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Esperaba a que Bruno el joven que le ayudaría a escapar apareciera, aun le dolían los golpes que le habían propinado los otros tres, era un riesgo tal vez de vida pero debía intentarlo. De pronto apareció le quito las sogas que llevaba en los pies y salieron de la habitación, bajaron a la primera planta recorrieron el pasillo que daba a la cocina y saldrían por aquella puerta. Caminaban sigilosamente un solo ruido y estaban ambos muertos, pasaba saliva con dificultad debido a los nervios, Bruno abrió la puerta y se echaron a correr, él la tomo por la mano y no miraban atrás; de pronto un ruido los hizo voltear los estaban persiguiendo los tres tipos Bruno la soltó y ella lo miro 

- Corre y no mires para atrás –ella asintió y vio en el que no continuaría con ella


Y así lo hizo corrió y el dolor en las costillas se hizo presente escucho el estruendo de varios disparos, giro y Bruno caía al suelo. Le habían disparado, ella grito y continúo corriendo hasta que llego a la carretera.

Ya no la seguían por momentos volvía a correr, hasta que vio pasar un vehículo era una señora que iba con dos niños 

- Estás perdida muchacha –la miro y su rostro palideció al verle los golpes. – Por Dios sube niña te llevaré a un hospital

- Mu...muchas gracias –subió al vehículo, en el trayecto le hizo pocas preguntas, sabía que en un hospital abrirían una investigación debido a los golpes, pero ya estaba a salvo, sintió un hueco en el corazón al recordar como Bruno caía debido a los disparos y las lágrimas salieron de pronto. Aquella señora al escucharla lo único que hizo fue tomarla de la mano para darle un poco de tranquilidad y ella se hizo ovillo mientras que cubría sus labios con su otra mano.


Al llegar al hospital Lucero la acompaño; para su sorpresa la señora se llama igual que su mamá por lo que lo tomo como una señal divina que ella la estaba cuidando. En cuanto se presentó la policía tomaron la declaración de la señora; para su sorpresa le informaron que aquella joven había sido secuestrada por lo que cubrió sus labios por la sorpresa. Había ayudado a una joven que había escapado de sus secuestradores. Poco después se pudo retirar no sin antes estar segura que sus familiares ya habían sido notificados. Su nombre lo mantuvieron en anonimato para evitar que llegaran al hospital la gente que la había privado de su libertad. 

- Puedo pasar –dijo la señora y Anala asintió. – Me acabo de enterar lo que te paso tengo prohibido preguntar por tu identidad solo quiero decirte que me alegra haber podido ayudarte, sabes tengo una hija de tu edad y no me imagino lo que tus padres sienten en estos momentos al saberte segura, me dijeron que ya vienen por ti así que me puedo ir tranquila.

Le tomo la mano y Anala bajo la vista, algunas lágrimas salieron ya que ella no tenía padres y al sentir su tacto fue como el sentir ese calor familiar que tanto le hacía falta pero que hasta ese momento no fue consciente. Tenía a su abuela que siempre fue como una madre, pero Lucero, a ella la necesitaba. 

La señora que la había ayudado instintivamente la abrazo  y dejo que llorará

- Lo lamento mucho no sabía que no tenías padres

- Como. Como lo supo 

- Basta con verte así para saberlo, si gustas me puedo quedar y esperar a tus familiares para que te sientas segura

- Pero y sus hijos 

- Mi esposo vino por ellos, los llevó a comer así que no tengo inconvenientes

- Ya hizo bastante por mí y jamás podré pagarle el que prácticamente me salvara

- No hay nada que agradecer, estaré afuera hasta que venga alguien por ti de acuerdo –Anala asintió y aquella mujer de un corazón de oro salió de la habitación 

    

Poco después al llegar Raúl Arciniega y Gael Covarrubias al hospital, estaban tomando la declaración de Anala par a abrir una carpeta de investigación en contra de Florencia eso y la declaración del propio Gael junto con las pruebas de audio que mostró en algunas horas habría una orden de aprensión en contra de aquella mujer. 

Gael al ver el rostro de Anala algo oscuro se apodero de él junto con un dolor que se instaló en su pecho, no podía creer verla de ese modo. Florencia debía pagar por esto.

- Cómo te sientes –dijo él con voz quebrada 

Ella se abalanzó sobre él y comenzó a llorar, él la recibió en sus brazos; acaricio su cabello lentamente y así estuvieron varios minutos hasta que ella logro tranquilizarse 

- Mataron al joven que me ayudo a escapar, todo fue mi culpa –lo miro aun con sus ojos anegados por las lagrimas 

- No lo fue Anala, nada de esto fue tu culpa, si hay un culpable fui yo, Florencia te hizo esto fue por mi culpa. Si tan solo yo... -suspiro queriendo sacar todo eso que le estaba pesando 

- Gael. Esa mujer está loca, tú no eres responsable de sus acciones

- Pero debí cuidarte de ella, hablarte de ella

- Teníamos un contrato y como sabrías que ella regresaría 

- Perdóname, sé que nunca podre borrarte esto pero te juro que haré lo que sea para hundirla –pego su frente a la de ella y ambos se quedaron así un rato. 


Una de las enfermeras entro para que Anala descansara. Gael deposito un pequeño beso que les pareció eterno, para el tortuoso al saberla en esa situación por su culpa. La noche le pareció eterna los momentos que lograba dormir esas imágenes se apoderaban de ella, despertaba nuevamente de golpe y un sudor frio recorriendo su frente. Tomo su celular y envió un mensaje 

"No puedo dormir" 

A los pocos minutos la pantalla de su celular se ilumino y un mensaje de Gael apareció en el

"Quieres que vaya a verte, estoy en un hotel cerca"

Sin pensar en la respuesta, tecleo 

"Te necesito y me aterra necesitarte" 

Gael leyó aquel mensaje y un suspiro cargado de melancolía salió de sus labios, sentimientos encontrados se apoderaron de él, la quería, pero también la estaba destruyendo y ella no se merecía que alguien como él apagara su luz. Pero, así como ella también la necesitaba, necesitaba sentirla junto a él, le daba vida, le daba seguridad, le daba deseos de vivir, le daba todo aquello que una vez se permitió perder. 

Se puso los zapatos y se dirigió al hospital, quería darle tranquilidad y seguridad de sentirse protegida.

Vacío (Actualización los Viernes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora