Penélope estaba arrodillada en su viejo piso de madera, la última vez que estuvo en la casa Featherington se había llevado todo el dinero con ella, pero no pudo evitar apartar la alfombra y levantar la madera, sonrió al encontrar una pila de panfletos atados con una pequeña cuerda, recordar esos días hacía que la nostalgia la invadiera. Metió su mano para dejarlas en su lugar y pudo ver un pergamino al fondo, se inclinó extendiendo su mano para tomarlo y lo abrió con rapidez, pensó que aquel día se había deshecho de todas sus cartas, ver la firma de Colin provocó que se le escapara un suspiro, aún permanecían los débiles rastros de lágrimas esparcidas por el papel, provocando la distorsión de palabras por las gotas que cayeron sobre ellas. Pasó noches enteras leyendo una y una vez sus trazos, su amor por él había sido tan doloroso, asfixiante, como si morir con el sentimiento y jamás ser feliz fuese la única opción. El día en que quemó cada una ellas su corazón se rompió, ese mismo día se vio en la obligación de escribir su último panfleto, exponiendo las dolorosas palabras hacia ella del joven Bridgerton, su ira y dolor eran tan intensos que con el último levantar de su pluma como Whistledown arrojó todas las cartas al fuego. Pero esa carta, esa precisamente había mantenido una esperanza en ella, la había hecho sentir que en el fondo la quería, su corazón le decía que él se daría cuenta, la dejó como una esperanza de que su amor podía resurgir, como un recuerdo de que él alguna vez la consideró hermosa, como un susurro que se espesaba en su pequeña cabeza.
Querida Pen, sé que no paro de hablar de mis viajes, pero siempre me alientas a seguir escribiendo, parece que te interesa demasiado Grecia y eres la única que ha respondido constantemente a mis cartas, gracias por ello. Hoy visité algunos lugares interesantes y conocí a hombres que trabajan en la mina de Plata, es increíble y temerario el trabajo de estos hombres. Pude ir con ellos un día y observarlos trabajar, me obsequiaron un pequeño trozo de plata con el que pienso hacer una pieza para alguien importante para mí. Por supuesto di otra caminata por las orillas del mar, quisiera que vieras el mar de Grecia tal y como lo veo ahora mismo, la arena hace cosquillas en la planta de tus pies y no me juzgues por no llevar calzado Querida Pen, te aseguro que vale la pena la sensación, tanto que sé que remilgarías tus faldas sin importar la buena educación que sé que posees. Jamás había tocado agua tan tibia como esta, me he sumergido hasta la cabeza tantas veces que la sensación cálida de estas aguas es parte de mi, como si dejases agua hervida reposar media hora antes para un baño.Es extraño como mi cuerpo me pide venir cada día sin falta a las orillas del mar, su color tan azul, un azul que debo decir que solo he visto en tus ojos, este mar es tan intenso y Hermoso como ellos y sin ánimos de hacer que te sonrojes, son mi parte favorita de ti. Me he dado cuenta que aprecio en gran manera nuestra cercanía y jamás me alejaría de alguien tan importante para mí como tú. Haces que mi vida sea mejor y alegras mi corazón con tus inspiradoras palabras.
Junto a esta carta llegará para ti un obsequio, y si, este collar de plata es el que mencione que mandaría a hacer para esa persona especial.
Con toda mi devocion Colin Bridgerton
Ella saltó un poco al escuchar la voz de Louis por el pasillo, guardó el pergamino en su bolso y reacomodo las tablas de madera antes de que él entrará. Su esposo la vio de pie sobre la alfombra al abrir la puerta, sonrió unos segundos y sintió su mano grande que fue colocada sobre su cintura con expresión increíblemente abierta.
