El Juicio Final: Duelo De Panteones

Duelo 4 (Capitulo VII): Piuke Awka.

~Mucho tiempo atrás, Durante los primeros milenios de la humanidad las Deidades solían intervenir abiertamente en la vida de éstos, su visión como seres superiores los orillaba a actuar con libre albedrío sobre las personas, esto a veces podía traerles paz y abundancia, ayudando a las civilizaciones y protegiendo a la raza humana de las amenazas que representaban no sólo ellos mismos, si no el propio mundo mitológico y mágico de las Deidades que traía a la tierra criaturas peligrosas y devastación, al principio ésta intervención estaba bien vista, y es gracias a esta que la humanidad hoy en día tendría conocimiento sobre las Deidades y religiones basadas en éstas, sin embargo, ésta libertad de las Deidades para actuar como quisiesen sobre el mundo también llevó a conflictos, dolor, destrucción y eventos espantosos en la historia del planeta, pronto, la intervención de los Dioses sobre la humanidad comenzaría a dejar de ser vistas como una virtud, y por el contrario, la humanidad comenzaría a temerle a aquella raza de seres omnipotentes, sabiendo que bastaba con que uno solo se molestara por cualquier motivo para que se avecinara el Caos al planeta, tras una serie de eventos que trajeron la catástrofe a los humanos el Consejo Santo se reuniría para finalmente tomar cartas en el asunto, por horas las Deidades líderes de los Panteones discutieron en busca de la solución, pero poco a poco la conclusión obvia se acercaba, y así fue que se tomó la decisión, el Consejo Santo habría prohibido la intervención de las Deidades en las vidas humanas,

Zeus -Dadas las pruebas que testifican como las Deidades representan un peligro latente para la raza humana, y por lo tanto, para el planeta y sus seres, el Consejo Santo, hoy Durante la Junta Celestial número 200 ha tomado la decisión de prohibir duramente la intervención Divina sobre la vida humana, nosotros las Deidades únicamente podremos intervenir en casos relacionados a nuestro mundo, o en casos extremos donde peligre toda la vida en la tierra, incluso así la decisión de ayudar a la humanidad debe de ser previamente aceptada y consensuada por el Consejo, para lo cual se convocarán reuniones especiales, de no respetarse éste decreto las Deidades acusadas se verán castigadas de mano de los lideres del Panteón al cual ésta pertenezca-

A partir de ese día, y gracias a ese decreto el mundo de la Tierra Prometida y el mundo humano se alejarían y perderían contacto, ese sería el inicio de una era donde la humanidad se vería envuelta en conflictos despiadados en los cuales las Deidades no intervendrían, y un ejemplo de ésto sería la llegada de las conquistas.
A partir de finales del siglo XV Europa daría inicio a una era de conquistas que significaría su expansión en el mundo y la muerte de millones de seres humanos, siendo uno de los continentes más afectados el continente Americano, al ver ésto las Deidades principales que regían éste sector, siendo Quetzalcoatl y Viracocha, convocarían a sus compañeros para tomar una decisión, las Deidades Mexica e Inca pretendían brindar su apoyo a los pueblos humanos que residían en el continente, sin embargo el Consejo Santo haría uso de las Nornas, entre otras Deidades relacionadas al tiempo, y lo que verían los llevó a una conclusión, los Dioses presentes verían aquel movimiento como un evento necesario e incluso imprescindible para la evolución de la humanidad, puesto a que éste sería el comienzo de un mundo moderno, dada la revelación el pedido de ayuda sería rechazado y el Consejo Santo prohibiría la intervención Divina en las conquistas, un tanto a regañadientes Quetzalcoatl y Viracocha aceptarían y les prohibirían a las Deidades de su Panteón intervenir, todos los Dioses harían caso a la orden... Todos, menos unos pocos.
Un día, entre 1550 y 1553, el Dios Viracocha se encontraría conversando con su hijo Inti en la Tierra Prometida, cuando de pronto su charla se vería interrumpida por la llegada de una Deidad,

[Ngen-Kürüf
Panteón Sudama: Dios de los Vientos].

Ngen-Kürüf -¡Viracocha, señor!... Me temo que están desobedeciendo sus ordenes-