Penélope contuvo el aire, sabía con exactitud dónde debían pisar sus pies para no hacer ruido, había ciertas tablas en el piso de madera que tendían a soltar chirridos, específicamente en algunas porciones de la habitación de ella y su esposo. Entonces abrió la puerta asegurándose de no despertarlo, y dejó que sus ojos estudiaran el pasillo, era tarde y esperaba todos tuvieran sus cabezas sobre sus almohadas. Así que, el pasillo estaba despejado, tomó sus zapatillas y caminó hasta las escaleras, aún llevaba las zapatillas en su mano, ya que era mejor caminar descalza, la madera estaba completamente helada, y no era para menos, el invierno estaba en pleno apogeo y solo quería acabar con sus escapadas para ver a Colin porque si comenzaba a nevar, no sería muy seguro salir.
Bajó los escalones, debía concentrarse, caminó hasta la Habitación Verde y tomó lo que tenía escrito para Colin, sé inclinó dejando las zapatillas con cuidado en el suelo y empujó sus pies hasta calzarlas, levantó su cabeza para seguir con su camino, mientras depositaba sus escritos en su bolso de mano, pero un sonido la distrajo, eran pasos, Penélope pegó su cuerpo a la pared y casi corrió tras la puerta, la luz de una lámpara fue tenue, iluminando el suelo a través de la rendija bajo la puerta, su corazón comenzó a latir un poco más rápido, y no entendía la razón, estaba a salvo, podría simplemente decir que decidió leer -Por todos los cielos- Susurró, la luz se hacía más visible, y los pasos parecían dirigirse hasta su habitación, metió su mano por una de las plantas y dejó caer su bolso de mano, caminó hasta él sofá y se quitó su calzado mientras escuchaba que los pasos eran más y más fuertes, entonces dejó caer su cuerpo sobre el sofá justo en el momento en que la puerta se abrió. La luz se colo a través de sus párpados e intentó estabilizar su respiración para parecer dormida ¿Quién rayos deambulaba a esa hora por la casa?
Entonces sintió los pasos llegar hasta ella, era un hombre, los pies de una mujer no harían tal ruido, y entonces lo sintió, sintió sus manos en su antebrazo y lo supo enseguida, era Louis, él deslizó sus manos hasta su frente y ella sabía que debía despertar, nunca había tenido un sueño pesado, en cambio podía despertar con el mínimo sonido, por supuesto lo fingió, se sobresaltó y abrió sus ojos, deteniendo él pasó de aire para que fuese más creíble -¿Lu?
-¿Cómo llegaste aquí? -Ella enderezó su cuerpo y estrujo sus ojos-
-Me diste un susto -Louis le sonrió-
-Desperté y no estabas junto a mi -Él cubrió su mano con la suya-
-Quería algo de Leche -Tartamudeo, odiaba mentir, pero no había otra opción- Mi sueño desapareció y entré aquí a recostarme, no sé cuándo me quedé dormida-
-Tomaste tu leche -La mirada de él fue hasta una de las mesitas, de seguro buscaba la taza en la que ella bebió la leche-
-Ah no, no lo hice -El movió su Mano hasta su vientre-
-Si aún la quieres la Traeré para ti- Penélope asintió y Louis salió de la habitación sosteniendo la vela en sus manos, cuando la dejó en ese lugar, su garganta comenzó a secarse, desvió su vista hasta el lugar donde había arrojado su bolso de mano y caminó hasta allí, entonces dejó los pergaminos donde estaban y abrió con cuidado uno de los gabinetes para dejar su bolso dentro, se sentó de nuevo en el sofá y dejó caer su rostro entre sus manos. Todo esto la estaba volviendo loca, mentir, salir de casa a escondidas, las amenazas de Julia, las insinuaciones de Colin, debia arreglarlo, ella no podía continuar más con esto, entonces se puso de pie y tomó sus zapatillas, aspiró una gran bocanada de aire y Humedeció sus labios. Y emprendió su camino hasta la cocina.
Louis estaba parado frente a la estufa, el sonido del hervor de la leche llegó a sus oídos y lo vio apagar el fuego mientras se acercaba tras él. Movió sus ojos observándolo, su dorso estaba descubierto -Parece que eres bueno hirviendo leche- La sonrisa baja de Louis le erizo la piel, y deslizó sus manos por la cintura del hombre abrazándolo por la espalda, con la yema de sus dedos acarició su abdomen, dejando descansar su cabeza en el espacio entre sus omóplatos, Louis acarició las manos que lo rodeaban y su cercanía la dejó percibir como el aire entraba y salía de sus pulmones.
-Penny -Tiro de una de sus manos y la abrazó a su pecho -Por favor dime que terminará- Penélope levantó su rostro y lo miró, parpadeó una, dos, tres veces-
-¿De qué hablas? -Louis acarició su mejilla-
-Lo que sea que estés haciendo -Penélope apretó sus labios y Tragó con fuerza-
-Yo -Agitó su cabeza y separó su cuerpo del abrazo- Louis, yo -Él la acercó de nuevo y la abrazó con fuerza-
-Te conozco y sé que me has mentido -La mujer intentó hablar y él puso su dedo en sus labios deteniendo sus palabras- Penélope ¿De verdad creías que te dejaría salir de casa a esta hora? - Cada parte de ella se congeló, un escalofrio la recorrió, su rostro era serio pero no había dolor, no había odio, ella no lo entendía- Llevas a mi hijo -Negó con su cabeza, no soy tonto, pero sé que confío en ti, y si no has dicho una palabra de lo que haces y lo conservas para tí lo respetaré- Penélope bajó su cabeza-
-Te lo diré, no es nada -Se quedó en silencio- Él y yo no- Louis asintió-
-Lo sé -Acarició su cabello-
-Confío en ti Penny -Ella pudo sentir su aliento sobre su frente y sus pies se balancearon haciendola moverse con él, sus labios tocaron su piel con un cálido y tierno beso- Pero no confío en él- Sus ojos se toparon con los suyos, la luz de las velas la dejaron verlo claramente esta vez, él estaba luchando, todo él estaba en conflicto, y a pesar de decir que confiaba en ella, había un arrastre, un leve pero a la vez marcado cambio en su comportamiento que la hacían entender que sentía miedo, que aunque quería con todo su corazón no desconfiar, él tenía miedo de que ella lo lastimara. Un nudo se formó en su estómago, el dolor dio vueltas en su interior y sólo se abrazó a él, como si su vida dependiera de ello, vaciando cada pedazo de su alma en su agarre, soltó el aire y su corazón comenzó a hacer ruido; Lo estaba lastimando, él estaba sufriendo, ella estaba hiriendo a la persona que más amaba. Estaba creando agujeros en el amor que se tenían, la mentira, los secretos, no había una sola cosa que justificara el mentir, podría haber ayudado a Colin sin necesidad de mentirle a Louis, pero Colin quería que fuese un secreto y ella solo intentó ser de ayuda, pero, ver el libro de Colin siendo una realidad no brindaría satisfacción a su alma, pues la cubriría el ver la desconfianza en los ojos de su Esposo. Ella no podía perderlo, y no podía ver esa sombra aminorando el brillo que siempre poseyo su mirada-
-Por favor no desconfíes de mi -Sollozó abrazándolo- Louis, yo Te Amo- Penelope tomó sus manos y lo miró intentando transmitir sus sentimientos- Yo no quise hacerte daño -Agitó su cabeza- No quería mentir y tampoco que sintieses miedo -Apretó su cuerpo al suyo y con sus manos trató de consolarlo, tallando su espalda con ligeros movimientos. Con su cabeza unida a su pecho repitió muchas veces- Te Amo, Te Amo, Te amo - Y lo sintio sonreir, fue un alivio, porque sus manos acariciaron su cabello y la miro a los ojos-
-Creo que la leche se ha enfriado -Ella vio los ojos cristalizados del hombre frente a ella, se puso de puntillas y acarició su cabello con una sonrisa-
-Ven aquí y bésame ahora -Louis no esperó ni un segundo más y unió sus labios, fue un beso dulce y lleno de significado para ambos-
-No sé qué has hecho conmigo -Dijo entre besos- Eres el libro que jamás dejaría de leer, adoro cada una de tus páginas- Careció su mejilla- Te Amo-La besó de Nuevo-
...
Colin observaba por la ventana, Hyacinth le había dicho que Penélope la visitaría ese día y él, deseaba verla, había enviado cartas y ella no había respondido, insistir era lo único que podía hacer, sentía que estaba perdiendo la cabeza. La extrañaba, su risa, sus ojos, sus palabras inteligentes, en especial, su nueva capacidad de hacerlo caer de rodillas. Por más que intentase sacar a Penélope de su cabeza no lo lograba, ella se colaba en sus sueños, ella lo perseguía en sus pensamientos y a pesar de guardar sus sentimientos, su corazón seguía insistiendo. Ella no asistió a más bailes, desde la llegada de Louis ¿A caso él se había enterado de sus encuentros? Sentía que caería en la locura, hasta que Hyacinth le dijo que ella vio a Penélope.
-Penélope vendrá hoy a visitarme -Sonrió, él desvió su mirada y posó sus ojos en tu Hermana menor-
-¿Lo hará?
-Lo hará-Asintió- Me he sentido algo sola desde que Gregory partió de nuevo a Eton, antes estaba Eloise, Ben y bueno, tú eres un pequeño mago, desapareces y apareces. Fui a verla y ella ha insistido en venir a tomar el té conmigo, también me dijo que podía visitarla cuando quisiese, en especial después de que nazca -La joven Cubrió su boca-
-¿De qué nazca? -Hyacinth abrió sus ojos-
-El bebé de Kate y Anthony, sabes que no puedo dormir por los gritos de esos pequeños -Arrugó su cara-
-Oh claro, pero... -Le dio una mirada de desconcierto- Tú amas a los bebés -Ella asintió y se levantó de su asiento para ir por una galleta-
-¿Qué tal una partida de Ajedrez?
-¿Estas cambiando el tema?
-No, solo intento hacer algo para pasar mi tiempo mientras la única persona a la que me interesa ver entra por esa puerta -Colin se acercó a su hermana quien comía furiosamente galletas y le quitó el plato de las manos-
-Esas son mías
-Debes dejar para Pen
-No, pide otras -Hyacinth blanqueó sus ojos y le quitó el plato de las manos-
-El que gane la partida se hace merecedor del plato de galletas ¿Qué tal eso? -Colin no habló por unos segundos y luego se encogió de hombros-
-Te daré una paliza -La menor le sacó la lengua-
-Ya veremos tonto -Y entonces ambos desaparecieron escaleras arriba en busca del tablero de juego, al encontrarlo bajaron las escaleras e instalaron la mesa para iniciar -Soy la Blanca-
-Oh no, yo soy la blanca -Ella le quitó las piezas de un tirón y le mostró su dentadura sin nada de gracia. Después de que Hyacinth perdiera algunos peones y Colin sus alfiles, peones y una torre, Penélope irrumpió en la entrada-
-Lady Young para la Señorita Hyacinth- La Chica pegó un saltó y miró a Penélope ingresar con una sonrisa-
-Pen, Pen haz llegado -Intentó correr hasta ella pero recordó la batalla que libraba contra su hermano y se detuvo, lo miró analizante y miró de nuevo a la Pelirroja- Acompáñanos Pen, no dejaré que este bribón arregle las piezas para su beneficio mientras te abrazo- Penélope soltó una carcajada que bailó en los oídos de Colin ¡DEMONIOS ES PERFECTA! Llevaba un lindo vestido Amarillo y si "Amarillo" qué hizo a su corazón saltar, pensó que no la vería de nuevo con ese Color, aunque era diferente, era más un Amarillo pastel, con un corte que favorecía su busto y diseño sencillo, llevaba unos pequeños aretes de plata y un collar también diminuto, pero su cabello estaba recogido de un solo lado, con pequeñas florecillas blancas que resaltaban el color del mismo, y volvió a sus días, ella se inclinó y lo miró-
-Señor Bridgerton -Caminó hacia su hermana y la abrazó, todos la amaban, en especial él la amaba ¡Qué tontería! Pensó para si mismo, ella le dijo que no debía volver a ver su busto, aún así, no podía dejar de hacerlo, después de todo, cada vez parecían más grandes y apetecibles-
-Colin seguimos con el juego -Él solo asintió y se concentró en su hermana, con el rabillo del ojo notó como Penélope tomaba asiento junto Hyacinth y miraba atenta el intercambio- ¿Entonces cómo le va a Apio?
-Ha empezado a correr -La chica giró su rostro hacia Penélope-
-Me lo he perdido -Movió su pieza y se concentró de nuevo en el tablero- Ese pequeño me ha robado el corazón
-¿Qué es un Apio?
-Ah -Penélope sonrió- Es un Potro
-Es el pequeño de la Yegua de Pen -Colin la observó ladeando su rostro-
-¿Cabalgas Pen? -Ella asintió-
-De hecho lo hago, Louis me enseñó luego de casarnos -Colin levantó sus cejas con asombro-
-¿Lo hizo?
-Si, no sin antes contarme la historia más tétrica sobre un Caballo Irlandes que devoraba niños -Hyacinth echó su cabeza hacia atrás entre risas-
-Él es muy bueno contando Historias -El Hombre giró su cabeza hacia su hermana-
-¿Lo es?
-Al menos no son tontas Historias de Viajes por el mundo -La chica señaló el tablero- Ahora mueve tu pieza Hermano -Colin la miró con tirria y movió a su reina. Hyacinth entrecerró sus ojos mirando el juego y sonrió-
-Jaque Mate -Colin Saltó en su silla, no había visto la reina de su hermana tan cerca- Las galletas son mías
-Pero ¿Cómo es que hiciste eso?
-Conozco tu debilidad, así que me aproveche de ella -Le guiñó un ojo y miró a Penélope- Pen toma las galletas, pelee contra este tonto por ellas -Le ofreció el plato y Pen se quedó mirando entre la joven y las galletas, arrugó el entrecejo y dijo-
-Lo lamento Hy, pero no puedo aceptarlas -Ambos hermanos se quedaron algo desconcertados-
-Pero si siempre amaste estas galletas
-Lo sé, pero ahora mismo no son particularmente una comida que mi paladar tolere -Hyacinth espabiló-
-Ah claro, he oído sobre eso, espero no pasar por ello cuando sea mi turno -La joven se puso en pie y tomó la mano de Penélope- Ven, invadiremos la habitación de Eloise, dejó varios de sus libros -Penélope caminó tras ella y Colin se quedó sin entender lo de las galletas, aún así, se mantuvo en su sitio. Estuvo exactamente una hora hasta que Penélope bajó las escaleras con su Hermana pegada a su brazo, entonces se levantó lo más rápido que pudo-
-¿Hyacinth, podrías dejarme un momento con Pen?
-¿Por qué? -Su hermana era una molestia-
-Necesito decirle algunas cosas
-Pero puedes hacerlo conmigo aquí -Penélope bajó la cabeza observando sus pies y luego la subió para mirar entre ambos-
-Te pagaré-¿Cuánto?
-¿En verdad deben hacer todo esto? -Dijo la Pelirroja entre risas-
-¿Quieres hablar con él Pen? -Hyacinth la observó expectante y Penélope asintió- Bien, pero igual quiero mi pago
-Solo sube a tu habitación -Gruño Colin. Ella sonrió y besó a Penélope en la mejilla para luego subir a su habitación. Colin esperó que Hyacinth pisará el último escalón y girara hacia el pasillo y tomó a Penélope de la mano-
-¿Qué haces?
-No has respondido mis cartas
-Colin debes dejar de escribir, pensé que entenderías -Él abrió una puerta y la hizo entrar allí-
-No puedo -Caminó hasta ella - Yo, no puedo
-¿No puedes dejar de escribir? -Colin tomó sus brazos acercándose demasiado-
-Penélope yo no quiero perderte, yo no deseo que esto acabe, no quiero dejar de verte -Ella lo miró a los ojos, deslizó su mano hasta la suya y la apretó-
-Colin yo no quiero mentirle más a Louis, esto debe acabar y lamento haberte dejado plantado el día que acordamos sería el último. Te daré lo que resta la semana Próxima cuando venga a tomar el té con tu madre y Hyacinth, pero ya no puedo verte de nuevo -Colin sintió que su corazón caía, era una sensación aplastante, el miedo corría por su sangre y sus entrañas se removían provocándole la sensación de un vacío profundo que permanecía cuando se sabía lejos de ella.- Pen no me dejes -Y entonces se abrazó a ella -Eres mi mejor amiga, eres lo único que espero cada semana, verte alivia mi alma e ilumina mi vida -La acercó aún más aspirando su aroma, y por Dios que no deseaba soltarla, era tan suave y su aroma hipnótico lo estaba partiendo en dos, entonces bajó su rostro siguiendo ese aroma, sus manos se movieron a su cabello, tan suave como pensó que seria. Su rostro se metió en el hueco de su cuello y lo dijo, dijo lo que brotaba de su ser -Eres todo lo que quiero -Se perdió a sí mismo, la sintió tan cerca, sintió su cuerpo pegado al suyo y sus sentidos se hicieron añicos arrojando su dolor al abismo. Y entonces besó su piel, todo en él se encendió, estaba envuelto en la pasión y anhelo más grande que había experimentado en su vida, su sueve piel se deslizó por sus labios y su aroma ascendió en círculos hasta invadir su mente, si el cielo existía, Penelope era parte de el. Apretó sus caderas y movió sus labios aún más pero cuando su rostro subió, sus oídos lo escucharon, y sus ojos fueron testigos-
-Por favor Detente Colin -Fue un sonido gutural, un grito retenido en su garganta, mientras sus ojos llenos de pavor se movían en conjunto con sus manos intentando alejarlo-
.
.
.
.
.
OH NO
ESTÁS LEYENDO
Sra. Young
RomanceQuien te viera, ojos piadosos y cabello del color de un atardecer, quien te tocara, con esa piel de algodón y esas pecas envidiadas. Tu dulce voz, oh esa voz de angel que estremece mis sentidos, eres perfecta y aun así mis ojos se negaron a verte. E...