Capítulo 9 - Una vida, mil recuerdos

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«Los anhelos más sinceros son los que no pierden intensidad con el paso del tiempo...»

Fullmetal Alchemist - Hiromu Arakawa


Remia, Crystel, Residencia Windsor - 4 de Junio - Año 525

—¿Todo esto por mí? —preguntó Leah, cuando al entrar a la sala pudo ver la mesa repleta de comida, algunos dulces, aperitivos y bebidas.

—Queríamos que te sintieras cómoda desde el inicio, Vlas dijo que si él tuviera que ir de visita a una casa e hicieran algo así por él se quedaría ahí para siempre —dijo Lara, riendo ante la lógica de Vlas.

—Un poco de razón tiene, digo, es muy lindo esto, me hace recordar al primer día en el que estuve en tu casa, ¿Recuerdas que compraste mi pastel favorito? —preguntó.

Lara asintió con una sonrisa, su mirada se colocó detrás de ella, y con un ligero movimiento de cabeza, le indicó que volteara, había algo detrás de ella.

—¿Fresas con crema, cierto? —preguntó Vlas acercándose a ella, con un pastel en sus manos.

—¿Es una broma, cierto? —Ella volvió su mirada hacia su madre, emocionada, ahí pudo ver a Rhys parado al lado de Lara también, ambos con una sonrisa—. Es como esa vez... —Sonrió, recordando ese día en el cual se fue a vivir con Lara, el comienzo de su nueva vida.

—Ellos me dijeron que tu este era su pastel favorito, así que fui a comprar uno en la mañana... Espero te guste —dijo Vlas.

Leah se dio la vuelta, y se acercó a él.

—Claro que me gusta, me gusta mucho —dijo ella, encontrándose con los ojos del chico, verdes como una pradera, la encantaron, y el gesto de su parte no la ayudó mucho a pensar en otra cosa. Quería darle un abrazo, no sabía por qué—. ¿Puedo darte un abrazo? —preguntó.

Vlas sonrió ante su pedido, y sin decir mucho se agachó hasta lograr dejar el pastel sobre la mesa ratona de la sala, y al volver a su posición de nuevo, abrió sus brazos. Ella no lo pensó mucho tampoco, y lo rodeó en los suyos.

—Quiero que sean novios, ya mismo —rio Rhys, casi en voz baja, procurando que sólo lo escuchara Lara.

—No seas tonto, son muy pequeños todavía... Y él... —Ella dudó. Rhys le prestó atención—. Nada... Igualmente, sí, se ven muy lindos —agregó, intentando esbozar una sonrisa.

«Es tan cálido», pensó Leah, ni siquiera notó cuando fue que se recostó en su hombro, pero si hubiera tenido vergüenza de tal accionar, se habría dado cuenta desde el instante en el cual le pidió un abrazo. Sólo se dejó llevar, podría pensar lo que hizo luego, además, era sólo una forma de agradecerle... Sólo eso.

Más tarde...

—¿Qué haces? —Rhys golpeó la puerta del cuarto de Vlas, semiabierta, él estaba sentado en la silla de su escritorio, leyendo algo.

—Oh, Zenda me pidió que revisara algunos de sus informes para las clases de ciencias, yo me encargo de los prácticos y ella los describe —explicó, dejando el manojo de hojas sobre la mesa—. ¿Necesitabas algo? —preguntó.

—En realidad... Sí. —Rhys entró a la habitación, y luego de cerrar la puerta se sentó en la cama, mirando alrededor—. Además de Zenda, ¿Hay otras cosas que me quieras contar? No lo sé, algo que haya pasado estos años, que no le hayas dicho a nadie, ya que nos pudimos contar eso hoy, creo que dejé muy en claro que puedes confiarme lo que sea —dijo.

LA LEYENDA DEL SCIRE - Di Rem-WindsorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora