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Mamá me esperaba cuando llegué a casa después de la escuela, con una copa de vino en la mano. Por el gesto de descontento en sus labios, sabía que esto no iba a ser bueno. Yendo a la pequeña sala de estar, dejé caer mi bolso en el sofá y me eché en él.

Ella me siguió.

- La madre de Pablo me ha llamado esta tarde - Tomando una revista, fingí no tener ni idea de lo que me hablaba.

- ¿Tuvieron una charla agradable?

- No realmente - dijo, sentada en el sillón de cuero - Me dijo que Nico lo golpeó. Y qué rompiste con él. Le aseguré que todo esto tenía que ser un malentendido.

Hice una mueca.

- ¿Es que ni siquiera tienes curiosidad de por qué Nico lo golpeó? - La vi sorber de su copa y sentí una oleada de ira - No se quería ir. Y eso pasó después de que tratara de romper con él y enterarme de esas fotos, mamá.

Le temblaba la mano mientras dejaba el vaso sobre la mesita a su lado.

- Mariana...

Girando hacia ella, quise que comprendiera a dónde quería llegar. Tal vez quería que me viera por lo que era ahora.

- Mamá, no sabía que tomó esas fotos. Y no estaba de acuerdo con ello.

Parpadeó, alisando sus pantalones de lino con una mano.

- Es bueno saberlo. No me gustaría creer que te sentías bien con algo tan...asqueroso.

Asqueroso no era la única palabra que lo describía. Sucio. Violación.

- Entonces tienes que entender por qué no puedo estar con él.

- Cariño, lo que hizo estuvo mal, pero cometió un error - Colocó su copa de vino en el mantel - Todo el mundo lo hace.

Sorprendida, la miré fijamente.

Pasando sus dedos a lo largo de los brazaletes de oro que circundaban sus muñecas, se enderezó en el asiento.

- Tu padre ha cometido errores. Y no habríamos estado casados por tanto tiempo si no hubiésemos aprendido a perdonar.

Poco a poco, salí de mi estupor.

- Pablo tomó fotos de mí dándole una mama...

- Ya lo sé, Mariana - Su nariz se arrugó - Pero este incidente sucedió hace mucho tiempo. Y estoy segura de que se siente mal por ello. Debe sentirse mal por ello.

- La verdad es que no me importa si se siente terrible - admití, y me pregunté si debía sentirme mal por eso - No puedo creer que alguna vez estuviera lo suficientemente bien con ello como para seguir con él después de todo.

Mi madre suspiró.

- No estoy de acuerdo con lo que hizo, Mariana, pero es joven y es hombre. Dios sabe que no será la última decisión estúpida que tomará en su vida.

- ¡Será la última decisión estúpida que me involucre!

Hizo caso omiso de eso.

- Tienes toda la razón en estar molesta. No te culpo por eso, pero creo que deberías hablar con él. Su madre y yo estábamos diciendo que después...bueno, después de todo, podrían necesitar algo de tiempo para reencontrarse sin todas estas influencias externas que te confundan.

Había una buena probabilidad de que cuando salí de la escuela hoy, hubiese entrado directamente en la tierra de la locura. Una parte de mí quería reír ante lo absurda que lucía mamá defendiendo a Pablo por hacer algo tan vil, pero la otra parte de mí, la parte más grande, estaba atrapada en algún lugar entre ser regañada y molestada.

No mires hacia atrás Donde viven las historias. Descúbrelo ahora