Una Cita Importante

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Llegué temprano de la escuela ya que estaba muy ansioso por encontrarme con Thomas y aclarar muchas de las dudas que navegan siempre en mi mente.
Comí algo del almuerzo que mamá había preparado ya que la emoción había reducido mi apetito.
Le pedí permiso para "Salir con Luis e Isaac a pasear en nuestras bicicletas", porque era obvio que si le comentaba mi destino real enloqueceria y se negaría rotundamente a mi salida.

Por suerte aceptó a dejarme ir y salí de casa 30 minutos antes de la hora que había asigado con Thomas. Las ansias hacían de las suyas.

Aseguré mi bicicleta y entré al restaurante 20 minutos antes. Busqué con mi mirada al rededor, en cada mesa. Pero, como iva a saber quien era él?
Me dió un poco de furia conmigo mismo, dejé que la emoción se apoderara de mi y no pensé en preguntarle a Thomas como lo podría reconocer.

Aunque, yo había llegado antes de la hora establecida, quizás Thomas no había llegado aún.
Así que, escogí una mesa, tomé asiento y esperé. Muchos hombres entraban, pero ninguno se dirigía hacia mi.

Luego de al menos 30 minutos de espera un hombre de unos 30 o 40 años entró, era alto, delgado, con cabello corto y castaño. Vestía de traje y parecía ser un hombre muy importante.
Yo lo veía mientras caminaba hacia mi mesa.

-Tu eres Derek?- esa voz tan profunda la reconocería donde fuera.

-Hola, Thom. Sí, soy yo mucho gusto.- le tendí mi mano en señal de saludo y él la tomó mientras se sentaba frente a mí.
Su cara reflejaba un hombre amargado y de pocos amigos. Lo cual me hizo pensar que me sería más dificil hablar con él.
Pero recordé lo amable que había sido conmigo por teléfono y me tranquilicé un poco.

-Hola Derek. El gusto es mío muchacho. Antes que todo, quisiera hacerte yo una pregunta.
Como supiste sobre Sebastian y su familia?

-Bien, Thom. No me importa si me va a creer o no. Se lo voy a contar todo, y luego usted me dirá si estoy loco.
Verá, el primer día de la mudanza......- inicié con mi relato y el hombre ponía plena atención en mí. Sin decir palabra. Solo escuchaba y asentía.

-Y bien, que piensa?...

-Te creo Derek. Mira, te voy a contar mi historia y lo que viví con Sebastian.
Yo era 2 años mayor que él. Pero nos veíamos como hermanos, siempre jugando y divirtiéndonos juntos.
Cierto día ambos jugabamos a los vaqueros cerca del bosque. Y de repente algo atrajo nuestra atención. Fue una risilla, algo así como la risa de un niño de tal vez unos 3 años de edad. Ambos nos miramos sorprendidos pensando en que podría estar haciendo un niño pequeño adentrado en el bosque. Así que decidimos hacer lo mismo y encontrar al pequeño. Seguimos el sonido de la risa hasta llegar a un montón de madera y ramas que formaban una pequeña y mal echa tienda. Dentro de ésta Sebastian encontró un pequeño artefacto, parecía un llavero, era pequeño y tenía forma de tótem con una cara arriba y otra abajo...- al escuchar ésto mi piel se erizó tanto que pasé una mano sobre la otra inconscientemente haciendo que Thom lo notara.- Estas bien?

-Si. Es solo que no te conté sobre eso.
A mi hermana la encontré con ese artefacto en sus manos. Me pareció algo diabólico así que se lo quité y mi padre lo quemó.

-LO QUEMÓ?- Gritó haciendome saltar del susto, las personas que estaban dentro del restaurante lo vieron con asombro por unos minutos y el agachó su cabeza con expresión de tristeza.

LA MALDICIÓN DE LA MANSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora