Horas después
-¡Una cita! Pero lo peor no e' eso, sino que ¡ya tuvieron sexo! -dijo Martina frustrada- Es que Victoria no piensa. Mera, ella acaba de salir de una relación... ¿quién demonios hace eso?
La rubia, después del tenso momento con Victoria y su cita, decidió volver a salir con Candy. Y esta vez, las dos fueron a merendar a una cafetería cerca de su casa dónde hacían unos cafés de alta calidad y deliciosos, junto al sol que iluminaba las calles de la ciudad
-¿Sabe' lo que yo pienso? -preguntó la antes mencionada- Que Victoria te trae bien loca, baby.
Martina viró los ojos
-Te equivocas. ¿Cómo va a gustarme a ella a mí? Y no solo por el hecho de que sea pana de papi, sino que me da vibra de ser la típica mujer que te enamora y te clava los cuerno' en las noches. Ni loca, yo me enchulo de ella.
Candy la miraba con una sonrisa divertida. Ella no sabía mucho de relaciones, porque nunca tuvo la suerte de tener una, pero cuando sentía que dos personas se gustaban, lo notaba antes que nadie
-Sería mejor que dejaras de esconder tus sentimientos. Yo, te conozco mejor que nadie. Es tan easy como reconocer que ella te gusta un poco -le aconsejó.
La rubia volvió a rodar los ojos
-Ni un poco me gusta. Nada. No me mueve ni un pecho. Y no es mi tipo -repetía malhumorada- Es ma', me estoy empezando a arrepentir de haber salido contigo.
Candy se rio
-No seas así, ¡sé que algún día lo va' a admitir! -dijo mientras observaba como Martina se iba del local fingiendo estar enojada.
...
-¿Lista para irnos, linda? -interrogó Victoria, mientras que entraba al cuarto de Martina, el cual estaba un poco opacado por la luz
Martina estaba acabando de atarse la corbata cuando la vio entrar. -¿No se suponía que yo tenía que ir en bus al colegio? -contradijo mientras metía algunas cosas que quedaban en su mochila.
-Sí, pero si te fijas en la ventana, está lloviendo durísimo y no quisiera que por un descuido, te enfermes -informó con voz cordial.
Martina divisó la ventana y en efecto, sí estaba lloviznando fuertemente. -Bueno, sí, claro que puedes llevarme, gracias.
...
-¿Sigues enojada? -preguntó Victoria, fijándose en el tráfico, que no estaba tan tenso como otros días.
La rubia la miró de reojo
-¿Debería estarlo?
La tatuada negó con la cabeza -Es mejor que estemos así, normal.
-Normal -repitió Martina riéndose, antes de volver a darle toda su atención a su celular.
...
-Gracias por traerme -dijo la rubia, a modo de agradecimiento.
-No es nada, princesa -prosiguió la tatuada- Pero tengo que decirte algo. Si pasa que la lambe-bicha de tu ex novia te sigue acosando, no dudes en llamarme. ¿Okay?
Martina abrió los ojos sorprendida. No esperaba que su niñera se preocupara tanto por ese tema
-Don't worry. Yo estaré por aquí cerca en cuanto me llames. Porque aunque tú ahora pienses que te estoy mintiendo, realmente yo vine para eso, para que tú me puedas contar todo lo que te pasa, y que juntas podamos encontrar una solución. Deberías confiar un poco más en mí, ¿sí? -prosiguió Victoria
Martina sonrió, rascándose su nuca
-Sí... Okay, gracias. Me tengo que ir, adiós.
...
Tras horas de haber estado escuchando a sus profesores, Martina para no cargar con tanto peso, caminó hasta a la zona de los casilleros. Donde por errores del destino, se encontró a Ruby, que al parecer, la estaba buscando
-Hola, me dijeron que tu jeva tatuada volvió a traerte -dijo, cruzada de brazos.
La rubia viró los ojos ignorándola
-Y a mí me dijeron que sigue' siendo una perra. Y que seas tan chismosa te hace ver como si fueras una puta. Ese tipo de puta que no deja de meterse en vidas que ya no tendrían que importarle.
Ruby viró los ojos
-Ah claro, y tú una santa ere', ¿no? Es más, alguien tenía que decirle a tu papito que a su princesa le gusta pasar tiempo a solas con sus amigas -contradijo.
-¿Porque no cierras esa boca, Ruby? ¿Acaso quieres que te la corte en pedacitos y que haga de tu boca carne para dársela a los animalitos? -amenazó Martina, intentando quitársela de encima, porque ya no la soportaba
-¿Tengo yo la culpa de qué durante cuatro meses no me dejaras ni sacarte el panty? -siguió preguntando Ruby, que a ese paso estaba roja de la rabia-. Pero claro, a ella la conociste y a ella sí le dejabas que te sacara el panty, ¿no? Igual, estoy dispuesta a perdonarte... aunque, cómo podrás imaginarte, eso te va a salir caro.
La rubia tenía ganas de vomitar. Nunca se había sentido tan arrepentida de haber perdido tanto tiempo con alguien que en realidad, nunca supo valorarla como debía. Y del asco y la rabia tan fuerte que sentía en sus venas, la golpeó
-¡Tú a mí me hablas con respeto, Ruby! ¿Qué? ¿Quieres que vuelva contigo? ¿Sí? Pues mira, es tan fácil, como llamar al número "Sueños" al 666 -contestó Martina.
Llegó un punto en el que las dos no podían hablar sin gritarse. Tanto que Ryan, que andaba por allí cerca, se tuvo que acercar para intentar calmar aquella tensión tan maquiavélica que había entre estas dos
-Chicas, por favor, dejen de pelear. Parecen do' ratone' -discutió el moreno-. Y tú, Ruby, come with me y deja ya a esta chula con su romance señorial.
Pero antes de pasar por el lado de la rubia para irse, Ruby le dijo unas últimas palabras
-Ryan tiene razón. Es mejor que dejemos de pelear porque de todos modos, todos en este colegio sabemos que ere' una ofrecida -pronunció, antes de marcharse de la mano con Ryan
Martina la puteó mientras ella se iba con ese moreno, al que creía un "amigo". Intentaba ignorar todos esos comentarios, porque al final, solo ella era la única que sabía que no era nada de lo que Ruby insinuaba
Pero a cualquiera le duele que la pongan como la "ofrecida" del cuento. Estando en el suelo abatida por el dolor de una ruptura tan jodida, no pudo aguantarlo más, y en medio de sus susurrados sollozos, llamó a Victoria
...
La tatuada, se encontraba en el cuarto oscuro de su trabajo, estando sentada en una silla mientras le tatuaba con el aparato un sol en el brazo a una chica que entró hace unos minutos a la tienda
-¿Te duele? Si e' así, puedo intentar hacerlo un poco más despacio -exclamó.
La cliente no dijo nada, así que Victoria siguió tomando vía libre, pero algo la molestaba mucho: su celular. Que no dejaba de vibrar dentro de su bolsillo. Intentaba ponerse seria y enfocarse en el tattoo, pero las vibraciones calmaron su paciencia. Pero, antes de contestar la llamada, se quedó paralizada al ver que se trataba de la rubia
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𝚗𝚊𝚞𝚐𝚑𝚝𝚢 𝚐𝚒𝚛𝚕; young miko
De TodoMartina es una chica que vive en un barrio de gente adinerada. Criada bajo todas las comodidades existentes... pero ella, solo quería que la quieran. Aunque ya compartía lazos con su novia, quería a esa persona que la quisiera de verdad. Pero... ¿qu...