𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑋𝑋𝐼𝐼 ~Lirio de Araña Azul~

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Me comencé a despertar lentamente,  soltando un largo suspiro, la verdad me sentía algo cansada

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Me comencé a despertar lentamente,  soltando un largo suspiro, la verdad me sentía algo cansada. Los muchachos se encontraban durmiendo plácidamente junto a mi; Sekido se encontraba de mi lado derecho durmiendo de lado con su semblante de molestia, Karaku estaba en el izquierdo, roncando y descansando con una posición en la que ocupaba bastante espacio de la cama, y Urogi estaba casi al borde de la cama en su posición de bolita, cubriendo todo su cuerpo con sus alas.

Me tallé un poco los ojos mientras bostezaba. Me sentía bastante bien a pesar de todo.
Durante estos últimos meses, en los que he estado descubriendo cosas, con los misterios de Hantengu y la compañía de estos chicos, más todas las experiencias que vivimos juntos han hecho que mi vida diera un gran giro, y que de cierta forma comenzara a disfrutarlo.

Para mi era bastante irónico... Con el pasar del tiempo sentía que los quería cada vez más, ni siquiera podía ser capa de imaginar una vida de ahora en adelante sin ellos, a pesar de toda la posible oscuridad que existía detrás de estos demonios, aún así mi vida no estaría completa de no ser por ellos y su maravillosa compañía, que han sabido como mostrarme lo mejor de diferentes mundos.

En medio de mis pensamientos existenciales, pronto algo comenzó a moverse debajo de las sábanas... Era como si estuviera arrastrándose directamente hacia mi. Acercándose cada vez más a mi, de allí salió Aizetsu, quien tenía su tierna mirada triste, y tenia la sábanas aún sobre su cabeza.

Aizetsu tenía algo que hacía que en cuanto lo viera a los ojos quedara completamente hipnotizada. Su hermoso rostro que siempre denotaba tristeza me llenaba el cuerpo de muchas sensaciones inexplicables... Era como si por cada rincón de mí recorrieran mariposas. Y todo eso sin agregarle el hecho de que también no tenía camiseta, al igual que los otros muchachos.

¿Por qué Aizetsu era tan perfecto? Era dulce, tierno, compresivo, torpemente adorable... Un hombre portador de todas esas características era simplemente un regalo de los cielos, y por no mencionar que bajo su fachada de niño tierno, existía una deidad para el sexo.

—A-Aizetsu...— dije su nombre en casi un susurro tratando de no despertar a los demás.—... ¿Q-qué haces?—

El moreno solo seguía observándome, penetrando hasta lo más profundo de mi alma con sus ojitos tristes... El mirarlo y sentir el peso de su cuerpo sobre el mío, me trajo brevemente los recuerdos de todas las veces que tuvimos sexo, provocando que un extraño calor subiera desde mi corazón hasta mis mejillas.

—No quise despertarte... Es solo que... Me gusta sentir el calor de tu cuerpo— su voz estaba tan ronca y tan dulce a la vez que por poco y casi me termino desmayando... Describir las sensaciones que estos hombres producen en mi, era simplemente imposible.

—Y-yo...— traté de articular mis palabras, pero estas dejaron de salir en cuanto el joven se arrastró un poco más, descubriendo su cabeza de la sábana y quedando completamente sobre mi. Apoyado con sus brazos, Aizetsu se encontraba viendome fijamente a escasos centímetros de mi cara.

逃亡者 ~𝐅 𝐔 𝐆 𝐈 𝐓 𝐈 𝐕 𝐎 𝐒~ | 𝐻𝑎𝑛𝑡𝑒𝑛𝑔𝑢 𝐶𝑙𝑜𝑛𝑒𝑠 & 𝑇𝑢 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora