Pasé la tarde aprendiendo cómo era el trabajo en aquel local, tal vez era mi nula experiencia laboral saliendo a flote, pero tantas tareas por cumplir se me hacían pesadas, empezaba a entender porqué estaban tan faltos de personal.
El tiempo pasó de forma bastante rápida por suerte, cuando me di cuenta ya eran las 06:39 de la tarde, las personas empezaban a irse, el café cerraba a las 09:00, pero ya a las siete empezaba a quedarse solo.
— Recuerda — me decía Richard mientras caminaba con algunos platos entre manos, yo le seguía con unas tazas y cubiertos entre las mías — Trata con calma y amabilidad a las personas, así estas te traten con desprecio, ¿de acuerdo?
— Lo tendré en cuenta — dije llegando con él al mostrador y depositando las tazas en el mismo — ¿Y qué tal es la paga aquí?
— Decente, no te harás rico, pero podrás pagar la renta y comprar algo de comida.
— Suficiente para mí — dije suspirando y mirando a las personas sentadas en las mesas, recordé las tardes en las que Robert y yo íbamos a tomar café y a platicar tranquilamente, y un dolor invadió mi pecho al pensar que mi novio no me había llamado en todo el día, me fue imposible no agachar la mirada mientras suspiraba con pesadez.
— ¿Todo bien? — preguntó Richard mirándome algo extrañado.
— Sí, solo... me marea el olor del té — mentí, no quería confesar lo que me aquejaba, no quería ir por la calle llorando y quejándome porque "mi vida era difícil", que mi novio no me llamara no era tan grave, en comparación con los problemas de otras personas, eso lo sabía muy bien.
— Te entiendo, ese maldito té es un asco, no sé porqué a estos ingleses les gusta tanto — murmuró sentándose en un banco frente al mostrador y apoyando ambos brazos en el tablón de madera.
— Es más sano que el café, debes admitirlo.
— ¡Al diablo que sea sano, es un asco! — exclamó ese sujeto cínicamente, aunque sus quejas fueron frenadas al sentir cómo alguien le golpeaba la cabeza desde atrás — ¡Auch, oye!
— Deja de quejarte, pareces niña — dijo la chica con perforaciones mientras se acercaba a la caja y sacaba varios billetes de esta misma, ella me miró de reojo con algo de seriedad, seriedad que me hizo agachar apenado la mirada — ¿En verdad el señor Turner le dió trabajo a este chico? — dijo mirando a Richard atentamente.
— Lo hizo como un favor para mí, porque es mi primo — mencionó sonriendo coquetamente, la chica bufó frunciendo el ceño.
— Tú no tienes primos en Londres, Richard.
— Eso tú no lo sabes Page — respondió alzando sus hombros y levantándose de su asiento — Además Taylor ha trabajado mucho hoy, logró impresionar al jefe.
— Lo dudo — murmuró mirándome de reojo — Tiene cara de ser un niño ricachón que nunca ha trabajado, dudo mucho que logre encajar aquí.
ESTÁS LEYENDO
Amor Y Prejuicio /A.Y.A #1/ (+18)
Roman d'amourEl amor no es siempre color de rosas como todo el mundo lo pinta, no es siempre un romance que tarda años en añejar hasta que se vuelve más puro que cualquier cosa que puedas imaginar; ese no fue mi caso, mi caso es cualquier cosa menos romántico o...