LA MALDICIÓN DE LA MANSIÓN

Visiones

Decidí eliminar de mi mente los ojos macabros y el extraño movimiento de mi mochila. Y preferí pensar que la emoción me jugó una mala pasada..

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Ahhh... que bien se ve la casa ya amueblada. Nos tomó todo el día pero por fin quedo lista. Algunos espacios de la casa han quedado vacíos ya que nuestra antigua casa era mucho más pequeña, papá tendrá que comprar muchas cosas más para rellenar esos espacios...

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-Familia, los felicito. Hicieron un muy excelente trabajo. Vamos por algo de cenar. Los amo a todos- dijo papá con cara de satisfacción...

Después de cenar en un muy bonito restaurante, regresamos a casa. Ya eran las 8:00 pm.
Cuando llegamos a casa, nos pusimos a jugar y me encantó ver la cara de felicidad de todos, en especial la de Marie. Se veía tan contenta.

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Me gustó mucho ver mi habitación ya con mi cama, mi armario y mis otras cosas. Aaahhh, ahora oficialmente era mi cuarto..

Ya eran las 10:20 pm. Estaba tan cansado que me dormí casi de inmediato así que no me pude arropar.

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-Vamos!! Juguemos. Me caes bien- me decia una voz aguda como de niño pequeño.

Yo estaba en un bosque y trataba de seguir esa voz.

-Si no juegas conmigo entenderé que no me quieres y me enfadaré mucho.. - dijo la voz con un tono amenazante.

-Pero, cómo puedo jugar contigo si no te eh visto. Solo te escucho y eso no me sirve para poder jugar.- dije algo nervioso.

-Tienes razón....
Ho-hola- dijo una sombra negra apareciendo de la nada.
Ahora sí, jugamos?

Oh Dios, que es eso?
Cuando el pequeño ser decidió aparecer ante mi vista no imagine que sería así.
Ojos blancos muy pequeños, delgado muy delgado, sus dientes sobresalían de sus labios y eran todos muy filosos. Su estatura no era de más de un metro. Su piel era gris y tenebrosa. Todo él me daba escalosfrios.

-S-s-sí, ju-juguemos- dije casi sin palabras.

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Desperté sudando y muy alterado.
Que bien! Solo fue un mal sueño pensé.
Y esto? Quién me arropó?..
Seguramente mamá vino a verme mientras dormía y me tapó con las cobijas.

-Psss, juguemos- escuché un susurro en mi oído.
Mi piel se erizó al sentir cada palabra susurrada. Como si tuviera los labios del susurrador tocando a mi oido.

Corrí y encendí la luz. Mi corazón se quería salir de mi pecho. No podia gritar, estaba mudo del miedo.
Cuando la luz alumbró mi cuarto no había nada.
Cuando me sentí un poco más calmado decidí revisar bajo mi cama. Y lo que ví me provocó un miedo que no puedo describir.