuestro y te lo vengo a dar".

Max se da la vuelta, adoptando una mejor postura para danzar, —"Ruego a Dios tenerte a mi lado y entonces poderte abrazar, —con Ariel como su público, sigue el canto, —"si no estás aquí algo falta, yo por ti pelearé hasta el final".

Sergio sosteniendo la cintura ajena mientras Max se aferra al hombro de su esposo, e inclina a Max de manera que puede alcanzar sus labios y robarle un travieso beso, se vuelve para Sergio balancearlos de un lado a otro en un lento y bello vals sus manos unidas pegando su cuerpo al amor de su vida.

"Y sueño llegar, a tu alma tocar, amor más que amor es el nuestro y te lo vengo a dar, te amo, ¡y más!" —grita con sentimiento para cargar a Max y alzarlo por los aires.

"Te amo y sabrás, que nadie como yo te amará" —continua Max, sus pies vuelven a tocar el suelo siguiendo con el vals—"En esta canción, yo veo quien soy".

"Amor más que amor es el mío y lo siento, amor más que amor es el tuyo y presiento, amor más que amor es el nuestro," —Sergio le hace dar vueltas, por cada estrofa, —"si tú me lo das".

Se escuchan los aplausos frenéticos de Ariel y la siguiente canción que se reproduce inmediatamente. Aunque Ariel se detiene porque cuando mira su juguete moverse, se distrae.

Pero no lo notan, enfrascados en la mirada del otro.

No se separan después de acabado la canción y, en cambio, se acercan aún más. Sus narices juntas, y aunque Sergio tenga que ponerse de puntillas para besar los labios no le molesta, le encanta que Max sea más alto que él.

El café y el azul en sus ojos transmitiendo lo que las palabras no alcanzan a decir, en sus rostros permanece una sonrisa radiante que no ha abandonado sus rostros desde que se casaron anoche, después de firmar los papeles de matrimonio.

—Max... —Sergio besa su nariz.

—¿Sí, mi girasol?

—¿Apagaste la estufa?

Y la burbuja se rompe.

Max se separa de Sergio con rapidez, recordando que no lo hizo, pero cuando entra a la cocina todo está apagado y en su lugar encuentra una cajita de terciopelo rojo junto a un bello ramo de tulipanes blancos.

Los toma con cuidado, a pesar de sus manos temblorosas, abriendo la pequeña caja para deslumbrarse con una argolla de oro, claramente de matrimonio, con pequeñas incrustaciones de diamante rodeándolo de una manera que lo hace ver simple, pero luciendo bello y elegante.

Voltea confundido buscando a Sergio, para verlo hincado frente a él sosteniendo a Ariel que le ofrece con sus manitas un tulipán rojo, sorprendido cubre su boca y observa a su esposo, esperando alguna explicación.

El veredictoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora