El tío Arthur alzó sus poco pobladas cejas al leerlo.Se trataba de un hombre corpulento de rostro redondo y cuello robusto, destacaba por su presencia imponente. Su cara, inusualmente grande en proporción a su cabeza, a menudo presentaba un tono rojizo, realzado por un pequeño bigote que intentaba conferirle un aire más original. Sus ojos, pequeños,vivaces y saltones, contrastaban con su mirada penetrante, mientras que su cabello, fino y escaso, apenas se asomaba bajo una boina ladeada.
A pesar de su...peculiar y descuidada fisonomía, el tío Arthur siempre se mostraba impecable,siempre vestía con una camisa y un chaleco de lana a juego, complementados con una burda pajarita. Su vestimenta, cuidadosamente elegida y planchada por su mujer, reflejaba su personalidad meticulosa.
Además de sus rasgos físicos distintivos, el tío Arthur presentaba una condición de vitíligo,esas manchas blancas que parecían devorar su piel y que él trataba de enseñar lo menos posible.
—Esto es publicidad.—Aseguró mientras rompía la carta sonoramente,pero su mirada estaba baja.
—Pero...
—Es publicidad, sólo olvídalo.—Hizo un aspaviento con la mano,restándole importancia.
—Tío Arthur...Estaba a mi nombre...
—Habrás leído mal,¿quién iba a escribirle a una adolescente?—La señaló con el dedo,buscando ponerla nerviosa y que alejase sus pensamientos de aquella carta.—No será de algún muchacho,que no me entere yo que una de mis hijas está teniendo novios ya a estas edades,¡ y dándole la dirección de nuestra casa para enviarse cartitas!—Se llevó las manos a la cabeza,pero tras unos segundos salió algo nervioso y se metió en la cocina, cerrando la puerta para hablar con su mujer,Hortensia. sin ser escuchado.
Ela se quedó de pie un rato más, preguntándose por qué su tío habría hecho aquella cosa tan extraña y a qué venía tanto afán por que se olvidase de la carta.Salió del trance al oír la voz de Lizzy tras ella.
—¿Vienes a la biblioteca?—Estaba apoyada en el pasamanos de la escalera,con su mochila cargada sobre un sólo hombro.
—Claro...
⚝⚝⚝
A la mañana siguiente,Ela salió desganada y ojerosa a recoger el correo,notó que había llegado una carta igual a la del día anterior,Arthur también se dio cuenta y volvió a hacer crujir el papel entre sus gordos dedos mientras la rompía.Sin embargo los próximos días recogió él mismo el correo—Cosa que no hacía desde hacía unos 10 años—para asegurarse de romper la carta si volvía a llegar,sin riesgos.Funcionó y así salía él cada mañana para recoger el correo,hasta que cayó la gota que derramó el vaso,fue suficiente...
Cuando se quedó a solas con su tía,Ela decidió preguntarle por la insistencia que presentaba su tío en contra de la bendita carta.
Hortensia poseía unos rasgos faciales marcados,su rostro, de pómulos definidos y mentón delicado, transmitía una mezcla de fortaleza y melancolía.,sus ojos eran profundos y penetrantes,con un matiz de cansancio bajo ellos, marcado por suaves ojeras,su piel pálida contrastaba con el tono castaño de su cabello, que estaba recogido en un elaborado moño con mechones ondulados de sus patillas que caían suavemente alrededor de su rostro,vestía una falda larga y una blusa.
—¿Por qué el tío Arthur no me deja leer mi carta?
—Son tonterías, cielo.—Fregaba los platos con parsimonia.
—¿Entonces por qué le importa?
—Tú no te preocupes,es sólo una carta,ya te aburrirás de que te lleguen cuando seas mayor.—Levantó las cejas con una leve sonrisa,sin apartar la mirada de su labor.
—¿Y si tiene que ver con mis padres?
Las manos de Hortensia pararon de golpe sus movimientos,estuvo unos segundos con la cabeza gacha,mirando al fregadero.
—Eso no es posible y lo sabes.
—¡Pero...!
—Pero nada.—Se giró hacia Ela,colocando las manos en jarras,todavía con el estropajo en su mano derecha.—Me encantaría cambiar cómo sucedieron las cosas y que fueses feliz con tus padres,me encantaría pasar un día tranquilo con mi hermana,pero no está en mi mano y mucho menos en la tuya.Es imposible que sea sobre ellos.—Suspira y su mirada se ablanda levemente.—Deberías dormir...
Ela frunció los labios,conteniendo las emociones que luchaban contra sus costillas para salir de su pecho,y salió con una torpe rapidez de la habitación,chocando contra Lizz y,al darse cuenta de que era ella,la abrazó,la abrazó con toda la fuerza que pudo reunir.
—¿Ela...?—Lizzy estuvo unos segundos sin reaccionar,pero la abrazó en cuanto se dio cuenta de lo que sucedía.
Poco sabían que mientras todo ese drama tenía lugar,fuera de la casa estaba pasando algo mucho más interesante:en Jefferson Street había dos hombres,dos hombres que volaban,uno en escoba y otro en una alfombra.
Salta a la vista que no era una alfombra común,esta alfombra mostraba un diseño persa tradicional con un esquema de color elegante en tonos crema, azul marino y burdeo,eldiseño presentaba un medallón central ornamentado en el medio, rodeado por un campo de motivos florales delicados sobre un fondo crema y el borde principal decorado con un patrón geométrico en azul marino que creaba un marco dramático alrededor del diseño central.No tan dramático como el hecho de que,efectivamente,volase,pero bueno...
Se posaron en el umbral de la puerta de la casa de los Barker y,con un ligero miradas se desviasen hacia ellos.
Cuando obtuvieron toda la atención una llama de fuego apareció en el aire entre ellos y de lo que quedó de ella apareció aquel hombre pálido, miró tras él y puso cara de desaprobación(con un toque de burla) a los hombres tras él.
Era un hombre alto,de pelo negro algo canoso,engominado, vestía elegante y tenía aquellos vividos ojos cobrizos... Sonrió levemente y pudieron verse sus colmillos ,eran largos y delgados y parecían capaces de perforar la carne con facilidad.
Ares corrió hasta él a pesar del fallido intento de Ela y Lizzy por agarrarlo y,a su lado,se frotó contra su pierna para luego desvanecerse.El hombre extendió una mano huesuda hacia el gato, y este sintió una corriente de energía que lo recorrió de la cabeza a la cola. Su pelaje se erizó, y sus ojos brillaron con más intensidad,de repente sintió que su cuerpo se volvía más ligero, casi como si estuviera perdiendo peso.Miraron sus patas y que se estaban volviendo translúcidas, como si estuvieran hechas de humo y su cuerpo se fundía con la oscuridad, convirtiéndose en una sombra,provocando que Hortensia soltase un largo suspirocon la vista nublada,cayese dramáticamente sobre su espalda.
—Es un Nigredo.—Informó el hombre con voz grave mientras se agachaba a acariciarlo con su sonrisa.—Se llama Adonis.
—¿A-ares...?—Tartamudeó Lizzy.
—¿Así lo has llamado,Ela?—Uno de los hombres se acercó a Lizzy con sonrisa amable.
—Esa no es,Elijah.—Dijo el otro hombre
—Soy Damian Shaw,director de la escuela para magos y brujas Bleaxorths.—El hombre de los colmillos fue quien habló,sobreponiéndose a los otros,hizo una pequeña inclinación de cabeza.—Venimos por Ela Black.
Las caras de Hortensia,que empezaba a recobrar la compostura al lado de su marido, y Arthur se oscurecieron de golpe.
—¡De ninguna manera!—Gritó tío Arthur crispado.
—¡¿Magos?!—Ela y Lizzy se miraron mientras gritaban al unísono,solía hacerles ilusión estar tan conectadas para decir cosas al mismo tiempo.
—¡Nada de magia!—Chilló Hortensia, levantándose por fin del suelo.
—¡¿Por qué no?!—Soltó Ela en tono quejumbroso.
—¿No sabes nada sobre la magia?—Preguntó Damian,mirando con reprobación a sus tíos,aunque claramente extrañado.—¿Cómo es eso posible?
—¿Vosotros sabíais de la existencia de todo esto?—Dirigió la mirada a sus tíos,con la voz tensa.
—¿Mamá...?¿Papá...?—Susurró Lizzy en un tono casi inaudible.
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Black
FantasyEla es una adolescente normal,buena estudiante que no destaca realmente.Vive con sus tíos y su prima con la idea de que sus padres murieron en un accidente de tráfico,pero su vida estaba destinada a cambiar para destacar:la aparición de un hombre mi...