═══✶═══ 𝗦𝗖𝗔𝗡𝗗𝗔𝗟𝗢𝗨𝗦 ❝Desde que Isabelle Campbell, la gran cazadora de slytherin, se quebró el brazo las cosas no han vuelto a ser como antes y Fred Weasley, el golpeador de gryffindor; el equipo rival, lo sabía, provocando que quizás aquell...
╭══════ .✧. ══════╮ 24. EL OLOR DEL AMOR ╰══════ .✧. ══════╯
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Las teclas del piano sonaban a la par de la canción "Un caldero lleno de amor caliente y fuerte" de Celestina Warbeck. Isabelle estaba esperando a su amado mientras practicaba un poco con el instrumento. Se dejaba llevar por las fantásticas notas musicales en tanto que en el gran ventanal que había a su lado se mostraba una hermosa tarde de verano. Pero antes de terminar la melodía, un humo verde resonó en la chimenea como una explosión. Isabelle se pego el susto de su vida, pero se tranquilizo en cuanto lo vio a él, a quien tanto estaba esperando: Fred Weasley.
—Hola, Campbell—saludó, como si no hubiese explotado su chimenea.
—Wow, Fred, linda entrada.
El chico había cambiado mucho a diferencia de la última vez que lo vio. Llevaba el pelo corto, pero a pesar de que Isabelle amaba su pelo largo, no podía negar que le quedaba fantástico. Como había previsto, no vestía elegante, pero era su esencia y eso le gustaba.
—¿No me vas a abrazar?
¿Cómo no iba a hacerlo? Si Isabelle se paso todo el verano pensando en él. Se lanzó como una flecha y lo abrazo con todas sus fuerzas. Estuvo a punto de darle otro beso en la mejilla, pero no se vería muy cómodo.
—Te echaba de menos—confesó mientras apoyaba la cabeza en su hombro en medio del abrazo.
—Yo también, Isabelle. Por cierto, te ves increíble—mencionó mientras se separaba de ella.
—Tu también, me gusta mucho tu corte de pelo—halagó con normalidad a pesar de que por dentro estaba chillando de la emoción.
—Ya no soportaba más tener los pelos en la cara—comentó e Isabelle se echo a reir. Comenzó a mirar a su alrededor, mostrándose sorpresivo ante la mansión de Campbell—. Linda casa.
—¿Quieres que te la muestre? Tenemos tiempo antes de que Isla termine de preparar la merienda.
—Claro, a pesar de que no sepa quien es Isla.
—Oh, mi elfina domestica.
—Ah, ya veo—contestó mirando el piano negro de Isabelle—. No sabía que tocabas el piano.
—En realidad, nadie sabe que lo hago. Solo mi familia escucha mis melodías.
—Eso es genial, tocas bastante bien por lo que escuché.
