¿Feliz Al Fin?

3.4K 217 29
                                    

Cada noche soñaba que era yo quien mataba a mis seres queridos.
Despertaba llorando y con mucho calor. Esa cosa siempre se presentaba ante mi todas las noches antes de dormir, a veces como el demonio que era, y otras con el cuerpo de Sebastian, ese que en vez de caminar se arrastraba causandome más temor.

Pasaban los meses y todos los días era lo mismo.
Hasta que por fin llegó el día de salir de ahí.

Busqué un empleo en una tienda y conseguí un cuarto en alquiler.
No asistiría a la universidad hasta que hubiese ahorrado lo suficiente.

Una chica muy linda llegaba todos los días a comprar a la tienda.
Era alta, de cabello oscuro y largo, sus ojos color miel me encantaban y era un año menor que yo.

Entablamos una linda amistad, me gustaba pasar tiempo con ella, su nombre era Allison.
Ella hacía que mis miedos y mis problemas se fueran lejos por un rato.

Después de un tiempo le pedí que fuera mi novia. Me sentía tan bien con ella, y más aún porque el demonio había cesado sus apariciones.

Mientras estaba con Allison el demonio no mostraba señales de existencia y yo empezaba a creer que ya se había alejado de mi vida.

Allison me llevó a conocer a sus padres, unas personas muy honrradas y humildes.
Me encantó conocerlos, para mí fué una experiencia muy bonita. Ella estaba encantada.

****

CINCO AÑOS DESPUÉS

Los días transcurrían y yo cada vez era más feliz.
Sin notarlo siquiera pasaron 5 increíbles años, logré terminar la universidad y tenía un muy buen empleo, a mis 24 años de edad sabía que era tiempo de unirme en matrimonio con Allison.
Ella era todo para mí ahora.

Sobre el demonio, creo que se aburrió de mí.
Hace años no lo veo y espero realmente no volverlo a ver nunca más.

Los preparativos de la boda fueron rápidos.
Llegó el tan ansiado día y Allison se veía realmente hermosa.
Definitivamente volvía a ser feliz después de mi horrible pasado.

Yo ya había comprado una hermosa casa, no muy grande por todo lo que viví en la mansión.
Allison siempre me alentó a ser fuerte, a olvidar todas la cosas malas y a retener las cosas buenas y felices que viví junto a mi familia alguna vez.
Pero una casa demasiado grande me haría revivirlo todo, la casa que compré era de dos plantas y tres cuartos, nada exagerado.

Yo era realmente feliz. Ahora podía decir que era feliz de nuevo.
Pasaban los meses y Allison cada vez más se convertía en mi todo.

Lastimosamente no puedo ser totalmente feliz ya que comencé a tener sueños o mejor dicho pesadillas en las cuales yo asesinaba sin piedad a mi esposa.
Despertaba muy asustado y le contaba a Allison mis sueños ya que se preocupaba mucho por mi estado.
Ella trataba de calmarme hasta que me quedaba dormido.

Una noche sentí una respiración fuerte en mi mejilla mientras dormía. Se sentía caliente, e hizo mis vellos erizar.
Abrí mis ojos asustado tratando de no despertar a Allison.

Frente a mí estaba una cara horrible que me dejó atonito, una cara que nunca había visto, su piel roja, ojos blancos que dejaban ver su alma vacía y su expresión de odio y enojo.
Se encontraba a escasos centímetros de mi rostro. Yo intentaba gritar pero algo ahogaba mis gritos.

Así pasé algunos minutos que para mí fueron siglos.
Se incorporó y salió del cuarto, estando en el umbral de la puerta volvió su mirada de nuevo hacia mí y dijo hablando como si mil demonios estubieran dentro de el mientras esbozaba una enorme y tenebrosa sonrisa:

No nos fuimos nunca Dereck, ahora somos varios quienes nos encargaremos de hacerte sufrir nuevamente.
Dulces sueños...

LA MALDICIÓN DE LA MANSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora