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21 | Caer de nuevo -by julian-.

—Al fin me abrís loco—Julian rodó los ojos cuándo vio la figura de su hermano al abrir la puerta—¿Tenés un problema con abrirle rápido a la gente? Ya me contó Enzo que la otra vez lo dejaste cinco minutos abajo de la nieve—Agustin siguió quejándose pero el castaño se dió vuelta para no escucharlo más. No le importó que sea en chiste, no estaba como para fingir una sonrisa -menos con sus hermanos-.

Recién llegaba y ya se estaba encargando de molestarlo, a veces -muy pocas-, agradecía vivir a horas de él. Tener su espacio también era algo sagrado para él.

—Si tanto les molesta esperar dos minutos háganse una llave—El mal humor de Julian era fácil de reconocer.

—Bueno, prestame tus llaves, le hago una copia y vengo cuando se me canta—Agustín apoyó sus pertenencias sobre la pequeña mesita de entrada—A ver si te gusta la idea—Julian bufó, con la molestia picándole en las manos.

Hoy se había despertado así; enojado, frustrado y confundido. Y estaba seguro que la razón era una persona en específico: él mismo maquinandose solo, sin justificación alguna.

¿Salir de esta encrucijada? Ni lo intentaba, sabía que no podría.

"...y en algún momento tengo que salir,
no puedo estar viviendo todo el día en mí,
buscando las razones de lo que no es
o las explicaciones de lo que no fui..."

—¿Rafael está viniendo?—Julian preguntó mientras preparaba el mate. Si, no importa en que momento se encuentre, él siempre tenía su mate y su termo en mano.

—Si. Iba a dejar a Flor en un lugar y venía para acá directo—El castaño asintió de espaldas a él—¿Vos qué onda? Hablamos casi todos los días pero es cómo si no hablaramos nada—Julian se encogió de hombros mientras miraba atentamente a que el agua termine de calentarse en la pava.

—Bien. Estoy por jugar una final de la champions y estoy fingiendo una relación con mi ex-novia—Su hermano negó con su cabeza, hartandose de su humor—¿Vos? ¿Qué onda?—La pregunta fue sarcástica.

—Cómo odio cuando te pones así de boludo, sos infumable—Agustin exclamó enojado mientras, ahora, Julian servía el agua caliente en el termo y lo cerraba—¿Qué carajo te pasa hoy? Es el momento de la semana en el que los tres podemos estar juntos y vos te propones cagarlo—El timbre sonó a la vez que el castaño se sentaba frente a su hermano—Voy a abrir yo pero cuándo vuelva nos decís.

Julian vió como la figura de su hermano desaparecía camino a la puerta de entrada, con la cabeza llena de pensamientos mezclados, con sentimientos sin sentido rondando por su cuerpo. Él sabía que iba a terminar exponiendo cómo se sentía una vez que la charla profunda con sus hermanos empiece, pero quizás no estaba tan listo para sentarse y decirlo en voz alta, para aceptarlo.

 ¿Estaba enamorado de nuevo? ¿Debía volver a confiar en alguien después de todo lo que tuvo que pasar? Lo más importante, ¿Debía volver a confiar en Miranda y en su sonrisa? ¿Volver a recordar su piel? ¿Estaba bien si buscaba paz en su voz?

¿Miranda estaría igua que él? Cayendo sin red de seguridad en ese amor que ninguno de los dos sabía que todavía existía.

Eran tantas preguntas a las que no le encontraba respuestas, sólo podía imaginarse señales y quedarse con sus suposiciones, tenía mucho miedo de dar un paso en falso y volver a salir herido por una bala pérdida.

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