-Tu madre me dijo que estabas aquí -Penelpe asintió humedeciendo sus labios-
-Si, vine por un libro -Ella se alejó de sus manos y tomó uno de los libros de su antiguo escritorio-
-Lo veo -Sonrió mirandola agitar un Jane Austen frente a él-
-Ahora es momento de irnos, debemos prepararnos para el baile Lu
-Luces más serena después de tu mañana de ayer con los Duques -Penelope asintió, no le dijo que Colin estuvo allí, no era que quisiese ocultar nada, pero sentía que de alguna forma era mejor no mencionarlo-
-Supongo estoy haciendo las pases con algunos acontecimientos pasados de mi vida -Penelope se acercó a él y lo abrazó, estar en Londres estaba siendo maravilloso, pero sentía algo extraño dentro, allí donde la culpa y el temor se acumulan, una sensación que se estaba arremolinando en su interior, como si se estuviese devolviendo el tiempo y regresaba a ser esa Penelope llena de inseguridad. Su agarré fue más fuerte en la espalda de Young y todo de pronto comenzó a disminuir, su aroma a sandalo inundó sus fosas nasales, sus grandes brazos la rodeaban persistentes y se sintió devuelta a su presente con su adorado Louis, sus labios se estiraron en una sonrisa al sentir como él besaba la coronilla de su cabeza- Lo Amo Señor Young- Louis miró su rostro y ella observó como las mejillas de él se tiñeron de un lindo Rosa-
-¿Qué diría su madre Señorita Featherington si la encontrará con un Caballero en su habitación? -Ella se alejó poniendo ambas manos en su estómago-
-Temo mi Lord que todo esto nos comprometería
-¿Y si la beso Señorita? -Penelope intentó correr a la puerta y Louis la atrapó acercando su rostro al de ella, lo que provocó que Penelope se deshiciera a carcajadas, pero Louis cubrió su boca- Nos descubrirán -Él bajó su mano lentamente y ella lo miró en silencio-
-Sé de un lugar donde puede comprometer mi honor y nadie se dará cuenta -Él levantó una de sus cejas-
-Oh Señorita, no tiene idea de lo que está pidiendo -Penelope se acercó a Louis, pasó su dedo índice desde su mandíbula hasta su cuello, descendiendo hasta encontrarse con el primer botón de su chaleco, el observó con detenimiento como ella lo desabrochaba y besó la comisura de sus labios lentamente-
-Por supuesto que sé lo que pido mi Lord -Lo miró seductora y se giró abriendo la puerta con rapidez, caminó por el pasillo sonriente, sabía que cosas enloquecian a su marido, cuando bajó las escaleras miró atrás y supo que lo logró al encontrarse con la mandíbula de él apretada y su rostro tan rojo que parecía que sangraria, ella salió de la Casa Featherington y subió al carruaje, cuando la puerta se abrió el se sentó frente a ella en silencio, la observó respirando con fuerza y entrecerro sus ojos-
-Te gusta jugar conmigo Penny y eso no está bien -Ella desvió su mirada y sonrió con satisfacción-
-Ha de perdonarme Señor Young, pero mi madre estaba a unas cuantas puertas de esa habitación -Ambos se removieron en su asiento cuando el carruaje comenzó a andar y ella se sentó junto a él -Pero bien que puede hacer lo que guste en este carruaje -Simuló sopesar- Creo que nos tomará algo de tiempo llegar a nuestro destino - Ella acomodó el moño de su camisa acercándose a sus labios- Podría mostrarme eso que dicen deshonra a una damita de buen nombre.
...
El día fue tan placentero, Augie y Amelia pasaron toda la mañana jugando con Penelope y Colin. Penelope nunca había corrido tanto, cualquiera que mirase la escena no dudaría en escandalizarse, corrían tras los niños y Colin los alzaba dándoles vueltas en el aire mientras Daphne y Pen reían.
