¿Ayudar?

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        Podía ver las gotas de agua abriendo agujeros en el suelo, el chapoteo circular que creaban al caer lo distrajo. La tormenta lo arropó, haciéndolo ocultarse bajo aquel pequeño techo junto a su caballo. El cielo se iluminaba en blanquecinas ráfagas de luz, los truenos retumbaban, el agua se acumulaba y una centalla reajusto su visión al dejar todo en blanco. El Señor Louis Young contemplaba el verde prado escocés, el frío lo hacía tiritar, por más que intentó escapar de las gotas de lluvia, el viento las hacia sobrevolar y al verse a sí mismo, su ropa estaba empapada. Estudió todas las posibilidades, estaba a una hora de casa, el cielo estaba más negro que de costumbre y no parecía haber ninguna brecha de luz que indicase el fin de la tormenta, si no llegaba pronto, la noche se haría presente y no había forma de que continuase, la mejor opción era seguir su camino a pesar de la lluvia.

        Subió a su caballo, al poco tiempo era más semejante a un paño mojado que a una persona, pensó en lo que diría su esposa y sonrió, de seguro se enojaría con él por no esperar en el pueblo, o por no aguardar bajo el pequeño techo que cesara la lluvia. Siempre fue un poco arriesgado, lo más probable era que cogiese su segundo resfriado, y no es como si hubiese superado el anterior del todo. Pero había un fin, regresaría, en unos pocos días retornaría y deseaba escribirle, si sus cálculos no erraban, la carta llegaría a ella un día antes de su regreso y solo sabía una cosa, nunca se había sentido tan solo en su vida, la extrañaba en exceso.

       Cuando creía que se volvería una bloque de hielo a la intemperie, vio los linderos de su casa de campo, oh buen Dios. Sus dedos estaban adquiriendo un tono morado y su nariz estaba tapada, aceleró la marcha de su caballo y al llegar a la puerta George corrió a recibirlo.

-Señor ¿Cómo se ha arriesgado a regresar con esta lluvia? -El mayordomo le quitó la chaqueta extendiéndole dos toallas para que se secase-

-Buen George no me reprendas y pide un baño caliente para mi -El hombre asintió y desapareció escaleras arriba. Louis dejó sus botas a un lado y exprimió su pantalón con la intención de no dejar gotas de agua por todo el piso, cuando se aseguró de que su ropa no escurría demasiada agua, corrió escaleras arriba y entró a su habitación, se puso de pie frente al fuego y se deshizo de la camisa que se pegaba a lo dorso, dos criadas salieron del cuarto de baño con cazuelas vacías y una de ellas le indicó que su baño estaba preparado, solo asintió y se despojó de él resto de sus ropas para sumergirse bajo el agua, después de unos diez minutos donde su cuerpo parecía haberse aclimatado salió del agua y se vistió con ropa de cama. Así que ahora si podía sentarse y hacerlo, sonrió ampliamente y tomó papel y pluma.

     Mi Amada Penny, estoy feliz de que mi fecha de partida este cerca, cuento con una de mis manos los días que me quedan para verte y no podría ser más feliz. En mis años de vida desconocía el que pudiese depender de alguien, pero querida, soy un completo desastre sin ti ¿Cómo es que se concebía mi vida antes de que fueses mi esposa? ¡Oh por todos los cielos! Han sido los días más largos, solo necesito verte y todo lo que está mal se repondrá, el insomnio se irá y mi sobre pensar cesará. Te lo he dicho, y te lo diré hasta el cansancio; 

Te Amo Flor mía. Todo de tí.

 Amo tú Hermoso rostro en medio de ese cobrizo rizo.

Esas perfectas mejillas, cuyas pecas me arrancan el alma.

La belleza dorada, que a tu rostro acompaña.

Tus ojos de fuego que encienden las cenizas de mis adentros.

Esos tus labios, los más delicados, que con su paso dejan huellas eternas.

Me encantaría ser más que un soñador abandonado en el último rincón de este mundo. Verte de nuevo es mi única aflicción y Dicha.

Tuyo, Hoy Mañana y Siempre
Louis Young

...

     Julia Young pudo ver aquel exacto momento, cuando Colin Bridgerton rodeó el salón de baile y deslizó una carta por las manos de su "Hermana" Esa mujer le haría envejecer un siglo si sus sospechas eran ciertas ¡¡Oh por sus ungüentos de belleza!! Ese caballero no dejaba de verla, no había otra opción, le había advertido, le había dicho que se alejase, sin embargo, parecía insistir en estar cerca del hombre. El Bridgerton caminó hasta una de las esquinas del salón y se giró para saludar a un Caballero robusto. Penélope, luego de tener la pequeña hoja en sus manos sólo se mantuvo de pie viendo a las parejas bailar, y unos diez minutos después caminó hasta una mesa, tomando asiento junto a una dama que desconocía. Vio algunas miradas de parte del hombre hacia ella, no era discreto, girar la cara en dirección a ella y posar sus ojos durante largos e inquebrantables segundos no sería algo que se considerase sutil y a pesar de ello, Penélope sólo mantuvo su conversación con la mujer morena junto a ella. Y allí lo escuchó por primera vez, tras ella alguien lo dijo.

-¿Han visto como Bridgerton ve a la Señorita Featherington?

-Ya no es Featherington, se ha casado con un editor y abogado escocés

-Escuché que ella ha mantenido su cercanía al Bridgerton a pesar de haber sido desposada

-En el baile pasado compartieron una cuadrilla y lucían muy -Se detuvo - Íntimos

-¿Creen que suceda algo entre ellos?

Sra. YoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora