SESENTA Y OCHO

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no espero mucho tiempo, comenzo a buscar en la computadora alguna información que pudiera ayudarlos a detener el tráfico y atraco que iba a suceder pronto; no le importaba si debía quedarse hasta tarde nuevamente si eso ameritaba encontrar alguna cosa que lo ayudará, Henríquez también hacia lo suyo desde su escritorio y Martínez hablaba por teléfono con otros oficiales que estaban detrás de los mismos delincuentes.

después de varios intentos fallidos logro encontrar algo muy interesante para la investigación, todos los que estaban involucrados en el atraco eran de un grupo peligroso de delincuentes que habían exiliados y enviados a nueva york para cumplir una condena aquí; Leyó la información una y otra vez, aunque le quedaban algunas dudas esa información debía ser genuina y verdadera.


-¿encontraste algo?- pregunto el segundo al mando, Leonardo asintió seriamente- ¿algo interesante?

-ellos no son de aquí- comento ganándose la atención de su compañero- fueron exiliados

-¿eso quiere decir que son prófugos?- Martínez se sentó frente al pelinegro, Leonardo negó con la cabeza

-los enviaron desde Venezuela hasta aquí- el pelinegro suspiro- fueron tanto los delitos que cometieron, que decidieron enviarlo a otro país para que cumplieran la condena que les corresponde

-pero ellos deberían estar en la cárcel, no ideando un plan para traficar drogas- comento confundido

-al entrar a la ciudad consiguieron pasaportes falsos para pasar desapercibidos entre los policías- suspiro- es por eso que no sabíamos nada de ellos hasta ahora, pero ahora sabemos como se llaman para lograr atraparlos

-pero aun no sabemos cuando atracaran- Martínez lo miro- ni el lugar donde lo harán, ¿Cómo lo haremos?

-alguien de nosotros debe infiltrarse como uno mas de ellos-Leonardo lo miro- deberá ganarse su confianza, y esperar a que uno de ellos diga exactamente el lugar y el momento en donde pasará el atraco

-¿quién sería capaz de hacer tal cosa?- pregunto sorprendido por la idea de su amigo- es súper peligroso hacerlo, ¿y si lo descubren?

-eso no pasará, la persona que decida hacerlo irá bien camuflada para no levantar sospechas- Leonardo sonrió-los micrófonos ni siquiera se notaran, será una tarea difícil, pero se podrá lograr


-¿me pongo celoso ahora, o es solo una conversación de amigos?- tanto como Martínez y Leonardo sonrieron, Henríquez se acerco y se sentó junto a su pareja

-alguien se infiltrará en la pandilla, sacará información y así podemos evitar el tiroteo- Martínez sonrió

-¿no pensarás ofrecerte y entrar en la boca del lobo?- pregunto Henríquez preocupado, mirando a su pareja y su amigo

-Leonardo lo hará- comento llenando de sorpresa al mismo pelinegro- el se ofreció, aunque le dije que era peligroso y que podía enviar a alguien mas

-¿en cerio te arriesgarás así?- pregunto Henríquez temeroso- a tus hermanos no les gustará la noticia, y lo sabes 

-lo mantendré en secreto- sonrió- espero que ninguno de ustedes vayan de chismosos a contarles, porque recibirán un castigo digno de su cargo de policías

-esta bien Leo- tranquilizaron los dos a su amigo

-buscaré la forma de averiguar todo lo que necesitamos saber- hablo confiado-haremos una redada justo en el momento en que carguen la droga 

-esta bien 


Sabía que sus hermanos le prohibirían ir a arriesgarse  en tal cosa, pero lo mantendría en secreto para que no se entrometieran; se preparo mentalmente para mentirle a sus hermanos, intentaría que sus hermanos no sospecharán nada de lo que tramaba, se despidió de sus amigos con una sonrisa. ya tenía una idea de donde sería la próxima reunión de los contrabandistas, así que después del trabajo iría al puerto.


decidió ir caminando para no levantar sospechas, a lo lejos vio a dos personas que intercambiaban unos paquetes sospechosos; decidió acercarse con cuidado de no levantar sospechas, se coloco el gorro de su capucha ocultando su rostro. 


-estas muy lejos de casa pajarito- comento aquel hombre con una leve sonrisa- ¿estas buscando problemas?

-para nada- Leonardo lo miro, el hombre quedo sorprendido ante el color de sus ojos- solo quiero un poco de mercancía, me dijeron que tu vendías una de excelente calidad ¿eso es así?

-siempre tenemos lo mejor para nuestros nuevos y antiguos clientes- sonrió- ¿de cuanto estamos hablando?

-no lo se, soy nuevo en esto y no se si me hará daño- comento inocentemente- ¿Cuánto me recomiendas comprar?

- con un kilo durarías todo este mes- sonrió al verse con un nuevo trato entre sus manos- eso si, no sale nada barata

-¿no hay precio especial a los nuevos integrantes?- pregunto tratando de ganar su confianza

-claro que si, sígueme- 


el hombre comenzo a caminar hacia unos contenedores que transportaban los grandes barcos que llegaban al puerto, Leonardo lo siguió confiado; ambos entraron a una especie de guarida secreta del narcotráfico, no se sorprendió de ver a todo el grupo que estaban buscando intercambiando dinero por drogas. el hombre llego hasta el que parecía el líder de la banda, ambos se miraron con complicidad.


-jefe, aquí hay otro- comento, el que se hacía llamar jefe lo miro de pies a cabeza- ¿por que te interesa entrar al negocio y consumo?

-mi mama me abandono, y siempre quise probar cosas nuevas- mintió con destreza- las drogas me parecieron buena idea

-¿eres confiable?- pregunto nuevamente, Leonardo asintió, el jefe sonrió- denle de las mejores que tenemos, yo invitare la primera ronda


Todos celebraron el ingreso de un nuevo adicto a la banda, el jefe mando a poner otra silla a su lado para su nuevo aliado; Leonardo acepto con una sonrisa, el primer paso ya estaba listo, logro conocer el lugar de atraco, ahora solo faltaba ganarse la confianza del jefe, ser su mano derecha para así poder atacar con todo. Paso la noche y Leonardo evito como pudo consumir alguna de las drogas que el jefe le daba, no quería terminar siendo un verdadero adicto a las drogas como ellos; simplemente cuando una nueva droga estaba frente a el, indiscretamente la empujaba directamente a su mano por debajo de la mesa y la guardaba en su bolsillo.  

Cuando dieron la 1 de la mañana, Leonardo se despidió inventando una mentira creíble como para que ninguno de ellos lo siguiera a casa; el jefe le entrego una tarjeta especial, la cual tenía escrita la clave que le permitiría ingresar libremente a la guarida. suspiro tranquilamente al verse cerca de su casa, esperaba a que sus hermanos estuvieran durmiendo para evitar preguntas incómodas que trataría de evitar.

al abrir la puerta de la casa suspiro con tranquilidad, sus hermanos estaban durmiendo; cuando iba a subir las escaleras la luz de la sala se encendió tomándolo por sorpresa, detrás de el, se encontraban sus 3 hermanos cruzados de brazos y con una mirada aterradora


-¿donde estabas tan tarde?- 





CONTINUARÁ.................




NOTA: 


espero que este capitulo compense el tiempo que me he demorado  en actualizar, las fuerzas a veces nos abandonan y no quedan muchas ganas para continuar. pero bueno, espero que de a poco pueda retomar lo que deje a medias.


muchas gracias por continuar leyendo esta historia, lamento el tiempo que demore en actualizar. espero en cerio que este capitulo les guste 



TOMAR NUESTROS CAMINOS  [TEMPORADA 2]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora