Tercer Bridgerton

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      Penelope leía un libro, ojeaba algunas líneas y miraba a Louis, quien estaba a una distancia razonable perdido en un manuscrito que había traído tras una visita a su editorial. Estaba en total concentración, Penelope miraba como arrugada la cara al leer algo incorrecto y mojaba su pluma para hacer anotaciones. Eso le recordó la edición de su propio manuscrito, sonrió al pensar que el no escribió una palabra de corrección en el suyo. El libro de Pen había comenzado a ser impreso, estaba en todas las librerías de escocia y ese mismo mes Louis dijo que comenzaría a ser llevado a Londres. Recibió las primeras regalías y su prometido se había negado a recibir parte de ello "En esencia conozco tu riqueza oculta debido a Lady Whistledown, pero considera esto un incentivo para que tus arcas se llenen aún más" Louis le había sugerido comprar tierras, con las que había multiplicado su dinero. Ella insistió en que todo se mantuviese en secreto y pensaba tal vez mencionar algo de su riqueza años después diciendo que todo se debía a regalías por su libro.

Estaban a una semana de la boda y por supuesto Penelope y Louis no volvieron a estar solos en la misma habitación. Esa mañana mientras él lucía tan abstraído en la revisión de ese manuscrito ella se atrevió a interrumpirlo, quería molestarlo, cosa que se había convertido en una de sus actividades favoritas, sus caras de desesperanza eran un poema ante sus ojos.

-¿El Doctor dijo que aún no habías sanado no es así? -Él levantó su rostro y sus pupilas chocaron con las de ella-

-Soy de hecho el epítome de la salud, nunca me había sentido tan bien

-¿Es así realmente o solo es por tu deseo de que llegue al fin el día de la boda? -Ella se puso en pie y caminó sentándose frente a él-

-A veces duele -Inclinó su cabeza- Pero ya he sanado lo suficiente -Miró las hojas frente a el unos segundos-

-He tenido una inusual Charla con mi Madre -Vio como Penelope desplegó su abanico echándose aire-

-¿Y cuál fue el tema a debatir? -Bajó su Pluma ladeando su cara-

-Mencionó lo que sucederá en nuestra noche de bodas -Louis enderezó su cabeza - No es como si ya no estuviera informada de lo que pasaría -Tartamudeo- He leído sobre ello en tu sección-Sé quedó estática y abrió sus ojos- Yo - Comenzó a abanicarse con fuerza y Louis la detuvo tocando levemente su brazo-

-Sé que robaste uno de los libros de la sección bajo llave -La respiración de Penelope era muy rápida y el rosa en sus mejillas se esparció hasta sus orejas-

-No lo robé

-Entonces tomar la llave sin permiso y llevarte uno de los libros sin preguntar es ¿Qué? Espera -Simuló sopesar- ¿Una especie de prestamo sin consentimiento?

-Tú dejaste la llave sobre el escritorio -Louis apretó sus labios para no reírse-

-Dije que esos libros no eran aptos para la inocente comprensión de una Señorita -Penelope soltó un quejido y ahora si Louis dejo escapar una carcajada-

-Tenía curiosidad y por eso pregunte qué eran y el por qué estaban bajo llave

-¿Y cuál fue mi respuesta? -Ella lo miró con desdén y escupió mofándose de él-

-No son libros que debas leer Penelope

-Y tomaste el libro sin mi permiso

-Es un avance, yo -Tragó- Yo creí que los bebés surgían de comer demasiado pastel- Louis estalló en rizas, cosa que la hizo sentir tonta- No te rías de mi

-No, no -Acarició su mejilla- Si me hubieras hecho caso tal vez aun pensarías que te daría mucho pastel para que quedaras en cinta, y eso debo decir que es adorable -Ella se cruzó de Brazos- Lo lamento -Se Cubrió la boca para que ella no escuchara su risa despavorida-

-Creo que prefería la idea del pastel

-¿Crees que será más satisfactorio el pastel?

-¡Louis!

-Digo, debes experimentarlo por ti misma, leerlo es muy diferente -Ella de nuevo se enrojecio-

-Eso -Tosio- No lo sé

-¿Qué te dijo tu madre?

-No te lo diré, solo no es nada parecido a lo que leí en el libro -Él se inclinó hacia adelante susurrando-

-Seguiré fingiendo que no leíste tres tomos de libros de los que en su vida una casta Señorita de buena cuna si quiera estaría cerca de tocar -Ella se exaltó-

-No fueron tres

-Tardaste cuatro días con el primero, dos días con el segundo y el tercero temo que lo trajiste contigo

-¿Cómo sabes eso?

-No fuiste muy discreta querida mía

-Pudiste haberme encarado para que los devolviera

-Penny parecías disfrutar de la lectura, aunque si me preocupó el que te descubrieran con uno, o las sensaciones que pudieran despertar en ti. Pero jamás diría que no a algo que quieres y si deseabas leer no iba a despojarte de la oportunidad de hacerlo -Penelope se quedó mirando un punto fijo de la mesa y solo preguntó-

-¿Sensaciones? -El hombre soltó aire, miró a la Doncella al otro lado del salón y le dio a Pen una pícara sonrisa-

-Mentirías al decir que no sentiste nada -Una corriente la recorrió de pronto al recordar las líneas que la habían dejado con una sensación nunca experimentada, en lugares de los que nunca se hablaba y creía ya conocía sus fines- Veras Hermosa prometida, es por ello que las jóvenes son ajenas a lo que pasa entre marido y mujer luego de las nupcias, hacer el amor es sin dudas algo de lo que puedes obtener mucho placer, pero también trae consigo la responsabilidad de ser padres. Aunque creo que con una buena educación al respecto no pensarían que el pastel es el culpable de la aparición de los bebés. 

Sra. YoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora