LA MALDICIÓN DE LA MANSIÓN

La Amenaza

La única acción que pude realizar fue tapar mi cara con las sabanas. Sentía mi corazón palpitar en todo mi cuerpo. De echo lo escuchaba palpitar..
Mis piernas se adormecieron, sentía un vacío espantoso en mi estomago.

-Vete. N-no me hagas d-daño- logré decir con mucha dificultad luego de al rededor de un minuto, que para mí fué una eternidad.

Escuchaba una respiración y cerraba mis ojos con más fuerza. El espiritu de Sebastian no hacía más que estar ahí provocandome terror con su infernal respiración.

No tuve el valor para quitar de mi cara las sabanas así que esperé a que saliera el sol, lo cual duró como mil años (al menos así lo sentí yo).

Ya cuando los rayos del sol tocaban mi cama. Miré rapidadente mi cuarto, aún con miedo. Luego de ver que ya no habia nada, recordé haber visto el muñeco.
Lo busqué en mi mesa de noche pero no había nada.
Debajo de mi cama y en el suelo por si se hubiera caído y NADA!!!

Fué extraño creo que de verdad mi imaginación me ganó. Tal vez fue porque acabábamos de quemar esa cosa y mi subconciente lo recordaba. Sinceramente no sabía que pensar.

Baje a desayunar.
Saludé a mi familia. Mis padres contestaron pero Marie no, creo que aún estaba molesta conmigo por lo de anoche.

Más tarde en la escuela les conté a Isaac y Luis lo ocurrido con el extraño muñequillo. Se asombraron y me recomentaron volver con aquella extraña mujer de vestimenta colorida, Madamme Tushca.
No estaba seguro de hacerlo. Y les dije que lo iva a pensar.

****

-Mamá que hay de cenar? -pregunté pues moría de hambre.

-No mi amor, hoy pediremos comida porque hoy tuve que llevar a tu hermana al doctor y no me dio tiempo de hacer la cena.

-Y eso por qué? Que tiene Marie, está bien?- me preocupó mucho que ese espíritu pudiera haberle echo daño.

-Si mi amor, tranquilo. Solo que hoy se levantó con muchos mareos y vómitos. Dice el doctor que pudo haber sido algo que comió.

-Ahh. Y, donde esta?...

-Recostada. No se sentía muy bien del todo.

Me sentí mal por mi hermanita. Algo me decia que ese odioso espíritu tenía algo que ver con esto.

En la cena todo estuvo muy callado. Papá solo se dedicaba a comer sin librar palabra. Mamá se mostraba preocupada por la salud de Marie, la cual no quizo bajar a cenar. Y yo pensaba mucho, si quemar ese muñeco no liberó a Sebastian entonces que lo haría? Qué relación tenía ese muñeco con él? Eran preguntas que frecuentaban mi mente.

Luego de esa depresiva cena. Vi algo de televisión y después subí a darme una ducha para luego disponerme a descansar.

Estando en la ducha escuché algo caer al lava manos. Abrí la cortina, que extraño la pasta dental no estaba donde solía estar y ví una sombra pasar frente al espejo. Cerré la cortina y me apegue a la pared. Solo me parecia ver la cortina abrirse y a ese espiritu tenebroso saltar sobre mí.
El agua corría y nada pasaba. Luego de un rato tomé valor y abri de nuevo.
La pasta dental se encontaba de nuevo en su lugar y en cuanto cerré la cortina esta se abrió por completo y frente a mí estaba el espíritu de Sebastian. Me miraba con enojo y de su fea boca salieron unas pocas palabras:

-Te dije que jugaras conmigo. Ahora atente a las consecuencias.