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Nos encontramos con Nico y Euge en el Cashtown Inn para la cena. Las reservaciones para el lugar tenían que haber sido difíciles de conseguir, pero papá al parecer había cobrado algunos favores y nos consiguió una mesa a los cuatro en el comedor lleno. Con una cena con velas, todo lo que había estado pasando se desvaneció a un segundo plano.

No me había reído tanto en mucho tiempo y creo que nunca antes me había sentido tan bien, compartiendo una comida demasiado lujosa con mi hermano y su novia, la mano de Peter alrededor de la mía debajo de la mesa.

Y ninguno de los otros niños en el hotel dijo o hizo nada que indicara que habría algún problema. En todo caso, la mayoría parecían sorprendidos cuando Peter y yo salimos tomados de la mano.

- ¿Estás lista para bailar un poco? - preguntó Euge, luciendo sexy en su reluciente vestido.

Asentí, sonriéndole a Peter.

- ¿Qué tal tú?

Se movió detrás de mí, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura. Bajando su mejilla a la mía, sonrió.

- Iré a donde sea que estés.

Nico nos miró.

- No estoy seguro de si me gusta esto.

- Oh, cállate - Euge agarró su brazo, jalándolo hacia el coche - Es hora de ir de fiesta - Gruñendo, Nico permitió que se lo llevara. Ella miró por encima del hombro, articulando "caliente" antes de que golpeara el trasero de mi hermano.

Reí, apoyándome en Peter. Hizo un sonido que causó un alboroto en mi pecho, y sus brazos se apretaron a mí alrededor.

- Si no nos vamos ahora mismo para el baile - dijo, sus labios rozando mi oído - estoy seguro de que no lo lograremos.

Mis mejillas estuvieron sonrojadas durante todo el camino hasta el hotel celebrando nuestro baile de graduación. Con mi brazo envuelto firmemente en el suyo, pasamos a través de la entrada trasera, siguiendo el ritmo constante de la música y las risas del salón de baile.

Apreté mi agarre en sus brazos una vez que entramos. Candelabros colgaban del techo, proyectando la única luz sobre el montón de cuerpos moviéndose. Lirios adornaban las pequeñas mesas redondas; lo que parecía como guirnaldas de rosas decoraban el escenario bajo la pancarta. Pequeños arbustos y árboles interiores estaban decorados con luces. El lugar era hermoso y surrealista.

Casi de inmediato, amigos saludaron a Peter. Sonreí, amando la facilidad con la que Peter trataba con las personas, la informalidad y una abierta amistad. La gente gravitaba hacia él y, por ello, hacia mí. Varias miradas sorprendidas nos saludaron, pero no me importó. No había nada que pudiera arruinar esto.

Euge y Nico reaparecieron, y antes de que Peter y yo pudiéramos compartir un baile, me tiró hacia la pista.

- ¡Baila! - demandó, sus brazos en el aire.

Riendo, agradecí y aprendí que no era una mala bailarina. Captando el ritmo con facilidad, me moví con la música, perdiéndome en el ritmo rápido. Una sensación de familiaridad se apoderó de mí y con ello una punzada de culpabilidad, pero me deshice de ella para simplemente disfrutar el momento.

Cuando la canción terminó, nos dirigimos de nuevo a donde habíamos dejado a los chicos. Me tropecé con una rubia con un vestido rojo.

- ¡Lo siento! - grité sobre la música.

Se dio la vuelta, sus ojos muy abiertos con sorpresa.

- ¿Lali? ¿Viniste?

- Rochi, te ves genial - Y era verdad. El vestido rojo se ajustaba a su esbelta figura perfectamente.

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