Tomé una ducha para intentar calmar mis nervios, y vaya que el agua tibia me ayudó por completo, toda la incomodidad se fue, dejando en mi cuerpo la densa necesidad de que Robert me hiciera el amor, eso era exactamente lo que quería lograr.
Cerré la llave de aquella espaciosa ducha de paredes de cristal, para abrir la puerta de la misma y tomar una toalla para secar mi cuerpo, hasta el baño en casa de Robert era muy bello, la tina y la ducha eran obras de arte, todo lo contrario al horrible baño de mi habitación en casa del viejo.
Tomé una bata de baño y me la puse, estaba algo nervioso, tal vez era saber que por fin Robert me tomaría en su propia cama, la idea erizaba mi piel y alteraba mi cuerpo a más no poder.
Abrí la puerta del baño, topándome con la hermosa silueta de Robert acostado en su cama totalmente desnudo, mirando a través de la ventana la hermosa luna que había esa noche, cuyo brillo daba sobre el cuerpo de mi novio, haciendo que este se viera mucho más sexy de lo que ya era de por sí, una cosa bastante sorprendente en mi opinión.
En cuanto me vió salir del baño, él se sentó en la cama sonriendo coquetamente, sus mejillas se enrojecieron por completo, lo pude notar perfectamente.
— Lamento la tardanza — dije acercándome a la cama.
— ¿Disfrutaste la ducha?
— Bastante — admití parándome junto a la cama para empezar a bajarme la bata de baño, el señor Dawson se mordió el labio inferior al verme desnudo frente a él.
— Qué sexy eres — dijo mientras se sentaba al borde de la cama frente a mí, para tomarme de los glúteos y empezar a lamer mi pecho.
— ¿Debes trabajar mañana? — pregunté acariciando el cabello ajeno, sintiendo cómo mis mejillas ardían gracias a lo mucho que me estaba excitando.
— No, ¿porqué la pregunta?
— Es que... quiero extenderme — dije sonriendo coquetamente, ganándome que Robert me tomara con fuerza y me sentara en su regazo para empezar a besarme con deseo.
Nuestros jadeos sobresalían entre esos salvajes y apasionados besos, mientras Robert exploraba mi cuerpo como si fuera la primera vez, aunque no me desagradó en absoluto que lo hiciera.
Repentinamente arquee la espalda gimiendo de forma ronca, al sentir cómo invadían mi cuerpo de forma sorpresiva y muy brusca, como ya era habitual en mi novio.
— ¡Ahh, R-Robert!
— Sí — dijo empezando a morderme el cuello — Grita mi nombre.
— ¡¡Ahh, ahh, Robert!! — obedecí gimiendo como loco, mis ojos se cristalizaron de repente, por alguna extraña razón, estaba enloquecido de deseo.
Me sobresalté al sentir cómo Robert me estampaba contra la cama y se colocaba sobre mí para seguir dando fuertes estocadas contra mi cuerpo, se sentía increíble, la forma en que me miraba fascinado, no sabía si le encantaba follarme luego de días de ayuno, o si era el hecho de cogerme en su cama lo que lo tenía tan enloquecido, tal vez era una combinación exquisita de ambas cosas, porque yo también me sentía abrumado por el éxtasis.
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Amor Y Prejuicio /A.Y.A #1/ (+18)
RomanceEl amor no es siempre color de rosas como todo el mundo lo pinta, no es siempre un romance que tarda años en añejar hasta que se vuelve más puro que cualquier cosa que puedas imaginar; ese no fue mi caso, mi caso es cualquier cosa menos romántico o...