Salió del lugar sin entender ni un ápice de lo que aconteció, o más bien sin creer lo que había pasado ¿Colin se había ofrecido a intimar con ella, con el fin de probar la teoría de que tal vez Louis no era fértil? Oh no, esto realmente ¿Con qué fin? Él Titubeó en sus palabras pero la propuesta fue muy explícita y en otra circunstancia tal vez se abalanzaría sobre él sin dudarlo. Por supuesto hace cinco años atrás cuando aún sentía amor por él, pero ahora solo sintió que estuvo fuera de lugar, tal vez tuvo buena intención al ofrecerse, pero, escucharlo decir eso fue ¡Maldición! Oh, no de nuevo ¿Colin acababa de ofrecerse a ser su amante? Después de todo, las acusaciones de Julia no iban tan mal infundadas, pero por supuesto, ella no lo haría. Subió al carruaje, escuchaba como los cascos de los caballos chocaban contra las piedras del camino, su respiración era fuerte al igual que los latidos de su corazón y de alguna forma pensó en todo lo que había sucedido desde que regresó Colin a su vida.
Primero, él había intentado todo para acercarse, se había comportado de forma extraña en todo lo que tuviese que ver con Louis y parecía siempre, arrugó su frente, el parecía siempre Celoso ¿Celoso? Sus ojos se abrieron. Había muchas cosas pasando por su cabeza. Pero ¿Por qué? Parecía triste y molesto al verla con Louis. Colin se escondió en los jardines para espiarla ¡Espiarla a ella! Cómo no pensó en que eso era por completo extraño y cuando lo visitó él se inclinó, parecía tener intención de besarla, si no hubiese llegado Louis ¡Oh Dios Louis! Él vio lo cerca que estaban y ¿Qué hay del parque? ¿Por qué insistir tanto en saber si lo amaba? Pero ¿Qué? ¡No! Cuando Eloise y Lizzie los encontraron en el despacho, ese fue, ese día también sintió que él la besaría. Su cuerpo saltó cuando el carruaje se detuvo y bajó enseguida, caminó por la parte trasera de la casa y subió sin hacer ruido, se aseguró de que la luz del estudio estuviese encendida y se sumergió en la tina para que luego Evie comenzase con sus preguntas-
-¿Está todo bien Señorita? -No lo está pensó para si misma, porque por alguna razón estaba sospechando que tras la solicitud de Colin de verla a solas, había otro fin-
-Si, lo está -Pero era Colin, él jamás había sido un mal hombre, él era gentil y nunca le haría daño. Sacudió su cabeza-
-El Señor preguntó por usted -Penélope desvió sus ojos a ella-
-Acabará Evie, solo, no hagas más preguntas ahora -Ella acarició su vientre, comenzaba a sentir como crecía, no se notaba aún, pero, sin dudas su vientre estaba creciendo. Después de verlo la semana próxima se alejaría, ella estaba comenzando a sentirse estresada por todo el asunto y lo que comenzó como un divertido rememorar de sus épocas como Whistledown, se convirtió en un mar de zozobra, porque está vez no la encontrarían frente a una imprenta, ni la acusarían de chismosa por delatar a personas, o contar sobre los deslices de los caballeros y jóvenes casaderas. Esta vez se trataba de ella, de sus misterios ocultos, secretos que ponían su matrimonio en juego, el riesgo de ser acusada de adulterio, de que le quitasen a su hijo o peor aún, podía perder el amor de Louis y eso jamás, ella jamás, lograría sobrevivir a ello, porque perder algo que jamás fue tuyo dolía, pero perder un amor puro y recíproco, que le calentaba el alma y la hacía sobrevolar de felicidad, eso la destruiría.
Salió de la tina y su doncella la ayudó a secarse, dejó su camisón en su lugar y se apresuró a ir por Louis, ella abrió la puerta y deslizó sus manos por la madera empujándola hasta ver el rostro del hombre, habían velas a su alrededor que iluminaban a la perfección su rostro. Pudo ver como el desorden de su cabello lo hacía lucir adorable. Se detuvo a contemplar un segundo sus ojos, era él, admirándola y observándola con profundo deseo. Ella caminó acercándose y como siempre hacia cuando iba por él a su estudio, se dejó caer en su regazo, y beso sus labios -Te ves muy cansado-
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Sra. Young
RomanceQuien te viera, ojos piadosos y cabello del color de un atardecer, quien te tocara, con esa piel de algodón y esas pecas envidiadas. Tu dulce voz, oh esa voz de angel que estremece mis sentidos, eres perfecta y aun así mis ojos se negaron a verte. E...