-Colin se arruinará tu ropa -Habló Daphne sentada sobre una manta en el césped. Miraba con desaprobación a su hermano acostado en el suelo mientras los niños lo empujaban para que diera vueltas-
-Creo que aquellas Damitas están muy serias ¿Creen que merecen una lluvia de cosquillas- Él rostro de ambos niños se iluminó, y corrieron hasta Daphne y Penelope haciéndoles cosquillas, ambas mujeres intentaban aguantar las risas pero al unirse Colin al ataque de cosquillas no lograron contenerse y ambas cayeron sobre la manta-
Colin estaba tan feliz que sin dudarlo detendría el tiempo, se mantendría en ese momento indefinidamente si eso significaba que podría escuchar su risa, que podría escuchar su voz, que estaría viviendo en lo que anhelaba fuese su vida.
Cuando Young vino por ella observó desde una de las ventanas, con sigilo asomó su cabeza mientras Daphne la despedía. Aunque parecían amarse el sentía que de alguna forma su unión no era correcta. Penelope debía estar junto a alguien extraordinario y Young parecía un hombre tan simple, demasiado aburrido según el. Pen merecía aventuras, una vida donde pudiera ser ella plenamente, pero si quiera podía llamarlo por su nombre de pila estando cerca de Young. No parecían nada compatibles salvo porque a ambos les gustaba leer, y aunque no permaneció mucho tiempo frente a ellos había una posibilidad de que Penelope simplemente estuviera con el porque no tuvo opción y quizás logró tenerle algo de cariño, pero ¿Y si no era amor?. Ella debía ser libre de expresarse, y desde que la vio sentía que ella debía cohibirse de reír y ser con él como antes, ella merecía recibir cuidados, ser feliz como cuando estuvo con el y si encontraba una sola cosa que estuviese haciendo él para dañarla lo acabaría con sus propias manos.
...
Una semana después se encontró con Penelope esperando a Eloise, ella estaba sentada en el salón con un lindo vestido rosa ¿Ya no usaba amarillo? Colin observó con detenimiento los movimientos de ella, estaba leyendo algo y pasaba lentamente las páginas con suma concentración, su cabello iba en una trenza de donde escapaban pequeños mechones y dejaba que la piel blanca de su cuello resaltará por el rojizo color de su cabello, se acercó en silencio mientras observaba su piel, podía ver como sus pechos bajaban y subían con sus respiraciones, se preguntaba cómo se verían bajo toda esa tela y la mano de ella de pronto se movió hasta su nuca, pasó sus dedos lentamente en esa zona como si intentase quitar algo y el solo comenzó a experimentar un intenso deseo de acariciarla, la mano de ella se deslizó hasta su cuello y él tragó con fuerza haciendo que su rostro se girará en su Dirección-
-¡Colin! No te escuché llegar -Ella entrecerró sus ojos al ver que su rostro estaba rojo -¿Estas bien? -Ella se puso en pie mirándolo con preocupación-
-Si ah, yo -Tartamudeo- Estoy, estoy bien
-Estoy esperando a Eloise -Ella repasó su rostro de nuevo observándolo nervioso- ¿Colin en serio estas bien?
-Si ¿Por qué?
-Parece que acabas de correr un kilómetro -Él agitó su cabeza-
-Es que baje muy rápido las escaleras -Mintió-
-Ah, entiendo -Colin dudo un poco en cómo proceder y luego caminó sentándose frente a Pen y ella lo imitó-
-La mañana en casa de Daphne fue increíble
-Lo fue, me divertí mucho -Dijo tomando un sorbo de su taza de té-
-Eres buena con los niños -Colin parpadeó- Nunca había visto a Amelia caer rendida en otros brazos que no fuesen los de su madre -Penelope sonrió-
-Supongo le he caído en gracia
-Supones bien, ella es algo odiosa
-¿Lo dices en serio?
-Siempre paso mucho tiempo con Daphne y los niños, conozco muy bien a esa pequeña amargada, tiende a sacarle la lengua a los visitantes y salir corriendo
-Entonces en verdad lo he hecho bien -Ambos rieron al unísono y Colin no pudo evitar mirarla demasiado, se veia especialmente radiante esa mañana-
-Pen -Carraspeó- Te vi en el baile de anoche -Él tomó una galleta de mantequilla y la llevó a su boca- Pensé en invitarte a bailar una pequeña pieza pero, no sabía si era correcto -Ella ladeo su rostro observándolo con curiosidad-
-¿Por qué no bailaste con nadie? Deberías invitar a la pista a alguna linda señorita -Colin arrugó el entrecejo-
-Para nada, las últimas veces que saque a bailar a algunas Señoritas me dejaron los pies adoloridos, aún me estoy recomponiendo de las fracturas en mis dedos
-No exageres, no creo que te hayan fracturado nada
-Y mis oídos oh Dios Penelope ellas hablan de cosas tan tontas, es como si hablase con una niña de la edad de Hyacinth pero con un mani en lugar de cerebro, mi hermana tiene conversaciones más interesantes, si quiera notan que algo pasa a su alrededor -Penelope dejó escapar una carcajada y él no pudo ser más feliz- Siempre deseo volver a esos días en que me paraba a tu lado y con tu lengua afilada me hacías extender mi mente a cosas tan interesantes y vaya que sabias elucubrar en situaciones por demás escandalosas -La miro con esa sonrisa sesgada que años atrás la haría desmayar-
- ¿Cómo cuando mencioné el parecido del heredero del Conde y su lacayo? -Él hizo un leve asentimiento-
-Los mejores descubrimientos, sabes, ahora que lo pienso siempre fuiste muy observadora, era peculiar la forma en que podías saber todo en un instante -Penelope lo miró de reojo mientras tomaba el último sorbo de su taza de té-
-Lo era -Ella lo observó llevarse a la boca dos galletas de un tirón y sonrió, claro que era observadora, debía serlo por su panfleto, pensó mientras recorría con su dedo índice el lomo del libro en su mano-
-Pen es extraño, es la primera vez que vienes aquí y dejas desperdiciar estas galletas -La mirada de ella se posó sobre aquel plato y luego cayó de vuelta a sus ojos-
-Creo que debo regresar a casa Colin -Ella se puso en pie dejando el libro a un lado y él también se levantó de su asiento con la boca llena-
-Pero Eloise aún no llega -Penelope se sentía extraña, desde que leyó esa carta había una sensación tan confusa en su interior, no le agradaba para nada y estar cerca de Colin solo acrecentaba ese molesto nudo en su estomago-
-Vine sin avisar, debía imaginar que tal vez no se encontraría en casa -Hizo una pequeña reverencia y comenzó a caminar en dirección a la puerta-
-No quisiera que te marches -Colin tomó su brazo con delicadeza haciendola detenerse-
-Ya casi es medio día, es necesario que regrese a casa -Ella posó su mano en la de él y lo observó, como si intentase descubrir el por qué él estaba insistiendo en que no se fuera, la mirada de Colin vaciló, la intensidad de los ojos de Penelope lo hacían sentir desvalido. Ella antes no hacia contacto visual, era tan tímida que a penas sus ojos chocaban con los de él miraba a otro lado, pero esta Penelope, ella lo observaban con detenimiento, sin temor y con una arrasadora confianza que lo hacía querer arrodillarse ante ella. Su toque era cálido sobre su mano, aunque los guantes se interponían sintió que sus ojos le enviaban un mensaje oculto, como si lo invitasen a acercarse más - Un gusto verte Colin -La escucho decir y vio como salía de la Casa y subía al carruaje. Mientras más se acercaba más se quemaba, ella lo haría perecer con esa mirada suya y solo llegó a una conclusión, tenía que recuperarla.
Ese día se dispuso a espiarlos, seguiría a Young y hurgaría en las actividades del hombre hasta encontrar algo, él siempre había estado junto a Pen, la había protegido y no dejaría de hacerlo. Lo primero que hizo fue ir la residencia Young, eran pasadas las ocho de la noche, él fue en su caballo y lo dejó a unos cuantos kilómetros del lugar, se escabullo al jardín y asomó su cabeza por las ventanas a ver si veía algo, sin embargo, todo parecía en total quietud. Fisgoneo por un camino de piedras en la parte trasera, hasta que escuchó una risa proveniente del invernadero. Dio pequeños pasos y se asomó, ahí estaba ella, estaba leyendo un libro y aunque no lograba divisar el título en la portada ella parecía muy entretenida. Había plantas en todas partes y estaba en un pequeño Sofá muy cómoda. Él se acercó un poco más tras algunos arbustos y la escuchó reír de nuevo, descubrió que Penelope leía todas las noches en el Invernadero, siempre estaba con una taza de té y frutos secos, eso le pareció extraño, recordaba que ella siempre acompañaba el té con galletas. Llevaba dos días yendo a la misma hora, para observarla leer, era encantadora, sus ojos siguiendo las líneas, sus carcajadas en completa soledad y la forma en la que hablaba con el libro, eso era algo nunca visto por él.
-Increíble -La escuchó decir, golpeando su pierna, eso lo hizo sonreír- No puede ser tan difícil hacerlo -Dijo entrecerrando sus ojos. La luz de las velas era tenue, pero era suficiente para observarla por completo, llevaba su ropa de dormir y un chal cubriéndola, sus curvas eran evidentes bajo la delgada tela-
-Ya es un poco tarde ¿No crees? -Ella se irguió mirando en dirección a unos setos y apareció Young entre ellos-
-La historia está muy entretenida -Él se sentó a su lado y posó su mano sobre los muslos de ella-
-Sabes que no me gusta que leas aquí tan tarde
-Ninguna serpiente va a atacarme Lu, nunca ha pasado -Ella dejo el libro a un lado y se acercó al rostro de su marido dejando un pequeño beso en su mejilla-
-Si vienes aquí debes traer a alguien que te acompañe -
-Siempre vienes conmigo -Él tomó su rostro-
-Lo sé, pero también sé que cuando no estoy lo haces sola -Penelope blanqueó sus ojos y él besó sus labios. Colin apartó la mirada, no soportaba que la tocara y menos que la besara, pero enseguida vino a su mente, ese no era el único beso que habían compartido, ella era su mujer, había pasado mucho más que eso y la sola idea le repugnaba, él había sido el primero y el único para ella en todo -Eres una niña mimada-
-¿Por quién? -Ella sonrió acariciando su mano-
-Por supuesto que por mi -Tomó el libro y lo abrió- ¿Dónde nos quedamos?
-En realidad he adelantado mucho mi lectura -Él la miró como si hubiese blasfemado-
-¿Penny has continuado sin mi?
-Ya lo has leído tres veces Lu, solo vienes porque te gusta escucharme leer, sé que casi sabes las líneas de memoria -Él tomó sus piernas y las estiró en el sofá y recostó su cabeza en el regazo de ella -
-Ahora si -Se abrazó a ella con los dedos de la mujer acariciando su cabello-
-Leeré desde donde yo quedé -Louis refunfuño-
-Esta bien pero haz las voces -Ella se echó a reír y comenzó a leer-
-La Señora Peters estaba desesperada por su hija y oohh -Penelope gritó cosa que asustó a Colin- Marian sí que le daba dolores de cabeza- Ambos sonrieron y así pasó una hora, Pen leía y ambos hombres escuchaban atentos, aunque ella no tuviese idea de la presencia del otro. Cuando terminó el capítulo Pen dijo -Es hora de dormir Lu- Ambos se pusieron de pie y salieron del lugar tomados de la mano con la mirada de Colin sobre ellos. Había disfrutado de escuchar su voz por tanto tiempo, agradecía al cielo que Young escuchaba atento sin interrumpir, y cuando llegó a casa durmió como un bebé, intentó no pensar que ella estaba con él, en lugar de eso imaginaba que era el quien estaba en su regazo escuchando la perfecta lectura.
