Es Hora

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Jungkook pensó que después de su "confesion". Todo estaría... ¿Bien?

Pues bueno, se equivocó en eso.

Después de esa "confesion", Jimin comenzó a actuar... Distante con él, además de que se veía muy decaído.

— Jimin.— llamó el cobrizo al menor quien se encontraba nuevamente escribiendo en su pequeño cuaderno.

El menor emitió un "mhm" sin dirijirle la mirada.

Soltando un suspiro se acercó al pelinegro y le arrebató el cuaderno.

— ¡Oye, devuélvemelo!— le gritó con cierto enojo— ¡Es mío!— volvió a quejarse mientras trataba de recuperar su cuaderno.

— No hasta que me digas que te pasa.— sentenció mientras levantaba el cuaderno de su cupido más arriba, para que esté no pudiera alcanzarlo.

El menor, ignorando lo que dijo el cobrizo. Se acercó a él para tratar de quitarle su cuaderno, pero de un movimiento rápido, Jungkook lo empujó hacia la cama, quedando encima de Jimin.

El pelinegro comenzó a forcejear, pues Jungkook había tomado sujetado sus manos sobre su cabeza y por más que se quejaba el peliazul no daba señal de soltarlo.

— ¡D-dejeme h-hyung!— reclamó el menor con un ligero sonrojo.

Después de todo, aquella posición era muy comprometedora.

— No hasta que me digas qué te sucede, toda la semana estuviste distante y cortante conmigo Jimin.— dijo con el ceño levemente fruncido— ¿Qué sucede?

El pelinegro miro a otro lado para evitar la mirada del mayor.

No quería hablar de eso, y ni siquiera se dió cuenta de que la semana había pasado rápidamente.

Falta poco...

— No es nada...— contestó en un susurro aún sin mirarlo.

Jungkook suspiró pesadamente; por más que insistiera, Jimin no le va a decir lo que pasaba.

— Dímelo Jimin, te lo ordeno.— dijo seriamente.

— Usted no pue...

— Claro que puedo.— dijo seguro.— Soy tu amo y tú mi cupido.

No por mucho... —Pensó el pelinegro.

— U-usted no lo entendería.

— ¿Tan grave es?— Jimin asintió.— ¿No me vas a contar?— esta vez negó.

Nuevamente suspiro y soltó a Jimin, quitándose de su encima.

Se sentó al borde de la cama y pasó sus manos por su rostro, frustrado

— Ten.— le extendió su cuaderno y sin pensarlo dos veces, el cupido lo tomó.

— Gracias...

Se paró y caminó hacia la puerta, la abrio y salió de la habitación dirigiendo hacia la cocina.

Por suerte sus padres no estaban y podría decir cuántas maldiciones se supiera sin ser regañado.

Jimin, algo temeroso bajó un minuto después que el mayor.

Lo encontró susurrando palabras que no llegaba a escuchar mientras hacía pequeñas muecas y por último, un lindo puchero.

Reprimiendo una sonrisa se acercó a él.

— H-hyung yo...

— Jimin, no lo entiendo.— dijo y el pelinegro lo miro con confusión.— Te dije que me gustas y me ignoras, incluso eres distante.— miró al menor con el ceño fruncido.— ¿Por qué?

Jimin solo bajo la cabeza y se abstuvo de responder.

— Al menos... ¿S-sientes lo mismo que yo?— preguntó un tanto avergonzado y ruborizado.

El corazón del pelinegro comenzó a latir ante aquella pregunta.

¿Que si sentía lo mismo que su Hyung?

Claro que lo hacía, y mucho más de lo que se podía imaginar.

Se acercó al mayor a pasos lentos, una vez frente a él, tomo con timidez su rostro entre sus manos haciendo que lo mirase

Acercó su rostro lentamente. Poco a poco su respiración comenzó a mezclarse con la Jungkook y sus labios se rozaban.

Y cortando toda distancia entre ellos, unió sus labios en un tierno e inocente beso; las manos de Jungkook se posaron en la pequeña cintura del pelinegro, acercandolo más a él.

No sabían el porque, pero sus labios encajaban a la perfección. Moviendo sus labios de manera lenta pero apasionada.

Pero todas la cosas buenas tienen que acabar, y esta ocasión, Jungkook perderá más.

Se separaron por la falta de aire y juntaron sus frentes.

— H-hyung... Y-yo lo a...

Una luz se hizo presente frente a ellos, deslumbrandolos a ambos, y tan pronto la luz desapareció, aparecieron dos personas que hicieron a Jimin temblar.

Es hora...

¿ME ENAMORÉ DE MI... CUPIDO?

¿𝐌𝐄 𝐄𝐍𝐀𝐌𝐎𝐑𝐄́ 𝐃𝐄 𝐌𝐈... 𝐂𝐔𝐏𝐈𝐃𝐎? ━━━ 𝗞𝗢𝗢𝗞𝗠𝗜𝗡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora