𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐈

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༺𝐇𝐈𝐋𝐀𝐋༻

Gojo entra al departamento con una expresión nada amigable después de perder el partido con la selección italiana, el miedo de no clasificar al mundial lo volvía loco, se sentía rodeado de jugadores mediocres que no sentían su camiseta, con un director técnico que despreciaba y consideraba un idiota.

Tiro su bolso contra el sillón y se sentó ahí solo para juntar más estrés.

El departamento de Utahime estaba lleno de juguetes por todos lados, y ahí se cuestionó porque pagaba la limpieza si siempre terminaba así, y considero despedir a la que limpia, pero sabe que ese pensamiento es solo el efecto de su enojo, la puerta se abre y escucha las risas de Natsu y Kuroi. Su hija va corriendo para abrazarlo y él accede sintiendo algo de calma pero su hija no era alguien tranquila es más bien como si tuviera un adorable perrito labrador que te quita energía y ahora mismo no podía con ella, Kuroi se acerca para llamar su atención.

—¿Podrías llevarte a los niños a casa?—Pregunta Gojo al verla— No estoy de humor hoy, en una hora más o menos iré.

—¡Pero papi yo quiero que tomemos un helado!—Protesta la pequeña de ojos celestes.

—Llevare helado cuando me de una ducha, papá esta cansado.—Intentó explicar.

—Justo vine aquí a decirle que su esposa dijo que su madre vendría a recoger a los niños.—Le informa Kuroi

—¿Qué fue lo que dijiste?

Intenta mantener la compostura, pero cada ruido repentino o grito juguetón de sus hijos parece aumentar su irritación, Ren ni siquiera lo saludo, conocía a su padre y preguntar por el partido solo lo haría enojar, Gojo le pidió a Kuroi que enviara a los niños a su casa y que no tenían permiso de ir con su abuela, cuando dejaron el lugar, el peli plateado vio dos mensajes de Utahime, que decían que su madre recogería a los niños en su departamento, algo que no habían pactado, algo en lo que ni siquiera fue consultado, lo que hizo que se sintiera más furioso.

La llamo, una y otra y otra vez, por supuesto que estaba desfilando, por lo que le envió mensajes agresivos, la insultaba por la situación. La puerta del departamento se abre y su suegra entra como si fuera su casa junto con su pareja.

—¿Dónde están mis nietos?

—No te los vas a llevar—Advierte con una voz tensa, conteniendo su ira. —, no después de que expusiste a propósito la cara de mi hijos hace unos años cuando te los dejamos a cargo.

—No fue esa mi pregunta, si no están aquí entonces están en su casa.

—No te di permiso para que te los lleves.

—Pero mi hija si, y lo voy a hacer así que no me hables.

La discusión aumenta mientras Gojo y su suegra intercambian palabras cada vez más agrias y violentas, ella amenazando con ir a su casa y llevarse a sus nietos y él a punto de perder el control por completo. Respira profundamente, tratando de calmarse antes de decir algo de lo que pueda arrepentirse más tarde, pero cuando la pareja se mete entre ellos de forma agresiva diciendo que irían igual porque “Utahime les dio permiso”, Gojo no pudo contener su ira, empuja a su suegra contra la pared para darle un golpe en la cara, le quebró la nariz completamente y chorreo sangre por el piso, lo que paso después fue un caos.

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