Asi fueron sus noches durante una semana, Young estuvo algunas noches las cuales él amaba pero odiaba a la vez. Las amaba porque Pen leía en voz alta y podia escucharla, pero las odiaba porque Young siempre estaba demasiado cerca de ella, aunque le gustaba también cuando ella estaba sola, podía verla por horas, contemplar sus movimientos. Durante esos días había observado que Pen y su marido en realidad se llevaban muy bien, aunque no hablaban mucho en las lecturas siempre se estaban riendo o dándose demasiadas muestras de cariño, Colin lo siguió algunas veces y parecía ser un hombre decente, siempre le dieron buenas referencias de él y Anthony por su parte hizo una investigación que dio el mismo resultado.Al sexto día de sus escapadas nocturnas Benedict lo siguió, al darse cuanta de lo que hacía su hermano solo sintió pena, escabullirse por las noches para espiar a una mujer casada no era ni remotamente algo que se considerase correcto y la noche siguiente lo interceptó en el camino.
-Colin debes parar esto -Su hermano lo miró confuso-
-¿De qué hablas?
-Sé que llevas días viniendo a la Casa del Señor Young para ver a Penelope, te vi, y aunque no te acercas a ella no es correcto -Colin rodó sus ojos-
-Yo solo quiero estar cerca de Pen
-No es la forma Colin, y lo sabes. Podrían atraparte espiando y sería lo peor, la temporada ha iniciado y puedes verla en los bailes, podrás hablar con ella, pero mantente sereno hermano, ahora es una mujer casada y tú deberías hacer lo mismo -Colin subió a su caballo y regresó a Casa. Su hermano tenía razón, no debía seguir con esto, se estaba volviendo loco cada día, era estúpido estar tras unos arbustos durante horas solo para verla-Esa Noche Penelope intento salir a su lectura, pero Louis se negó debido a algo que aconteció la noche anterior. Young había aparecido la mañana siguiente a su recamara preocupado, al inicio no quiso contarle, pero ella insistió
-Lu ¿Qué sucede?
-No es nada, Penny creo que nos iremos a otro lugar
-Pero ¿Por qué? Esta casa es cómoda, acabas de comprarla ¿A caso hay algo que te moleste de ella?
-No es eso, la casa está bien -Lo vio apretar su mandíbula y se acercó-
-Louis debes decirme que sucede
-Penny debes dejar de salir de noche, por favor si lees que sea dentro.
-¿Qué? Ya hemos hablado de esto, no me pasará nada -Él tomó sus hombros-
-Sé que lo has dicho pero esta vez es diferente
-¿Al menos contigo puedo salir?
-Temo que es peligroso, y no quiero que te pase nada.
-¿Peligroso? Lu siempre he leído en el Invernadero, incluso en escocia solía hacerlo y nunca te opusiste ¿Qué me estas ocultando? -Louis la tomó de la mano y la llevó al lugar donde acostumbraba leer, pero en lugar de caminar hacia el sofá la llevó entre algunos arbustos-
-Mira esto -Señaló el suelo y ella miró con atención- Son huellas de botas Pen- Ella abrió sus ojos- Desde aquí se tiene una vista al lugar donde siempre te sientas y si te pones de pie frente al sofá solo se ven los arbustos, alguien ha venido varias noches a observarte y es un hombre-
-Pero Louis eso es inaudito- Él puso una petaca en su mano y Pen se quedó sin habla-
-Estaba justo ahí, pareció olvidarla, los vecinos dicen haber visto pasar un hombre a pie que se escabulle en nuestros terrenos y esa es la prueba. Se esconde aquí a hacer sabe Dios que cosas -Penelope no podía hablar, ella sabía de quien era esa petaca, la había visto muchas veces antes, era de Colin-.
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Todo comienza a Complicarse
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Sra. Young
RomanceQuien te viera, ojos piadosos y cabello del color de un atardecer, quien te tocara, con esa piel de algodón y esas pecas envidiadas. Tu dulce voz, oh esa voz de angel que estremece mis sentidos, eres perfecta y aun así mis ojos se negaron a verte. E...