♦️Capítulo 20

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El frío viento nocturno se hacía sentir en su piel solamente cubierta por su fino traje que se ondeaba con cada pequeña ventisca que azotaba.

Se acababa de despedir del pequeño Jiyoon y ahora abordaba una de sus tantas camionetillas blindadas. Todo en la Mansión había quedado en orden, después de una revisión exhaustiva de todo el perímetro, de asegurar la seguridad y de activar todas las alarmas el batallón partió hacia la guerra.

El trabajo no podía esperar y la venganza tampoco. 

Junto a él viajaba como siempre su fiel y leal Jungkook, Jackson manejaba tranquilamente corriendo hacia el horizonte que se alzaba altivo   frente a ellos, sin vilo en su ser, todos confiaban en su jefe, en Min Jimin. 

El ambiente era algo laxo aún a conciencia de que iban al encuentro con el enemigo, pero la confianza los abrazaba fuertemente como una madre a sus pequeños.

Jimin sonrió solo un poco satisfecho consigo mismo, cuanto había madurado.  Estaba seguro que si Yoongi estuviera vivo le habría dicho "Mi chico malo, vuelve pronto a mi lado" porque siempre le decía eso cuando Jimin se iba al encuentro con sus enemigos. Y Jimin hacia lo que debía hacer lo más rápido posible solo por volver a los brazos de Yoongi quien lo recibía feliz de la vida y lo envolvía con besos y caricias.

Cuando le anunció que estaba esperando un bebé Yoongi se volvió tan protector que a partir de ahí no le dejó ir solo a sus "expediciones". Le había pedido que aumentara su seguridad y sólo porque él no podía acompañarlo no lo hacía porqué de poder hacerlo estaba seguro que también iría. Yoongi era el mejor hombre que Jimin había podido conocer.

No supo en qué momento ya estaba perdido por ese policía pero no había poder humano sobre la tierra que le hiciera dejar de sentir aquello que sentía por él. Nunca pensó que enamorarse podía ser tan monstruosamente hermoso como devastador.  El amar a alguien y decirle adiós era peor que ser desgarrado vivo.

Y Jimin estaba seguro que jamás volvería a sentir nada similar por ningún otro. Yoongi había llegado a su vida y se había abierto paso poco a poco con la incertidumbre de si al final lo iba  a lograr o se iba a llevar un inminente rechazo como todos los demás, pero lo había logrado se había ganado el corazón de aquel rudo Mafioso. Pero jamás nadie podría ocupar su lugar. En su corazón Yoongi se había quedado tallado a llama viva.

Jimin no podría dejar de amarlo nunca aunque los separara la cruel e infame presencia de la muerte. El ángel cruel que había batido sus alas negras sobre él y se lo había arrancado a la fuerza de su alma desgarrando a carne viva su corazón.

"Cuanto te amo Yoon, aún te necesito" pensó mientras los últimos vestigios de la tarde desaparecían abriendo paso a la noche oscura, tan oscura como su alma por la sed de venganza.  Su pecho volvió a estrujarse revolviendose violentamente en aquella montaña rusa de sentimientos, el amor y la desolación junto al mar sangriento del odio y el desprecio  hacia aquel que le arrebató su ancla, esa que lo mantenía atado y a flote.

¿Por qué?

¿Por qué tanto odio? ¿Por qué la envidia? Jimin necesitaba aquella respuesta a su pregunta que tantas vueltas daba en su cabeza y le hacía perderse desesperado por saber la verdad.  Porque sabía y presentía que la muerte de Yoongi no solo había sido para quedarse con su puesto en la SDT, había algo mucho más en todo eso y estaba decidido a averiguarlo.

Las personas  no sabían con quién se habían metido, no sabían cuan cruel y ruin podía llegar a ser Jimin si se lo proponía, podía matar uno a uno lentamente si quería solo por puro gusto y placer de ver el dolor en los ojos de sus enemigos.

Nadie debía meterse con él ni con su familia y el que lo hizo no lo pensó muy bien. Ahora pagarían las consecuencias de ese error tan estúpido.

Afuera el camino ya era solo iluminado por los faros de otros vehículos y los postes de luz. Las ocho de la noche habían llegado y la hora comenzaba a ponerse buena aún.

•°.❀Á𝔫𝔤𝔢𝔩 ℌ𝔞𝔩𝔬❀.°• |YM|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora