18

4 0 0
                                    

El tiempo pasaba entre ellos y poco a poco se iban abriendo más por ejemplo supo que le encantaba la buena comida y era fan de los postres en especial del chocolate, lo contrario a el que si le gustaba disfrutar de una buena comida pero lo dulce no era su fuerte, en el conglomerado nadie sabía de ellos salvo Roberto y Andrea. Todo era profesional, en algunas ocasiones él la invitaba a almorzar otras a cenar una clausula de aquel contrato que ya habían roto. Ella tenía una personalidad suelta, fresca y todo eso fue impregnando a Gael quien lo hacía lucir más jovial.

- Hola Andy, buen día

- Hola Anala buenos días, como te encuentras hoy

- Bien, más tarde tengo una cita de negocios –dijo haciendo un pequeño puchero, ambas habían logrado tener una buena relación e incluso se estaba forjando una amistad cosa que Gael aprobó

- Nos traerás más trabajo Anala –imito el puchero que su amiga había hecho hace un momento y ambas rieron

- Las veo muy contentitas señoritas –ambas se miraron y se echaron nuevamente a reír

- Anala me estaba comentando que tiene una reunión de negocios más tarde

- Ya veo, entonces señorita Álvarez la esperó en mi oficina, deje sus cosas y la veo ahí por favor –Anala se despidió de la asistente de Gael para obedecer a la orden que aquel hombre le había dado.

Paso a la oficina de Gael, cerrando detrás de ella, él se levantó de su asiento y la tomó por la cintura para devorarla a besos, desde que llego y la vio parada junto al escritorio de Andrea, con esa falda negra y esa blusa blanca sabía que no podía contenerse esa mujer era demasiado hermosa

- Gael estamos en tu oficina

- Aja y eso que

- Que alguien puede entrar

- No, nadie lo hará. Andrea sabe que nadie puede interrumpirnos hasta que tu salgas de aquí, además lo dices como si nunca nos hubiéramos besado aquí, ahora bésame mejor –ella lo tomo por el saco y lo acercó a ella, el beso se fue intensificando hasta que la tomo y la llevo a cuestas hasta la sala que tenía, la deposito lentamente y aflojo la corbata que llevaba, tocaba sus piernas, pasaba por su trasero, subía por su abdomen, aquellos montículos que tanto le encantaban, ella lo pegaba más a ella y sintió la enorme erección que tenía y con una de sus manos lo tocó logrando que Gael se estremeciera

- Te gusta Ana

- Me gusta todo de ti Gael

- Es toda tuya, junto con todo lo que soy –ella lo miró fijamente y vio en esos ojos grises que el hablaba con verdad, sus encuentros cada día eran más frecuentes y con mayor complicidad

- Y yo de ti Gael –él la tomo por la quijada y la beso, convirtiéndolo en un beso suave, lento –Gael tengo que apurarme tengo una reunión más tarde

- No me hagas esto Ana –le suplico

- Pero tengo que hacerlo

- Ya se –ambos se incorporaron y ella acomodo su ropa, -que te parece si voy te dejo y cuando termines paso por ti y terminamos con esto

- Y mi coche

- Anala no es la primera vez que Roberto se encarga de el, que dices pequeña

- Está bien, solo porque te tendré para mi sola –se sentó sobre sus piernas y le acomodo la corbata

- No me esté provocando señorita Anala

- Porque, que pasaría

- Tendría que hacerte el amor aquí mismo

Vacío (Actualización los Viernes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora