» 03 de noviembre, 2XX8
Camila
No puedo decir que quien haya trabajado en esto antes haya dejado las cosas en orden. Lee y yo hemos tenido que recuperar los archivos de todas partes. Ella es la única que está totalmente de acuerdo con mi decisión, después de que la entendió al menos. Valentina y Tirso... ninguno de los dos es muy partidario de que siga usando tecnología para resolver nuestros problemas.
No importa. Esto es algo que tengo que hacer.
—Volvieron a abrir las tiendas del parque —dice Lee, que llega con algo de comer para ambas—, y Tirso dice que recojas el móvil del bebé porque ya está listo.
Tina. Su secreto resultó ser la única noticia sobre vida en medio del apocalipsis. Es un milagro que mi sobrino haya sobrevivido todo eso. Supongo que pasaban tantas cosas que no me di cuenta de los cambios. Valentina tampoco habló de ellos, fue Tirso quien los notó. Siempre quisieron hijos, estaban intentando cuando esto empezó. Deberían haber tenido eso. Pero Fran sigue en algún lugar perdido dentro de una base de datos que cada día es más corta.
No solo quiero arreglar las muertes.
—¿Qué día es hoy? —pregunto levantando la vista de la microsoldadura.
—Relájate, aún es tres de noviembre . Falta una semana. —Lee se sienta al lado mío y revisa las piezas que ya tengo, es de las cosas en las que si puede ayudarme—. De todos modos, deberías tomarte unos días y estar en casa. Casi no has parado desde junio.
Desde que Damon murió quiere decir. Me cuesta demasiado estar en todas partes porque todo trae memorias de él y ya nada me hace acuerdo a él. Suspiro y bebo un sorbo del café que Lee dejó a mi lado. Es pésima idea comer en un laboratorio, pero me da igual. Incluso estar con las personas que quiero es difícil, menos cada vez, pero es difícil. Cuando trabajo no tengo que sentir ni pensar; puedo fingir que esto tiene solución.
—Estoy cerca —me excuso.
En el laboratorio suelo llevar el cabello recogido y le he enseñado a Lee a hacer lo mismo. Ahora que es otoño ella lleva una chaqueta de aviador y yo el suéter de siempre, uno de los de Damon. El jardín está igual de desordenado y más aún con las hojas caídas, pero no he salido a caminar.
¿Es ridículo?, que después de cuatro meses no pueda escuchar sus canciones porque duele demasiado, ni participar en las conversaciones que tratan sobre él porque las palabras todas fallan.
Valentina dice que tengo que dejar ir. Tal vez habla de ella misma y de Fran y de mi sobrino. Tal vez tiene razón, pero no sé por dónde empezar a recoger los pedazos. Miro los dibujos de Day una y otra vez para recordar lo que ha pasado. No me atrevo a ver sus memorias, no hasta que sepa seguro que no me lo puede decir él.
¿Sabía que iba a morir? ¿Me mintió?
—Cami —Lee me pone las manos en los hombros para traerme a la realidad—, estás disociando.
—Perdón. —Sacudo la cabeza y bebo otro sorbo—. ¿Cómo está la ciudad?
Hace más o menos tres días que no salgo de aquí. Las cosas despiertan poco a poco y temo que vuelvan a la normalidad en vez de ser mejores. Day siempre dijo que todo va demasiado rápido, y ahora más que nunca necesito que todo se detenga un momento.
—Eh, hay más personas. Están limpiando y hay muchas brigadas médicas. Tina dice que las cosas van a estar raras al menos por un año —empieza Lee dando vueltas al chocolate dentro del vaso de cartón, recuerdo cuando eran de espuma y plástico, prefiero este tipo de cartón, sabe mejor—. Hay muchos anuncios de gente perdida pero ya hay más zonas con agua y luz. Aún no hay escuelas. La verdad no sé si regresaría; aprendo más contigo.
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Error 410: Sueños Rotos
FantascienzaLos Metagoogles debían acabar con el dolor y los días malos; en realidad, acabaron con los humanos. Sin la memoria, las emociones y el amor, de ellos queda una carcasa que el músico Damon llama muñecos y que la científica Camila debía convertir en e...